Kuroo a veces era tan inteligente que daba miedo.
También podía ser estúpido, pero ahora está usando su cerebro como el buen hombre de negocios que es y por eso mismo, citó a la mismísima Alisa Haiba a su oficina.
—Buenos días, Tetsuro. ¿Por qué me citaste?
—Toma asiento. Quiero hablar contigo.
Una sonrisa despiadada y un traje que se ajusta a su cuerpo. Kuroo Tetsuro está en su papel de empresario manipulador, según Oikawa.
—¿Qué pasa?
Ni siquiera ella entiende la situación.
—Hoy, querida Alisa, es mi boda.
—¿Volviste con Kenma? —preguntó sorprendida. Kuroo negó—. ¿Qué? ¿Entonces con quién te vas a casar?
—Con él. Solo tengo que esperarlo en el altar.
—¿Te cree después de todo?
—No, claro que no. Todavía no le mando las pruebas que tengo en tu contra —Kuroo dijo sacando un sobre con documentos—. ¿Ves esto?
—Sí... ¿Qué tiene?
—Más de diez hojas demostrando lo mentirosa que eres. Tengo absolutamente todo —respondió tranquilo. Alisa frunció el ceño, tomando el sobre—. Pruebas de ADN, testificaciones de doctores falsos y reales, incluso el número de teléfono de tu marido. Felicidades, por cierto.
—Tienes que estar bromeando... —murmuró.
—No, claro que no. Tuviste el descaro de decirme en la cara que te pagaban por destruir mi familia, así que ahora también tendrás el descaro de escucharme.
—¿Qué es lo que quieres?
—¿Quién te contrató?
—¿Es realmente importante? —La mirada de Kuroo la hizo bufar—. Bien, ¿recuerdas el director de Seijoh? Bueno, él.
—¿Por qué? —Kuroo frunció el ceño.
—Porque tienes a su diamante, Tetsuro —Ella se apoyó contra el escritorio, mirándolo obvia—. ¿Qué esperabas? Tú más que nadie sabe que en el trabajo no hay amigos, mucho menos si son directores de empresas tan reconocidas como la tuya.
Kuroo lucía realmente confundido. Alisa suspiró.
—Oikawa llevó a la cima a Seijoh y cuando se fue, volvió a ser la mierda que toda la vida fue. Como si eso no fuera poco, antes de que empezara todo esto, al director le llegó la carta de renuncia de Iwaizumi.
—¿Iwa? —repitió sorprendido. Alisa asintió.
—Pensé que lo sabías. Iwaizumi Hajime dejó de estar bajo el ala de Seijoh hace tiempo. Se rumorea que se irá con Yamaguchi, o si tienes suerte, contigo. Yo diría que hará eso, tiene a Oikawa aquí —se cruzó fe brazos.
—Quizás —se encogió de hombros—. Aún así, que quede claro que eres una basura por asociarte con Seijoh e intentar tirarme abajo.
—Dinero es dinero —respondió indiferente—. Así que ahora dime qué se supone que harás conmigo sabiendo todo.
—¿Ni siquiera tienes miedo?
—No realmente. De alguna forma me las arreglaré para no quedar mal... Así que, dime. Soy todo oídos.
—Al principio pensé en decirle a todos los medios que eras una mentirosa —Kuroo dijo sincero, cobservando los papeles—. Incluso pensé que arruinar tu carrera sería lo mejor después de tantos escándalos.
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Beneficio Mutuo | Kuroken
Fanfiction-Tú... eres muy lindo. El desconocido parpadeó. La mirada cansada de un chico de veintitrés años cruzándose con la sorprendida y quizás divertida de un hombre que parece de veinticinco. Traje negro, corbata roja, cabello azabache y otra vez una mira...