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Lean la notita del final...

Maratón 5/5

Crystal Frost

-Cuídate. Si pasa algo, solo concéntrate en darle las indicaciones a Aquilo. Los dragones son muy inteligentes, sentirá el peligro en tu llamamiento y hará lo posible para rescatarte.

-Lo sé, no te preocupes. Todo irá como acordamos-dejé un corto beso en sus labios.

-Te echaré de menos.

-Y yo a ti Arin, pero solo serán cinco días.

-Si algo te pasa no pienso aguantar cinco días. Te estoy avisando. Si Aquilo aparece aquí alterado, esta misma noche vuelvo a palacio, a mi verdadera casa.

-No puedes hacer eso, no sabemos cuál es la situación. Entrar a palacio sería un suicidio.

-Arin.-lo llamé su mejor amigo.- Debe marcharse ya, acaba con lo que estabas haciendo.

Arin asintió y volvió a arrancar la hierba del suelo y me la restregó por la cara. Si volvía a palacio limpia y bien aseada, nadie creería que habría estado secuestrada. Me volví a poner la ropa negra con la que salí de noche. Mientras yo removía mi pelo despenándolo, Arin se encargó de romperme la tela de la ropa y ensuciarme con hierba el cuerpo entero. Sonreí, mientras veía como se acercaba a mí, lo corté y le dije:

-Estoy sucia.

-Sigues siendo preciosa.- me besó.- Cuídate, por favor.

Asentí mientras con una sonrisa me despedía de ambos. Dejé un pequeño beso en la cabeza de Frosty y me subí encima de Aquilo.

Vi como nos alejábamos de ellos y se volvían una figura diminuta. Suspiré aprovechando el vuelo para ordenar mis pensamientos y sentimientos. La declaración de Arin aún seguía repitiéndose en mi mente. Nadie me había dicho palabras similares, ni había conseguido el efecto que habían causado en mí. Arin y yo habíamos estado obligados a casarnos aun cuando al principio teníamos nuestras diferencias, las cosas de un momento a otro cambiaron. La frustración y el odio cambiaron a admiración y un sentimiento que aún no me atrevía a nombrar.

¿Podría lo nuestro funcionar?

Dejé a Aquilo cuando nos acercamos a palacio y continué el camino a pie. Los guardias me apuntaron, pero al distinguir mi figura, corrieron hacia mí y me ayudaron. Fui llevada rápidamente a la sala principal. Once llegó asustada, la pobre tampoco sabía que Arin me había secuestrado.

-Crystal, ¿qué ha pasado?

Dirigí la mirada a los hombres que había en casa. Brujos. ¿Qué hacían aquí? Fruncí el ceño y me giré de vuelta hacia mi amiga.

-Estoy bien. ¿Qué hacen aquí?

-¡Crystal!-la voz enfadada de Kael me hizo dar un brinco del susto.

-K-Kael.-dije fingiendo cansancio.

-¿Dónde has estado?

Analicé la situación. La cara furiosa de Kael me daba entender que no estaba preocupado, por lo que sabía que no había sido secuestrada. Once bajó la mirada y la fila de brujos esperaban ansiosamente mi respuesta.

-¿Me secuestran y esto es lo primero que me dices?.-pregunté con la voz rota.

-Mientes.-dijo sin bajar de las escaleras. Sus ojos me atravesaban el alma entera.

-¿Cómo?

-Los brujos me han ayudado a buscarte. Me han dicho que has estado con Arin.

-¿Con Arin?-pregunté ofendida.- Mira como vengo, ¿crees que Arin me haría daño y me dejaría así? Está enamorado de mí.

-Yo lo estoy aún más.

-Me da igual quién lo esté, la cosa es que no estaba con él. No tendría que haberme secuestrado para irme con él.

-Crystal...-la advertencia en su voz era clara.

-Señor-dijo uno de los brujos.- Ella está mintiendo, la magia nunca se equivoca.

-¿Vas a creerles a los asesinos de tu padre? Te recuerdo que hace menos de dos días estabas matándolos.

La cara de Kael era un poema. La duda se reflejaba en ella y alternaba la mirada entre mí y los brujos. Se había vuelto a aliar con ellos, no era nadie solo. Necesitaba su fuerza. Noté que no llevaba el collar y supe que Once había acatado mi orden. Destruirlo. Fuera lo que fuera; era lo que le daba la confianza a Kael.

-¡No sé a quién creer! La magia nunca miente, pero quiero creerte.

-Señor. Ella es una traidora. Está jugando con su mente. Lo está manipulando.

-Es él quien te está manipulando.

-Debería morir. Llevarla a la guillotina como a todos los traidores.

-No tienes ni idea de quién soy yo. Muéstrale un respeto a tu reina.-grité enfurecida.

Ellos siguieron reclamando que yo debía morir por traidora y yo seguí llevándoles la contraria.

-Usted no lo ama. Lo está usando para volver con Arin. Los hemos visto juntos.

Aquella frase resonó en toda la sala e hizo que Kael cambiara su expresión. Sus nudillos se volvieron blancos de la fuerza con la que se agarraba y sus ojos brillaron más de lo normal.

-Ella es mía. Y nadie me la va a quitar. Ni siquiera Arin. ¡Guardias; enciérrenla donde nadie pueda verla solo yo! Nadie va a poder tocarla, nadie la verá y nadie respirará cerca de ella. Crystal es mía.

Los guardias se acercaron con la orden clara. Yo me asusté y Once imitó mi acción, ella no podía hacer nada, pero yo sí.

-Kael.-grité asustada.- Esto es innecesario. No trates de usar tus poderes, los brujos te bloquearán antes de que lo intentes y será doloroso.

Busqué ayuda con la mirada en Once. Ella movió los dedos dándome a entender que podía usar su magia. Yo negué con la cabeza. Eran bastantes, nos aplastarían antes de que empezáramos.

Los guardias se colocaron a mis lados y me agarraron de los brazos. Intenté zafarme de ellos bajo la mirada de Kael, pero no pude. Gruñí al notar lo fuerte que me apretaban haciéndome daño. Kael no cambiaba su expresión y no cambiaba su opinión. Fui arrastrada por los guardias bajo la sonrisa de los brujos y con mis gritos.

-Kael, vas a desear jamás conocerme. Arin Drakon tiene más huevos que tú. Y estoy enamorada de él, jamás podría amar a un monstruo como tú. - No sé si mis palabras le llegaron, pues los guardias ya me habían alejado.

Fui llevada por los guardias a través de oscuros pasillos hasta una mazmorra que desconocía por completo. Mis pasos resonaban en el silencio, mientras el corazón latía con ansiedad en mi pecho. La incertidumbre se apoderó de mí mientras me adentraba en aquel sombrío lugar.

La puerta se cerró detrás de mí con un estruendo, dejándome sumida en la oscuridad. Mis ojos se esforzaron por adaptarse a la falta de luz, pero solo lograban distinguir sombras y formas indefinidas a mi alrededor.

Pasé mis dedos por la pared. No había ni una simple ventana. Maldecí y grité buscando ayuda; nunca llegó. O no me escuchaban o no querían hacerlo.

No había tenido en cuenta otra posible negociación entre Kael y los brujos. No había pensado en que podrían usar sus poderes para localizarme. Tampoco había tenido en cuenta que Arin me secuestraría.

Aún nos faltaban cinco días para que pudieras cumplir mi plan. Once y yo nos encargaríamos de la situación en palacio. Distraeríamos a Kael mientras Arin y Alexander se encargarían de burlar la seguridad de palacio y buscar los papeles que confirmaban que Kael era el rey. Intentarían anularlo mostrándole al país que no había muerto. Y que el parlamento y los guardias estaban hechizados. Todos atacarían a los brujos.

La advertencia que Arin me había dado rondaba por mi mente. Me senté abrazando mis rodillas. No podía darme el lujo de dudar de la palabra de Kael. No podía pasar tiempo aquí. El tiempo corría en mi contra y en contra de la vida de todos.

Me concentré en llamar Aquilo y pedirle que viniera. Centré todas mis fuerzas en ello y me sorprendí al escuchar un rugido dentro de mi cabeza.

Me había escuchado.

Suspiré orgullosa. Solo era cuestión de tiempo que Aquilo apareciera. Aún no sabía de qué serviría, pero me negaba a arriesgar la vida de Arin. Los pasos de los guardias se hacían presentes, indicándome que tenía varios rodeando la puerta. Escuché la voz de Once pidiendo permiso para entrar, pero se lo negaron.

Volví a gritar, tanto que temí dañarme la garganta. Los guardias eran bastante fieles a las órdenes que les habían dado. Me rendí. Justo cuando quise sentarme otra vez, un estruendo hizo que el castillo temblara entero y que yo cayera directamente al suelo.

¿Un terremoto? No era posible.

Los guardias empezaron a murmurar cosas que no logré entender cuando otro golpe hizo que la mazmorra temblara y cayeran pequeñas piedras. Yo grité asustada mientras intentaba taparme la cabeza.

-¡Un dragón!-escuché que gritaron.

Mis ojos se abrieron con sorpresa. Era Aquilo, estaba segura. Habría notado el desespero en mi llamada- como Arin me había dicho- y estaba buscando la manera de sacarme de aquí, aún teniendo que destruir palacio.

-Hay que matarlo.

El rugido de Aquilo me puso en alerta. No podía ver que le estaba pasando, por lo que no sabía si le estaban atacando. No quería que saliese herido. Me sentí desesperada e intenté con todas mis fuerzas derribar la puerta. Primero con mi magia y luego empujando con mi cuerpo. Nada funciono. Seguía escuchando los rugidos y como más guardias caminaban en su dirección.

Me dejé caer e intenté conectar con Aquilo. No me gustaba la opción, pero no podía hacerlo yo sola. Lo necesitaba a él. Cerré los ojos y repetí bastantes veces la misma frase, con la esperanza de que mi dragón lo entendiera y abandonara este lugar.

Déjame aquí y ve en busca de Arin.

Déjame aquí y ve en busca de Arin.

Déjame aquí y ve en busca de Arin.

Déjame aquí y ve en busca de Arin.



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Hasta aquí la maratón! Quedan menos de 15 capítulos para el final. Mi decisión es subir otra maratón, quizás vaya publicando capítulos de tres en tres, asi no tenéis que esperar tanto.

No olviden VOTAR, es importante para mí.  Y si quieren saber los adelantos de los capítulos, mi twitter: th3ycallmemanal y mi instagram: they.callmemanal

Un beso

💋

Frozen flames.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora