Capítulo 17

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Con su cabeza ladeada y una mirada confundida, Kuroo observaba a Kenma caminar con ropa de otro diseñador. La prueba de vestuario para una sesión de fotos de otra marca indicaba que Oikawa no podía controlarlo, así que el castaño estaba sentado a su lado de brazos cruzados y moviendo su pierna histéricamente.

Pero a Kuroo no le importa. En su cabeza no hay lugar para preocuparse por el mal humor de su mejor amigo, no cuando intenta comprender por qué le gusta a Kenma.

No tiene problema con que un hombre esté enamorado de él. Es más, él mismo ha tenido varios intentos de amores con personas de su mismo sexo. Sin embargo, lo que no logra entender completamente es por qué alguien como Kenma se fijaría justamente en él. Teniendo a Oikawa, a Kageyama, a Terushima y a Suna, ¿Por qué él?

¿Y qué se supone que debería hacer? Kenma no es un hombre que acaba de conocer. No puede llevárselo a la cama y después olvidarse de él. ¡Kuroo es como el otro padre de su hijo! ¡Y legalmente! Hasta que Kenma no le diga que no lo quiere en la vida de Akinori, él tendrá que hacerse cargo por simple cuestión moral. No quiere saber que hay un niño en el mundo con su apellido y él no se hace cargo y tampoco le convendría porque la televisión sabe de ellos, aunque él haya dejado en claro que es solo una teoría. Para la farándula, Akinori no tiene su apellido. Pero para su círculo cercano, sí.

Pero eso no tiene nada en común con la razón de por qué a Kenma le gusta.

¿O sí?

Más de una vez Kuroo ha dejado que gente entre a su vida, se enamore y lo utilice. Más de una vez ha gastado en esas personas y lo han abandonado. ¿Y qué lo hace distinto a Kenma? Nada. No lo conoce realmente. O bueno, sí lo hace, técnicamente. Sin embargo, pueden pasar años para saber si solo lo ama por ser él o realmente lo ama por su bolsillo.

¿Fueron sus sonrisas las que aceleraron su corazón o la forma en la que cuidó a su hijo? Kuroo ha pagado tantas cosas por aquella pequeña familia y por poco no vive con ellos. ¿Qué tal si Kenma solo está confundido? Porque él piensa que podría estarlo ya que Kuroo llegó de la nada y adoptó a su hijo como si fuera suyo: Lo va a buscar a la escuela, lo ayuda con su tarea, lo lleva al parque y se preocupa por él. ¿Qué tal si Kenma solo se enamoró de él porque por fin encontró a alguien que acepta a su hijo?

—¿Por qué me miras tanto?

Kuroo se sobresalta y alza la mirada, encontrándose con el actual dueño de sus pensamientos. Su cabello rubio suelto, su rostro maquillado con brillos y ropa bastante llamativa lo hacen sonreír suavemente.

—Estaba pensando y me distraje viéndote.

Oikawa lo miró de reojo.

—¿En qué pensabas? —Kenma preguntó otra vez.

—En tu familia.

—¿Qué hay con ella?

—Solo tenía curiosidad. Me gustaría saber de tus padres y todo eso —mintió. Kenma se encogió de hombros.

—Es como si estuvieran muertos, pero están vivos.

Y volvió a alejarse, quizás un poco afectado. Kuroo frunció su ceño y miró a Oikawa, quién le dió un puñetazo en brazo.

—¿¡Por qué me pegas!?

—¡Porque esas preguntas no se hacen! —Oikawa se quejó en un susurro—. Por algo Kenma no habla de su familia, ¿No crees?

—Solo quería saber...

—Pregúntale sobre el clima o sobre su hijo. No de esas cosas. Repito, por algo no lo hace.

Si bien Kuroo antes no tenía curiosidad sobre la familia de Kenma, ahora sí la tenía.

Por eso, cuando estaban en su casa y Akinori terminaba de pintar los dibujos de animales que su maestra le había dado, Kuroo lo observaba ir y venir ordenando los juguetes que el niño había dejado en el suelo.

Beneficio Mutuo | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora