Jungkook, el chico tonto ➳taekook [COMPLETA]

Capítulo 76

—¿Ya salió?

—Sí, llegará al supermarket en cinco minutos.

—Vale, voy en camino, te debo una hyung.

—Me debes muchas, Taehyung. —Nam susurraba despacio, tal vez porque tenía a Jin cerca.— De verdad, si vuelves a hacer llorar a Jungkook, Jin te matará y a mí también.

—Confía hyung, confía en mí.

—Vale, vale, adiós.

—Adiós y gracias.

Nam le pidió amablemente a Jungkook que fuera por mermelada al supermarket a cuatro cuadras del departamento, él amablemente aceptó y salió sin dudarlo. Yo esperaba fuera del lugar, ansioso y nervioso de verlo otra vez, no había podido dormir tratando de memorizar algunas líneas que debería decirle.

Cuando lo vi ingresar al lugar sin ni siquiera notarme, todo lo que había ensayado se me borró por completo, entonces tendría que ser sincero e ir con la verdad, aunque lo diga de manera brusca y apresurada. Me dirigí hacia la entrada e ingresé con sigilo, caminando lentamente hacia la zona de cosas dulces y obviamente me lo encontré a él, alguien muy dulce.

—Jungkook. —Llamé con suavidad, tratando de no causarle sorpresa, pero no funcionó, pues tan solo al verme pegó un pequeño salto.

—T-tae...


—Qué casualidad que te encuentre aquí.

No sabía cómo decirle que me estoy muriendo sin él en casa, sin sonar como un estúpido.

—Sí... —Él intento alejarse, mas reaccioné con velocidad y sujeté su mano entre la mía.

—Cerca de aquí hay una cafetería, ¿te gustaría ir?

Él me miró a los ojos y luego desvió la mirada, tratando de disimular el sonrojo en sus mejillas.

—Y-yo... no puedo...

—¿Por qué?

—Yo...

—Te extraño. —Dije sin pensarlo. Era toda la verdad.

—Tae yo... ¿Jimin sabe que me estás buscando de esta manera? — Preguntó arrugando la frente, mostrando que ese es un tema que le causa desagrado.

—No tendría por qué saberlo, él y yo terminamos.

Su expresión de molestia se transformó en una de sorpresa en cuestión de segundos.

—¿E-en serio?

—Sí... —Dejé de lado el tono seguro, no podía fingir con él.— Quiero hablar contigo sobre eso, ¿me permites platicar contigo?

Nunca dije algo tan serio en la vida y él no se negó, tal vez porque es la primera vez que ve esa parte de mí.


—Sí.

Cinco minutos después de que Jungkook pagara la dichosa mermelada que se empeñaba en llevar, tomamos asiento en las bancas de la parada del bus. Debido a que aún eran las diez de la mañana, poca gente transitaba por ahí, lo cual agradecí muchísimo, porque así nadie nos interrumpiría.

Él movía los dedos con inquietud, sin despegar su vista del suelo. Ambos estábamos algo nerviosos, yo más, no entendía la razón.

—¿Has estado bien con Jin? ¿Descansaste bien? —¿Estás bien sin mí?

Jungkook asintió con velocidad.

—Sí.

—¿Me extrañaste?

Él se quedó en silencio varios segundos antes de responder. Mi corazón latía lleno de miedo, si él me decía que no, iba a lastimarme.— Muchísimo.

Esbocé una sonrisa ante tan respuesta. Bien, él tenía buenas razones para estar molesto conmigo y quizás negarme el acceso a su vida, pero aquí está, admitiendo que me había extrañado, al igual que yo, moviendo sus deditos con nerviosismo.

—Yo también. —Admití con la mirada sobre él. Jungkook esbozó una pequeña sonrisa y dejó escapar un suspiro.


Quería darle un pequeño codazo y hacerle cosquillas para que me mostrara esa bonita sonrisa, pero tenía que solucionar las cosas de manera seria, porque nunca he ido más en serio en la vida.

—Mh. He estado pensando mucho, ¿sabes? Y en la semana en que no estuviste ocurrieron muchas cosas.

—Oh...

—Terminé con Jimin porque... me he enamorado de alguien más.

Él levantó movió su cabeza de manera veloz, para mirarme con seriedad, con esos ojos sorpresivamente abiertos y se levantó de manera brusca para alejarse lo más rápido que pudo. Yo no entendía lo que estaba sucediendo, así que solo lo detuve sosteniendo su brazo. Él luchó para que le soltara.

—D-dejame por favor. —Sus ojos comenzaron a cristalizarse de inmediato.

—Jungkook, ¿qué sucede?

—Ya no quiero... q-que me lastimes... —Él luchaba para que le soltara, pero no lo hice. Él entendió mal, tal vez estoy dando muchos rodeos.

—Me he enamorado de ti.

—¿D-de mí?

—Sí.

El silencio que se formó en ese instante me pareció gracioso, pero si me reía él no lo interpretaría bien. Sus ojos inspeccionaban los míos, asegurándose que lo que le estaba diciendo era verdad.


Pronto bajó su cabeza, lleno de vergüenza y yo no me contuve, solté su mano y abracé su cintura. Sentí cómo su cuerpo temblaba entre mis brazos, lo sentí indefenso y sensible.

—¿No estás bromeando? —Susurró, con la voz rota.

—No bromearía con eso. Yo... no sé desde cuando, tal vez desde la primera vez en que me abrazaste o sonreíste, y no me di cuenta, estaba demasiado ocupado aferrándome a una relación a la cual no pertenecía.

Él levantó su cabeza para mirarme. Lucía hermoso con esas mejillas sonrojadas y esos ojos brillantes, combinados con un puchero tierno.

—Tae, te amo...

Mi frente hizo contacto con la suya, respirando el mismo aire, disfrutando de nuestra cercanía.

—Si me dices que no quieres verme o intentas alejarme de ti, moriré.

—Y-yo... ya no quiero vivir sin ti.

—¿Volverás a casa?

—Sí...

Él asintió, mientras sus labios temblaban al pronunciar las palabras. Entonces besé su boca restándole importancia a la mirada incómoda de la gente que transitaba en la calle, mordí sus comisuras y cuando nos separamos le susurré que era hermoso.

Sujeté su mano y jalé de ella para conducirlo hasta mi deportivo negro. Aún teníamos muchas cosas qué hacer, pero era un alivio saber que volvería a casa y a mí, donde pertenece.