Capítulo especial II

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—Toca, mi amor, estoy duro.

—Tae, no empieces.

Jungkook se encontraba ocupado ajustado el nudo de su corbata frente al espejo de los vestidores del hotel.

—Es verdad, bebé, tócalo, estoy muy duro.

—¡Taehyung! Los invitados están afuera, ¿quieres dejar de pensar en eso?

Nos casaríamos en menos de media hora. Decidimos realizar una boda privada en uno de nuestros hoteles favoritos, así que reservamos el lugar para que nuestros invitados se sintieran cómodos. No mucha gente fue invitada, pues queríamos hacerlo lo más cercano posible, sin embargo mucha gente conocida apareció ahí y nos hizo sentir felices.

—Jungkook...


—¿Estuvo bien vernos antes de la boda? No sé, eso podría traer mala suerte.

—Pues que se jodan, yo no iba a esperar a verte hasta ese momento.

—Uh, no sé, amor.

Nuestras estilistas eligieron diferentes conjuntos para nosotros y decidieron que para el acto usaríamos un par de trajes, uno blanco y otro negro. Jungkook se ve como un ángel portando el blanco y yo me veo como un idiota portando el negro, lo decía porque estaba cansado de usarlos, pues lo hacía todos los días en el trabajo.

Me levanté con calma y me dirigí hacia su costado, admirando desde el reflejo su hermoso rostro. Mis manos apresaron su cintura y le atraje a mi cuerpo, disfrutando de su aroma dulce y de su calidez enloquecedora.

—Estoy duro, bebé, no estoy jugando. —Susurré en su oído, él dejó de mover sus dedos sobre su corbata y volteó a mirarme.

—Tae, en serio.

—Hablo en serio. —Arrimé mi entrepierna en contra de su culito y él intentó empujarme con cuidado, pues ya le tenía apresado entre aquella mesa y mi entrepierna.

—P-por favor...

—Mh, hagámoslo rápido.

—No, la boda empezará en veinte minutos, hay invitados, ¿qué te sucede?

—Sucede que hoy has estado meneando ese trasero por todo lado, sin permitirme tocarte ni un poquito.


—Lo hicimos ayer, amor.

—Eso fue ayer, ¿y lo de hoy?

Jungkook dejó escapar una risita y se dio la vuelta entre mis brazos, para poder tomar mi rostro entre sus manos y regalarme un par de besitos. Mis manos de inmediato tomaron sus nalgas entre mis palmas y las aplastaron con toda la fuerza que mi deseo les permitía.

Lo peor de Jungkook es que me maneja a su antojo y me vuelve loco. Hay meses en donde no tenemos nada de sexo, incluso si suplico, también hay meses en donde lo hacemos dos veces cada día y otros solo lo hacemos fines de semana. Eso solo me mantiene pensando en él, me mantiene pensando si tendrá ganas o no, me vuelve loco, más de lo que últimamente la gente dice que estoy.

—¿No puedes esperar hasta la noche?

—Nop.

—Por favor...

—No. Prometo que te lo haré muy lento.

—Sabes bien que eso no servirá y que es mentira.

Besé su boquita una vez más y observé sus ojos brillantes bajo las luces.

Dentro de poco sería mi esposo, mi esposo...

—Entonces muéstrame tus pezones.

—¡Tae!

—Muéstramelos o te arrancaré esa camisa para verlos.


Él mostró un puchero adorable y sin refutar más, aflojó el nudo de aquella corbata que tanto le había costado realizar. Abrió lentamente los botones de su camisa y dejó lo mejor para el final, mostrando sus pezones erguidos ante mi vista. Gruñí por lo bajo y tomé uno de ellos entre mis dientes, provocando un agudo jadeo en sus labios.

—Duele, amor.

Ayer habíamos jugado muy rudo, me parece sorprendente que él esté de pie para hoy. La marca de mis mordidas y dedos seguían sobre esa piel, recordándole que le había hecho mío.

—Lo sé, bebé.

Me alejé de su pecho, enderecé mi espalda y alcancé su boca, mas no la besé. Jungkook respiraba agitadamente y con esa mirada suplicaba recibir un beso. Él no pudo esperar, me besó con ansiedad, entregándome su dulce sabor.

Deslicé mi mano, tomé la suya entre la mía y la dirigí hasta mi entrepierna, para posar su palma sobre el lugar. Nuestras bocas se distanciaron y él presionó mi erección con sus deditos.

—Umh sí... tan duro...

—¿La quieres, bebé? ¿Quieres que te la meta?

—Sí, dios, sí.

—Entonces déjame quitarte ese pantalón.

—No... amor, la boda, los invitados...

—Nuestros amigos, el notario, mi pene en tu culo...


Él empezó a reírse y me empujó por los hombros, uniendo los botones de su camisa apresuradamente.

—Tonto, ponte la corbata, nos llamarán.

—Yo quiero bubúm.

—En la noche habrá mucho bubúm.

—¿Por qué no ahora? No seas malo conmigo, precioso.

—No soy malo contigo.

—Lo eres, me hieres, bebé. —Elevé mi diestra hacia mi cabeza y actué dramáticamente.— Así quieres casarte conmigo diciendo que me amas, qué dolor.

—Cielo...

Él me miró durante algunos segundos, mientras pensaba sobre mis palabras. Jungkook sabe que yo uso ese método para convencerlo, aunque ya casi no funciona porque no es convincente y causa gracia. Sin embargo él me regaló una sonrisa traviesa y jugo con el cierre de su pantalón, que después fue abierto por sus dedos, mostrando una imagen más clara de su bóxer negro, ese que si jalaba del elástico hacía ruido al impactar con la piel de su cintura. Deslizó ambas prendas hasta sus muslos y se dio la vuelta, para dejarme ver su deseable culito expuesto, aun con marcas mías y más candente que ayer. Mi erección dolió cuando admiré su entrada, dispuesta a recibirme una vez más, extrañando que yo le diera el gusto de abrirla con mi generoso tamaño.

Avancé hacia adelante, tomé su cintura con una mano y mis dedos libres delinearon sus nalgas hasta llegar a su entrada, la cual sin dudarlo penetré con el dedo del miedo, profanando sus paredes apretadas y


ardientes que se cerraban alrededor de él, brindándole esa sensación que mi pene deseaba tener.

—No puedo usar el dedo más grande, ¿cierto?

—N-no...

Jungkook clavó sus uñas sobre la manera de aquella mesa larga y sin darse cuenta, dejó caer la botella de colonia que le había regalado el editor. Solté una risita de diversión y él me dio un codazo nada amistoso.

—¿Jungkook? ¡Ya es hora! —La puerta fue tocada por Seokjin, quien venía en búsqueda de mi novio, tal y como estaba planeado.

Ambos pegamos un brinco de susto y nos apartamos. Jungkook puso en su lugar toda su ropa desecha y cuando estuvo listo, me atreví a abrir la puerta con una sonrisa.

—Oh, Jin, ¿qué tal?

—¿Qué haces aquí? Tu camerino estaba al otro lado.

—Solo quería asegurarme de que mi novio no necesitara nada.

—Entiendo. Kookie, es hora. —Dijo Jin esbozando una gran sonrisa al ver el traje de mi novio y tomó su mano para encaminarlo hacia lo que sería nuestro altar.—Nam te está buscando, deben llegar primero, así que no se tarden.

Observé cómo Jin se llevaba a mi bebé y yo caminé por el lado contrario del pasillo, hallando a mi hyung puesto en mi búsqueda. Palmeó mi espalda al verme ya con el traje puesto y me entregó la corbata de gato


que su novio se empeñó en que la usara. Me ayudó a acomodarla y luego me regaló un abrazo fraternal.

Era la hora.

—Taehyung, quiero que seas el hombre más feliz del mundo junto a Jungkook.

—Gracias hyung.

—Espero que su relación se vuelva más madura y no vengan a nuestra casa a la media noche, solo porque discutieron por el final de una película.

—Eso solo sucedió una vez, pero no sucederá de nuevo.

Nam asintió, confiando en que nosotros ya no éramos unos jóvenes tontos. Nos dirigimos hacia la zona reservada para la boda y cuando Nam y yo cruzamos por aquella alfombra instalada entre los invitados, todos se levantaron a aplaudir. Divisé entre los invitados a mi padre y a Jimin, ambos sentados en diferentes lugares, pero en el mismo lugar en fin. Aquello me dio mucha confianza para continuar mi andar hasta adelante.

El notario nos saludó con una reverencia y Nam tomó su lugar a mi lado. Pues Namjoon y Seokjin serían nuestros padrinos de boda

Los aplausos volvieron a escucharse, me di la vuelta de inmediato para admirar el ingreso de Jungkook, junto a Seokjin. Creí que todo pasaría de manera muy tranquila, pero cuando lo vi caminando hacia nuestro altar, con esa sonrisa en el rostro, viéndose más hermoso que siempre, todos los sentimientos se cruzaron por mi corazón. Absolutamente todos,


comencé a temblar de nervios y a la vez de emoción, ¿qué carajos sucedía conmigo?

Jungkook llegó hasta mí y se puso a mi lado, sin dejar de mirarme con esos ojos brillantes. Y si me lo hubieran preguntando muchos años más tarde, yo seguiría asegurando que vi al amor en persona caminar hacia el altar para casarse conmigo.

Nuestras manos se unieron y todo inició. Yo olvidé todo lo que sucedía alrededor, olvidé las palabras de aquel notario, olvidé incluso las palabras de SeokJin y Namjoon, pero jamás olvidaría sus palabras, aquellas fueron grabadas en mi pecho con fuego.

—Kim Taehyung, he nacido para amarte, pero tú me enseñaste a amarme y a ver tu amor a través de tus ojos. Eres la persona con la quiero estar incluso si olvido quién soy, porque sé que mi corazón recordará por siempre nuestra historia, recordará con cada beso que te amo como el primer día, porque probablemente ya no seas un recuerdo, sino parte de mi alma. Te amo, eres mi todo. Acepto.

Yo tenía una nota escrita para leer mis palabras, pero la lancé de inmediato al terminar de oír aquello. Acaricié sus dedos con delicadeza.

—JeonJungkook. Hemos pasado por muchas cosas, hemos vivido cosas que nos enseñaron a ser fuertes ante las adversidades y aunque hicieron de todo para separarnos, estamos aquí, mostrándole al mundo cuán fuertes hemos sido para luchar por nuestro amor. —Sus ojos comenzaron a dejar escapar algunas lágrimas y yo estaba al borde de hacerlo, pero realmente quería decírselo, antes de que eso ocurriera.— He nacido para amarte y sé que te voy amar después de la muerte, incluso en otra vida, te amaré y mi corazón gritará tu nombre. Nunca he


sido la persona que debí ser, he tenido muchos errores e hice cosas malas, pero tú te encargaste de convertirme en el hombre que soy ahora y por primera vez me siento orgulloso de mí. Te amo, gracias por dejarme vivir a tu lado y ser yo quien te vea al despertar y cuide tus sueños al dormir. No es necesario preguntar, porque yo he aceptado casarme contigo desde la primera vez que tomaste mi mano y me sonreíste. Gracias, bebé.

Los aplausos volvieron a resonar, junto al histérico llanto de Jin y algunas mujeres. Besé a Jungkook después de pedirle que no llorara. Sé que son pocas veces en las cuales le digo ese tipo de cosas, pero esperaba que entendiera con mis actos que él es lo que más amo en la vida.

El notario nos extendió el contrato nupcial y firmamos. Las felicitaciones llegaron de inmediato.

Decidimos no quedarnos en la fiesta porque alegamos cansancio, así que Namjoon se encargó de que los invitados se divirtieran, olvidando por completo que se trataba de una boda y mi novio y yo ya estábamos en mitad del viaje, acurrucados en nuestra limusina.

Jungkook miraba detenidamente cómo mis dedos jugaban con aquella cadena que mi padre me entregó hace varios meses atrás.

—Es extraño porque yo lancé esta cadena al rio y mi padre la trajo de nuevo, no entiendo cómo.

—¿Piensas conservarla?

—No, pero te haré una promesa. Te amaré hasta el último día de mi vida, incluso hasta la eternidad. —Lancé aquella cadena por la ventana al rio Han, cuando cruzábamos el puente. Jungkook sujetó mi mano y me regaló una hermosa sonrisa.


—Te amo, también prometo amarte hasta el último día de mi vida, incluso hasta la eternidad, príncipe.

—Umh, cuando me llamas 'príncipe' me dan ganas de hacerte mi esclavo sexual.

—¡Taehyung!

—Era una broma, tonto. Te amo...

—Te amo más.

Ajá, broma.











Jungkook, el chico tonto ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora