La noche podría haber sido divertida.
Kenma, Kuroo y Oikawa podrían haber salido a beber a un bar. Quizás y con suerte, el cliché en la vida de Kenma aparecía una vez más y Kuroo borracho terminaba besándolo.
Pero nunca nada pasó.
Más bien, Kenma se encontraba corriendo por la casa con Akinori ardiendo en fiebre.
—Cariño, ya viene Kuroo y te llevamos al hospital. ¿Bien? —preguntó arrodillándose frente a él en el sofá.
Akinori lo miraba con los ojos llenos de lágrimas, respirando agitado y con su rostro ardiendo. La toalla con agua fría en su frente parecía no ayudar en nada.
Ni siquiera sabía en qué momento había explotado en fiebre su bebé y quería llorar. En su increíble inexperiencia, Kenma se desesperaba más porque no sabía qué hacer y Shoyo no contestaba sus llamadas, así que se ponía peor. El pelinaranja probablemente sabía cómo tratarlo.
El reloj marcaba las once y media de la noche, treinta minutos atrás se supone que iban a estar reunidos en un bar, bebiendo cervezas y probablemente hablando de estupideces, olvidando que son tres adultos responsables con trabajos muy estresantes.
—¡Kenma, ya estoy aquí!
Después de acariciar suavemente su mejilla, se levantó y corrió a la puerta, encontrándose con el pelinegro pálido.
—¡Akinori!
No le importó ver el rostro preocupado de Kenma ni sus ojos suplicantes, Kuroo pasó completamente de él y entró a la casa, llegando al sofá y tomando entre sus brazos al niño, quien tosió sosteniéndose de su cuello.
—Ya estoy aquí, campeón. Nos vamos directamente al hospital.
Akinori se sentía muy débil para contestar.
Kuroo salió de la casa y Kenma lo siguió tomando sus abrigos, temblando al ver al hombre caminar rápidamente a su camioneta. Una vez se subieron, Kuroo comenzó a conducir.
—Necesitas un auto.
—No, no empieces.
—Kenma, ¿qué pasaría si estoy en otro país y Nori vuelve a enfermarse? —preguntó molesto, sin dejar de mirar al frente—. ¿Qué harías? ¿Caminarías una hora y media al hospital? Porque no queda cerca.
—Estoy ahorrando para tener un auto, no-
—No necesitas ahorrar, tengo cinco sin usar —Kuroo lo miró fugazmente—. Usa ese dinero en Akinori y en ti.
—Me niego.
—Dejen de pelear.
Akinori se quejó entre tos. Kenma se dio vuelta y lo miró.
—No estamos peleando. Tranquilo —sonrió. Nori negó con el ceño fruncido, tapando su boca con sus manos.
—Sí lo están —jadeó—. Basta.
—Está bien, está bien. No lo haremos más.
Kuroo habló intentando sonar divertido. Akinori, satisfecho, asintió.
Al llegar al hospital, el pelinegro se encargó de tomarlo en brazos y entraron, con la chaqueta de Akinori sobre la espalda de este.
—Oh, s-señor Kuroo... ¿Qué-
—Necesito un turno de urgencia para nuestro hijo —Kenma dijo interrumpiendo a la mujer. Kuroo asintió y ella hizo caso omiso, tomando el teléfono—. Y rápido, por favor.
No pasaron ni diez segundos y ya dos médicos se encontraban caminando rápidamente hacia ellos.
—Consultorio cinco, por favor.
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Beneficio Mutuo | Kuroken
Fanfiction-Tú... eres muy lindo. El desconocido parpadeó. La mirada cansada de un chico de veintitrés años cruzándose con la sorprendida y quizás divertida de un hombre que parece de veinticinco. Traje negro, corbata roja, cabello azabache y otra vez una mira...