39

1.3K 120 4
                                    

Lean el final de este capítulo para saber más sobre el final de la historia.

Crystal Frost

Bajé las escaleras y cogí la poca ropa que tenía. Alexander se había encargado de traernos lo básico después de haber abandonado palacio. Me lo encontré en la cocina, él sabía mi decisión, se la había comentado antes y la entendía perfectamente y me apoyaba. Cuando me vio solo asintió y me hizo prometer que me me mantendría en contacto con él. Que en cualquier momento y a cualquier hora, él vendría a por mi si yo lo deseaba.

Once se encontraba fuera de casa y frunció el ceño cuando me vio salir con la bolsa en la mano.

-¿Es para tirar?

-No.-dije firme.-Es mi ropa. Me voy a ir Once.

-¿Qué te vas a ir? ¿Porqué?

-Porque es lo que necesito ahora mismo. Un responsable. Un descanso, llámalo como quieras pero no puedo sentarme aquí y empezar una relación con Arin cuando no me siento bien.

-Entiendo. -dijo arrastrando las palabras. - ¿Volverás?

-Claro que sí, soy la reina.-comenté riéndome.

Ella imitó mi gesto y dijo que me echaría de menos. Me acerqué y la abracé. Era más que una empleada para mí, había sido un pilar en el que apoyarme y era mi amiga. Alexander tenía razón, así que nombré la petición de él.

-Estás despedida.

Ella rompió el abrazo y me miró confusa.

-¿Qué?-Los nervios comenzaron a atacarla y le cogí de las manos.

-Ese no es tu lugar. Eres demasiado joven.- Y era verdad, a penas llegaba a los veintiuno.- Quiero que tengas la oportunidad de vivir tu vida, de experimentar y explorar el mundo - le expliqué. - No quiero que te quedes aquí, atrapada en el papel de mi empleada. Eres joven y talentosa, mereces mucho más que eso.

-Pero... no sé qué hacer,  - balbuceó Once. - Lo único que he hecho ha sido trabajar para el rey, no conozco otra cosa.

-Entonces es el momento perfecto para descubrirlo - le dije con suavidad. - Puedes tomar un tiempo para ti misma, para pensar en lo que realmente quieres hacer en la vida. Tal vez puedas perseguir tus sueños, estudiar algo que te apasione o simplemente explorar nuevas oportunidades. O quedarte con el imbécil que nos está espiando-ambas dirigimos la mirada hacia la ventana de la casa viendo como Alex intentaba esconderse.- y descubrir nuevas sensaciones.

Once soltó una pequeña risa y sus mejillas se tiñeron de un dulce color carmesí. Sus emociones eran demasiado claras. Aún era joven y no había experimentado nada anteriormente, eso lo hacía tan inocente y tan pura que me hizo sonreír. Volví a abrazarla antes de acercarme a Erela y Aquilo, quienes intuían que se iban a separar.

Cogí a Frosty entre brazos y dejé un pequeño beso en su cabeza mientras lo acercaba a mi pecho. Con la mente avisé a Aquilo de que debíamos de irnos y dejé el momento de intimidad entre los dragones, me parecía irónico, pero sonreí al ver como ambos soplaban y creaban un pequeño corazón de llamas y de hielo.

Me subí encima de Aquilo y saludé a Once, Arin no había salido. 

Una vez que Aquilo y yo estábamos listos, despegamos hacia el cielo nocturno. El viento acariciaba mi rostro mientras nos elevábamos en el aire. Sentí una mezcla de emociones dentro de mí, pero sabía que esta era la decisión correcta. Necesitaba tiempo para sanar y encontrarme a mí misma antes de enfrentar cualquier otra relación.

Durante el vuelo, miré a Frosty, que estaba cómodamente recostado en mi regazo, y sonreí. Era el mejor regalo que pude haber tenido durante ese infierno. Mi pecho se aceleró cuando comencé a ver el hielo de Glaciesville. Aquilo también rugió y Frosty se impacientó en mi regazo.

Frozen flames.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora