Capítulo 93

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Intenté levantarme, pero inmediatamente sus pies me lo impidieron. Hervía de rabia al no poder hacerles frente y rendirme de manera tan fácil, sus risas se oían estridentes por toda la calle, pues nadie más se hallaba cerca.

—¡Jay! —Entonces un grito se oyó bastante cerca de donde nosotros nos encontrábamos. Todos sus golpes se detuvieron, porque su atención se posó sobre los demás individuos que se acercaban.

—¿Qué haces aquí? —Respondió Jay, el estúpido hijo de puta.

A duras penas levanté la cabeza para observar lo que estaba sucediendo y divisé a Jojo, acompañado de varios chicos que lucían refunfuñones observando todo el espectáculo.

—¿Por qué golpeas a mi amigo? —Preguntó Jojocon seriedad y Jay me miró de reojo, como temiendo haber hecho algo malo.

—¿Este cabrón es tu amigo?

¡Sí! ¡sí! Soy su mejor amigo, best friends forever, dios mío. ¡Ayuda!

—Sí. —Jojo tronó sus dedos de manera ruidosa y los demás repitieron lo mismo.— ¿No crees que es cobarde seis contra uno?

—Jojo... es que yo...

—¡A pelear! —Gritó Jojo y todos corrieron gritando como locos contra los demás que parecían querer huir, pero se detuvieron ahí, levantando los puños.

Yo me arrastré lejos del lugar, porque todos comenzaron a golpearse de manera brutal, juraba oír cómo sus huesos sonaban con cada golpiza. Yo


me levanté a duras penas, hasta conseguir equilibrio con la pared y luego salté sobre el grupo de pelea, llegando a la espalda del tal Jay, a quién ahorqué con los brazos, evitando que pudiera golpear a mis amigos, porque desde ahora lo serían, ¡claro que sí!

Después de algunos minutos de forcejeo, él se liberó de mi agarre y yo caí de espaldas sobre el piso. Me sentí animado al ver que la pelea no iba mal, que incluso podíamos vencer, así que con una sonrisa en los labios, notando que algo de sangre corría por mi mandíbula, volví a saltar sobre otra espalda e hice el mismo proceso, impidiendo que otro chico del bando contrario se moviera. Parecía un royal rumble en vivo.

Fue cuestión de veinte minutos más, donde todos terminamos cansados y lo suficientemente golpeados como para no movernos por un mes. Las risas inundaron el silencio en la calle, eran las nuestras, sí, porque todo me parecía gracioso, tal vez me golpearon la cabeza, sí.

—Gran pelea, Jay. —Susurró Jojo bastante cansado, pero manteniendo una sonrisa en los labios.

—Vaya que sí, Jojo. —Respondió el mencionado, arrastrándose hasta la pared para poder pararse.

Lentamente hicimos lo mismo, arrastrándonos hasta la pared y poniéndonos de pie. Sentía que iba a morirme, aunque no había golpeado a nadie como se debe.

—Vamos al Este. —Sugirió Jay con entusiasmo, cosa que no entendí a totalidad. Jojo asintió y todos comenzaron a caminar, unos apoyándose en otros.

Yo me quedé algo perdido, ¿así le llaman al hospital aquí?


Uno de los amigos de Jojo me ayudó a caminar ofreciéndome su hombro para que me recargara en él y emprendimos camino, ¿no que éramos enemigos? ¿Por qué todos estaban tan cantantes caminando a... el hospital?

Cruzamos la esquina del restaurante y avanzamos dos cuadras más hasta internarnos en otro callejón que tenía una puerta semi abierta de la cual destellaba luz y salía música a todo volumen. No sabía qué hacíamos ahí, pero yo quería sentarme y desmayarme en paz, así que les seguí sin añadir nada más y cuando ingresamos al lugar me di cuenta de que era un bar.

El cantinero se alegró mucho al verlos y ordenó la mesa más larga para nosotros, a un costado de la barra, creí que todos se alarmarían al vernos de esa manera, bastante ensangrentados, pero nadie se volteó ni por curiosidad. En el momento en que tomé asiento, me desparramé sobre mi lugar, inhalando y exhalando el aire pesado. Jay pidió lo de 'siempre' y rogaba que no fuera veneno.

—¿Qué onda traes con mi amigo? —Preguntó Jojo y Jay me miró directamente, con el ceño al fruncido.

—Este idiota me destruyó la vida.

—Cuenta.

Yo no quería hablar, estaba confundido, herido y preocupado como para preocuparme por sus palabritas.

—Estudiábamos en el mismo lugar y le hice una travesura a su protegido, él intentó defenderlo inútilmente, pero como es maricón, decidió avisarle a su papi y como es un riquillo de mierda, me quitó todo lo que tenía.


Jojo se volteó a mirarme y luego elevó sus hombros restándole importancia a lo que Jay había comentado.

—Yo no le veo lo riquillo, tal vez la cara.

Todos rieron, a excepción de Jay.

—Vivo a cuadras de aquí, soy vecino de Jojo. —Comenté, sentándome de manera correcta sobre la silla, y limpiando con mi antebrazo los restos de sangre que mostraba mi mandíbula.

Jay se veía sorprendido al escuchar mi confesión.

—Imposible.

—Oye Jay, si fuera un riquillo, ¿por qué estaría trabajando con nosotros? —Preguntó uno de sus amiguitos, muy interesado en la conversación.

—¿Por qué? —Me preguntó Jay directamente.

—Bueno... mi 'papi' me desheredó y ahora estoy viviendo como pordiosero.

El cantinero llegó con la bandeja de bebidas, realmente era veneno porque el color de las bebidas no se veía sano. Jojo susurró un 'nada como el alcohol para curar las heridas' antes de tomarse el trago de golpe. Los demás repitieron el acto, incluyéndome, porque necesitaba uno en ese momento. ¡Sabía a mierda! Era amarga y me ardía toda la garganta como si fuera a salir fuego de ella, pero no dude en seguir probando.

—¿Juras? —Jay estaba totalmente sorprendido.

—Sí, sí. ¿Puedes crees que gracias a él me han despedido y rechazado en varios empleos? —No sabía ni por qué le estaba contando eso.


—Sí, me hizo lo mismo.

—¿En serio?

—No pude conseguir absolutamente nada, incluso cuando renté un departamento.

—Oh... —Sí, mi padre era un hijo de puta, en serio.— ¿Y cómo conservas el trabajo en el restaurante?

Tenía que saberlo porque tenía que conservar ese trabajo así como él.

Necesitábamos el dinero.

—Bueno, tu padre solo busca en lugares finos y en este barrio nadie entra, nadie que Jojo no acepte.

¿Qué Jojono acepte? Me di la vuelta para mirar a Jojo a los ojos, supe entonces que tal vez era alguien realmente importante como para que varios le tuvieran respeto.

—Oh...

—Quiero saber, ¿por qué te desheredó?

Todos me animaron a responder, se veían realmente interesados al saber sobre mi historia, mis amigos nunca me habían prestado tanta atención como ellos, a excepción de Namjoon y Hoseok.

—Pues... me enamoré.

Todos soltaron un bufido molestoso y a todo volumen, yo esbocé una sonrisa avergonzada mientras terminaba el contenido de mi vaso y jalaba otro lleno del centro de la mesa.


—Cuéntanos. ¿De quién te enamoraste para dejar a tu 'protegido'? —Jay estaba divertido con toda la historia. La expresión molesta había desaparecido de su rostro.

—De mi protegido. —Respondí y todos gritaron de manera graciosa, otros golpearon la mesa estrepitosamente.

Uno gritó 'olía a gay' y otro gritó 'se le ve lo idiota enamorado'.

—¿Qué? —Jay fue el único que no gritó con entusiasmo, por el contrario, se veía sorprendido.— ¿Te enamoraste de Jungkook el feo?

Golpeé la mesa con el puño ante su estúpido comentario.

—¡No es feo!

—Claro que lo es, Taehyung. Tú fuiste quien le llamó así.

—No, joder. Él es hermoso.

Todos se quedaron en silencio, viéndonos discutir por ello. Es que Jungkook es jodidamente hermoso, ¿cómo se atrevía a asegurar que era feo? ¡Yo nunca dije que era feo! Bueno, tal vez, pero no.

—Tenía kilos de gel y...

—Jojo. —Llamé de inmediato y él levantó el mentón rápidamente, en manera de respuesta.— Tú conoces a mi novio, dile, es hermoso, ¿verdad?

Jojo asintió sin dudarlo, mientras bebía otro tanto. Yo sonreí complacido ante la respuesta.

—¿En... serio?


—Lo que él tuvo fue una etapa, ya sabes, la moda, pero ahora decidió dejarlo y se ve muy bien.

Todos se rieron y el ambiente se apaciguó tras otra ronda. Ellos me acogieron muy bien en su grupo y podrían ser unos de delincuentes y tal, pero cuando se trataba de amistad se veían fieles. Me levanté tambaleando, después de veinte minutos de interesante charla, sobre la historia de la mano metálica de un chico llamado Mie.

Ya era tarde, no me sentía muy bien, Jungkook estaría realmente preocupado y obviamente yo no pagaría la cuenta.

—Debo marcharme...

Todos bufaron al verme de pie, unos me pedían que me quedara y no sea niña.

—Taehyung. —Llamó Jay.— Olvidemos lo sucedido.

—Vale...

—Siento haber golpeado tu cara de porcelana. —Agregó, burlándose, ya sin mala intención.

—Yo siento haberte obligado a romper tu cerdito para comprar otro departamento. —Susurré casi sin entender lo que decía y todos rieron de manera desafinada.

—Cállate y dile a tu novio que lo siento también.

—Bien. —Dije mientras me dirigía hacia la puerta del bar, para emprender camino a casa. Me dolían muchos las costillas debido a las fuertes patadas, pero estaba vivo.


Caminé con mucho dolor y esfuerzo, más cuando llegué al edificio y subí las escaleras, soltando quejidos en cada escalón. Tomé aire antes de tocar la puerta de manera débil y dos segundos después la puerta se abrió con velocidad, y mi pequeño novio apareció con una expresión preocupada, que cambió radicalmente a sorprendida al verme en ese estado.

—¡TAEHYUNG!

Yo sonreí como un tonto al ver esa expresión que lucía tierna.

—Hola, bonito.







Jungkook, el chico tonto ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora