Crystal Frost
-¿Saben lo que tienen que hacer?-susurré. Once asintió.
-Les he dejado una lista muy clara con instrucciones. Deberían haberlo hecho ya.
Soplé e intenté controlarme. El día anterior habíamos rescatado a Arin, yo había vuelto antes de que Kael despertara y me ocupé de sus heridas durante todo el día, no sospechó de mí en ningún momento. Cuando se dio cuenta de la ausencia de Once, mentí diciendo que había salido en busca de medicinas para él.
A pesar de que había pasado un día entero, aún sentía la calidez de los labios de Arin sobre los míos. Kael entró en el salón robándose todos mis pensamientos. Caminaba rígido y con las manos entrelazadas detrás de él.
Lo sabía. El plan seguía funcionando.
Once había desaparecido como acordamos. Solo estábamos nosotros dos. Y mi plan de por medio.
-¿Estás mejor?-di dos golpes en la cama dándole a entender que quería que se sentara conmigo.
Los moretones aún seguían en su cuerpo recordando el ataque que había sufrido. No me había hablado del tema, pero estaba segura de que habían sido los brujos. Cuando vi que no respondió me acerqué a él e intenté acariciarle la mejilla. Su mano impidió que lo tocara y con bastante fuerza me empujó haciendo que cayera sobre la cama.
Definitivamente Arin y Alexander habían cumplido con su parte.
-¿Qué pasa?-pregunté lo más inocente que pude.
-Hay un maldito rumor por todo el país diciendo que Arin no está muerto. Alguien asegura haberlo visto.
Kael me miró con furia en los ojos, su expresión dura y su mandíbula tensa. Sabía que esto podría complicar las cosas, pero tenía que mantener la compostura.
-¿Un rumor? ¿Y quién se encargaría de difundir algo así? -respondí, intentando disimular mi preocupación.
-No lo sé, pero mis soldados han ido a revisar el lugar donde esta encerrado Arin.-hizo una pequeña pausa.- Y misteriosamente no está. No queda nada, no está ni si quiera el palacio de hielo. Ha escapado.
-¿Cómo es que ha escapado?-pregunté fingiendo sorpresa.
Kael se acercó hacia mí, su rostro a centímetros del mío, y sus ojos me penetraron con una intensidad abrasadora.
-Lo que no entiendo es cómo este "rumor" se propaga justo cuando Arin ha desaparecido. Y no puedo evitar pensar que tú tienes algo que ver en todo esto.
Mi corazón se aceleró ante su furia y su incredulidad. Tenía que encontrar una manera de hacerle creer en mi inocencia y salvar nuestro plan.
-Kael, te juro que no tengo nada que ver en la fuga de Arin. ¿Cómo podría haberme escapado yo de palacio sin que los guardias lo supiesen? No tiene sentido. Yo no he sido, debes creerme.
-Quiero creerte Crystal, pero eres de las pocas personas que conocían su paradero.
-Estuve toda la noche cuidando de ti. -dije ofendida por la acusación.- Me estoy intentando abrir para que nuestro matrimonio funcione, y esto es lo que recibo de tu parte. Una acusación sin argumentos en mi contra en el primer problema que pasa.
Vi como relajaba su rostro y sus cejas se curvaban. Me levanté mirándole con rabia y salí de mi habitación. Bajé las escaleras a pesar de que Kael estaba detrás mío siguiéndome y gritando mi nombre.
Continué avanzando, decidida a alejarme de la tensión y de sus acusaciones infundadas. Sentía la rabia arder en mi interior, pero no por las acusaciones- que eran realmente ciertas- si no por todo lo que había pasado. Por verles las caras a los hombres que estaban haciendo de mi vida un infierno y que me habían alejado de Arin.
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Frozen flames.
FantasyTodos sabemos que el hielo y el fuego son elementos totalmente opuestos, y también sabemos que los polos opuestos se atraen... Controlador, temido y ardiente son los adjetivos que describen a Arin Drakon, el rey de Pyrotia. Sabía que como deber de u...