8

2.7K 199 19
                                    

Crystal Frost/ Arin Drakon

Crystal Frost

-¿Y bien?

Parpadeé, volviendo a la realidad y lo miré confundida, pareció haberme entendido, por lo que a continuación dijo:

-Lo de la ayuda. ¿Qué si necesitas que te ayude?

-Sí, por favor.- La respiración me faltaba y solo iba a aguantar unos metros más hasta que mi cuerpo me traicionara y no pudiera volver a moverme.

En un rápido salto bajó del unicornio blanco y sin decir nada más me agarró de la cintura, con bastante fuerza- para un cuerpo tan delgado- me subió encima del animal y se colocó delante. Cuando empezó a trotar sin avisar, solté un pequeño grito y lo rodeé con un brazo para no caerme.

-Para.- lo frené- Estamos yendo en dirección contraria, mi dragona.

No me respondió, simplemente alternaba su ojo entre la dirección que señalaba y mi cara. Con lo que me pareció ser un suspiro, obligó al animal dar media vuelta y empezó a dirigirse hacia el lugar indicado. Los rayos del sol y el golpe que me había dado, estaban consiguiendo debilitarme. Sin quererlo, apoyé la frente en su espalda. Noté su respiración por unos segundos, pero no le presté atención. Debía de mantenerme cuerda hasta que encontrásemos a Erela y me asegurara que nada le había pasado.

-Ahí está.

Levanté la mirada tan rápido que tuve que acostumbrarme de nuevo a la luz del espacio. Erela yacía en el suelo con los ojos cerrados y algo en mí se encogió. Me bajé del unicornio sin importarme qué aún no hubiera frenado y corrí como pude hacia ella.

-Joder, princesa, no hagas eso. Es una trampa.

No pude entender lo que decía el chico hasta que noté su cuerpo encima del mío derribándomelo al suelo. Perdí la vista de todo mientras escuchaba el grito más aterrador que jamás había presenciado.

━━━━━━✧♛✧━━━━━━

Arin Drakon

-Está buena.

-No hables así.-le recriminé.

-Oye, que tengo ojos, ¿sabes?

-Alexander, cállate.

-Lo que tu me digas, bebé .

Gruñí ante el patético apodo, pero no dije nada. Desde luego, aquel viaje había sido horrible. Habíamos venido a Prædictasville a ver como seguía el río. En el momento en el que una hada había muerto tuve que intervenir. Mandé a expertos a que desinfectaran el río y ayudé a las familias a llevar a cabo el funeral. Estaba agotado físicamente, y estaba a punto de perder la cabeza con el parloteo de Alexander. No se callaba ni mientras comía. Adoraba una buena conversación, sin embargo, odiaba las charlas sin sentido. Y mi mejor amigo era la personificación de <<Sin sentido>>. Desde que habíamos llegado a la pequeña cabaña que nos habían preparado para descansar, no había cerrado la boca ni un solo segundo, que si tu mujer no sé qué, que si tiene amigas como ellas, que le apetecía una buena noche e infinidades de cosas que fingí escuchar.

Y sin quererlo y por culpa de Hastings, viajé mis pensamientos hacia cierta mujer que se encontraba en mi casa. En el momento en el que la vi con Erela supe que iba a querer conocerla, y por alguna extraña razón, dejé que se acercara a ella durante estos días. Iba a estar sola, Espelth no era una gran condensadora, y los guardias jamás hablarían con ella si yo no lo permitía o si no me encontraba delante. Sentí un cojín golpearme la cara.

Frozen flames.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora