Capítulo 9

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—¡No me gusta!

—No seas malagradecido, Akinori.

Kenma reprocha, quitándole el puchero de sus labios con una mirada. El niño resopla y mira a Kuroo, quien tiene una mirada sorprendida.

—¡Pero yo la quiero en verde!

—Solo hay en amarilla.

—¡Kuro!

Hace un berrinche, mirando a su «segundo padre» en busca de auxilio. Kuroo no sabe qué hacer porque tranquilamente podría hablar con los encargados del local, sonreír y decirle que le traigan una bendita camiseta verde, pero eso significaría desautorizar a Kenma y por alguna razón, tiene miedo de ser igual de reprochado.

—Compórtate, Akinori, porque si no no saldremos más y te quedarás sin todos los regalos que tenemos hoy para ti.

Lo amenaza señalándolo. El niño detiene su berrinche al instante.

Kuroo parece suspirar tranquilo.

Kenma lo mira.

—Terminamos en este local, en serio.

Las horas siguen pasando mientras ellos están en la ciudad y el baúl de la camioneta de Kuroo está lleno. Kenma quiere morir por eso pero al pelinegro no le importa realmente.

Terminan jugando al fútbol y al vóley en un parque. Kenma claramente está sentado sobre una manta mientras los dos restantes coreen y gritan jugando. Kuroo incluso llega a caerse y él ríe viendo a su hijo tirarse sobre él, haciéndole cosquillas. Parecen padre e hijo.

—¿Me puedes explicar quién es ese niño y quién es la persona que te está mirando, Tetsuro?

Saltamos al otro día donde Oikawa tira una revista contra la mesa. Kuroo y Kenma recién están empezando a desayunar, con caras largas y adormiladas. Su energía ha sido completamente consumida por Akinori.

Kenma toma la revista y mira la portada. «Kuroo Tetsuro y ¿Su nueva familia?» escrito en rojo y grande, con una foto del pelinegro en el suelo con Akinori molestándolo. Se ve a Kenma pero nadie debería saber que es él porque tiene una capucha y su rostro ni llega a verse. Aún así se enoja por como violaron su privacidad.

—Ese niño es...

—Mi hijo —Kenma responde alzando la mirada enojado. Kuroo lo mira confundido y Oikawa se sorprende—. Mi hijo está en la portada de una revista de mierda y tú me dijiste —miró a Kuroo— que los paparazzis se pagan.

—No, no. Oye, no lo malinterpretes.

—¿Por eso salimos todo el día? —Kenma realmente está enojado. Oikawa, de repente, se siente incómodo—. ¿Querías llamar la atención para, seguramente, tener más ventas?

—No, ¡claro que no! —Kuroo niega rápidamente—. Mira, hay paparazzis que se pagan y otros que no. Esta revista es de chimento puro, no tengo nada que ver. Y no llevé a tu hijo para exponerlo de tal forma; te hubiera preguntado si lo quisiera haber hecho y lo sabes. Me conoces.

Kenma bufa y observa la portada otra vez.

—¿Tú eres el de la foto? —Oikawa pregunta. Kenma asiente leyendo otra vez el título—. ¿Y tienes un hijo?

—El plan era no decírtelo pero estoy enojado —Regresó su vista a un avergonzado Kuroo—. ¿Podrías llamar a la revista y pedir que eliminen esto?

—No. Ya ha sido publicado y como si fuera poco, no hay fotos que muestren directamente el rostro de Akinori o el tuyo —Kuroo suspiró—. Tu privacidad no fue violada pero tampoco podemos hacer algo como para pararlo.

Beneficio Mutuo | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora