Capítulo 119

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—¿Me puedes decir dónde rayos te has metido, Kim Taehyung?

—Deja de gritar Nam, me duele la cabeza.

Eran alrededor de las diez de la mañana, no sabía exactamente cuánto había dormido ni cuánto había bebido. Namjoon llamó para reclamar mi ausencia en la empresa, pero yo estaba demasiado cansado como para soportar sus sermones esta vez.

—No estoy gritando.

—Lo estás, te llamaré después.

—Taehyung escuc- —Corté la llamada sin darle tiempo para continuar, la empresa no se iría a la mierda solo porque el director falte dos días.

Terminé de ponerme la chaqueta y salí del departamento sin pensar mucho sobre lo que Jungkook y yo hablamos después, supuse que algún día quien me curó lograría destruirme y no me equivoqué, Jungkook estaba hiriéndome como nadie lo había hecho en la vida y yo no hacía nada para remediarlo. Conduje en mi deportivo rojo hasta aquella sala de ensayos, en busca de más dolor.

Me estacioné muy cerca del edificio viejo y salí con velocidad, ansioso de poder verlo de nuevo, sin embargo me di cuenta de que el ingreso estaba cerrado y nadie mostraba interés por querer entrar. ¿Acaso hoy no abrían? Recorrí toda la cuadra, buscando otra puerta de ingreso, pero nada aparecía. Quise rendirme, debí haber pedido la información completa de la tonta secretaria que probablemente estará en mi lista negra muy pronto, hasta que un muchacho se acercó a mí con toda la confianza del mundo.


—¿Está buscando el ingreso a las salas de ensayo? —Preguntó, esbozando una sonrisa tierna.

—Emh, sí.

—Venga conmigo, es por aquí. —El chico tomó mi mano y jaló de ella sin tener ni una pizca de vergüenza, pero no dije nada, uno porque se veía menor y estaría mal que yo le regañara aunque bien puedo hacerlo y dos porque me está haciendo un favor.

—Gracias…

—¿Viene por algo especial?

—No… yo… solo vengo a ver. —No sabía qué mentira decirle.

—¿Es usted un CEO o algo así?

—No…

—Lo supuse, es muy joven y guapo como para serlo. —Él soltó varias risitas y afianzó el agarre de su mano con la mía. Yo miraba alrededor esperando que la tierra me tragara, pero a esas alturas, con el jodido dolor de cabeza que cargaba, ya no me importaba nada.

Lo único que hicimos fue darle la vuelta al edificio, hasta llegar a la puerta trasera en donde admiré el movimiento de varias personas entrando y saliendo. Algunas miradas se posaron sobre nosotros, pues al parecer conocían al chico y verlo conmigo les causaba curiosidad. De manera descortés jalé de mi mano para que me soltara y a él pareció no importarle.

—Gracias por traerme.


Ingresé por la puerta, buscando con la mirada a Jungkook, por si sucedía un milagro y me ahorraba la búsqueda. Aquel muchacho me siguió y continuó hablando.

—No es nada, ¿cuál es su nombre?

—Emh… —Quise desaparecer entre la gente que caminaba por los pasillos, pero el chico era tan rápido que me siguió sin perderme de vista, manteniendo esa sonrisa en los labios.— ¿Sabes dónde ensaya Bangtan?

—Sí, sí, en la sala del fondo, la única puerta de blanco, ¿por qué los buscas?

—Por nada, solo quería saber.

Él levantó una ceja mostrándose confundido con la respuesta, pero se mantuvo cordial conmigo, incluso tomó asiento junto a mí en los sofás del pasillo. Yo no sabía qué hacer, si tocaba la puerta alguno de los miembros podría salir y qué le diría, “¿llamas a Jungkook mi ex novio por fa?” Imposible.

¿Qué tal si salía el hijo de puta de Jerry y no me permitía ver a Jungkook y terminamos en golpes? Decidí esperar, ayer le dije que vendría por él, así que por lo menos esperaba que estuviera atento a mi llegada.

—¿Qué cosas le gustan?

—¿Eh? —Olvidé que el chiquillo estaba ahí, no supe cuándo tomó lugar tan cerca de mi costado.

—Quiero saber qué cosas le gustan.


—Ah… pues no estoy seguro. —Estaba impaciente, ese lugar no me gustaba del todo y quería que Jungkook apareciera pronto o de otro modo tendría que ir en su búsqueda.

—¿En serio? ¿Le gusta la música?

—Sí.

—¿Cuál? —Joder, no quería ser maleducado ni tratarlo mal, pero iba a ganárselo si no me dejaba tranquilo.

—Me gusta la música de Bruno Mars.

—¡A mí también! Tenemos tanto en común. —Sus dedos resbalaron por mi mano e intentó tomarla.

—Lee Jaemin. —Volteamos cuando escuchamos aquella voz. Encontré a Jungkook con una expresión molesta en el rostro.

—Jungkook hyung. —El chiquillo se paró de inmediato e hizo una reverencia.

—Tu hermano te está buscando.

—Oh. Iré d-de inmediato. —Susurró avergonzando y se despidió de mí antes de salir corriendo.— ¡Adiós!

Jungkook me observó por algunos segundos y apareció esa mirada de “esto es imperdonable” que siempre hace cuando algo le molestaba, yo solté un suspiro y me levanté para seguir sus pasos. Él no se acercó a mí y no me dirigió la palabra hasta que salimos del edificio.

—¿Podemos hablar en mi auto? —Pregunté con miedo de que Jungkook pudiera enfadarse.

—Bien.


Continuamos caminando, esta vez uno al lado del otro, sin rozarnos ni un poco. Él tenía la mirada perdida y parecía estar pensando en muchas cosas, yo no quise interrumpirle en el trayecto, así que me mantuve en silencio. Cuando llegamos, desactivé la alarma y abrí la puerta del copiloto para que él ingresara, así lo hizo sin comentar nada y yo caminé velozmente para tomar el asiento del volante.

El silencio que se formó ahí dentro era incómodo, había poca gente circulando alrededor así que alguien debería iniciar a hablar pronto, lastimosamente él lo hizo primero.

—Así que ahora te gustan pequeños.

Yo no estaba entendiendo, ¿a qué se refería?

—¿Perdón?

—Olvídalo, el hermano de Jaemin te matará si se entera que estuviste coqueteando con él.

—¿Crees que estuve coqueteando con él?

—¿Qué es lo que mis ojos vieron entonces?

—No puedo creer que pienses eso ahora, fue él quien entabló una conversación, pero ni siquiera pude escuchar lo que decía porque solo pensaba en cómo hallarte.

—Yo te noté muy feliz charlando con él, Taehyung.

—Joder Jungkook. —Ambos miramos hacia el frente, estábamos ligeramente molestos, pero recordé que no iba a conseguir nada peleándome con él y que probablemente estaría arruinando las cosas.— No sientas celos, eres el único que podría gustarme.


—¡No siento celos!

El silencio se formó de nuevo entre nosotros, no estaba consiguiendo nada y tal vez no lo haga. He pensado en que él estuvo bien cuando yo no estaba en su vida y que estuvo bien cuando salí de ella, soy el único que no puede vivir sin esta relación.

—Un día como hoy hace tres años…

—Nos mudamos al departamento del señor Seo.

—Sí. —Esbocé una sonrisa melancólica, sin ser capaz de mirarle de frente.— Estabas obsesionado con el piso, si hubiera sido por ti hubieras cambiado de piso.

—Lo lustré hasta que noté mi reflejo. —Susurró, dejando escapar un suspiro.

—Sí, lo hiciste durante dos días sin parar…

—Tú no podía comer en la calle sin antes sentir nauseas.

—Sí, lo admito.

—Colocabas excusas para no hacerlo. —Jungkook soltó algunas risitas.— Como la excusa de que te torciste el tobillo.

—Uf… olvidalo.

—¡Le temías a las arañas!

Él estalló en risas mientras yo intentaba mostrarme ofendido, pero no funcionó, estallé en risas junto él, recordando el momento preciso de cuando me perdí de una follada gracias a esa estúpida araña.


—Ajá, pero quién le temía a la oscuridad y venía corriendo a la cama, eh.

—Uh. —Él cruzó sus brazos sobre su pecho y fingió molestia.— ¿Quién creía que las arañas vendrían a buscar venganza?

—¿Quién le puso sobrenombres a todo lo sexu- —Jungkook cubrió mi boca con ambas manos, intentando callarme, pero luché por hablar.— Le pusiste ‘bubúm’ al sexo.

Él alejó sus manos de mi rostro y golpeó mi hombro sin mucha fuerza.

—Calla.

—Siempre he creído que era lo más adorable del mundo…

Su mirada se posó en la calle, evitando mirarme. Yo me acerqué un poco, lo suficiente para mi rostro pudiera admirar a plenitud los rasgos del suyo, él de inmediato volteó encontrándose con mi cercanía, no hizo nada por separarla y una lucha de miradas se produjo. Mi atención se desvió de su boca a su cuello, donde algo me llamó la atención, sin pedirle autorización, saqué el collar que se ocultaba dentro de su sudadera. Era el collar.

—Jungkook.

Él de inmediato jaló el collar y lo volvió a guardar dentro. Las sonrisas habían desaparecido.

—No digas nada, yo solo… eso me da buena suerte…

Me acerqué un poco y le conté en susurros la razón por la cual me alejé, le conté a detalle todo lo que viví estos tres años en su ausencia, se lo dije todo sin reservarme nada. No lo hice para que volviera a mí, no, lo


hice para que no me odiara, lo hice para que esto… pudiera terminar sin rencores y con un hermoso recuerdo.

Admiré su rostro por algunos segundos sin decir nada más, él evitaba mi mirada a toda costa. Entonces mis pensamientos se despejaron, sí, amo a Jungkook como nunca amaré a nadie hasta que muera, he sido muy egoísta tratando de recuperarlo, sé que no soy el culpable de todo lo que sucedió y que yo solo deseaba lo mejor para él, para su vida, no puedo derrumbar todo lo que ha destruido solo porque me hace falta. Será mi más grande prueba de amor entonces, si no lo puedo tener, me aseguraré de que sea feliz.

—Jungkook, ¿eres feliz? —Le pregunté en voz alta, sacándole de sus pensamientos.

—Soy muy feliz, Taehyung. —Dijo con sinceridad.— Jerry es un gran chico te lo aseguro, él luchó por mí durante mucho tiempo y no fue hasta hace un mes que decidí darle una oportunidad, no es porque yo te haya sacado de mi corazón, es solo que…

—Tú querías ser feliz, lo entiendo.

—Sí, yo… jamás te guardaría rencor y agradezco todo lo que hiciste por mí, ahora tengo una buena vida, estoy haciendo algo que creí nunca hacer, tengo un departamento muy bonito y estoy bien.

Cuando yo estaba en su vida solo sintió dolor.

No era capaz de mirarle a la cara mientras escuchaba sus palabras. Mentiría si dijera que no dolía, porque lo hacía, pero estaba feliz por él, cómo no estarlo… la persona que más amaba es feliz, cómo no estarlo…


—Eso me deja tranquilo.

—Taehyung…

—Mañana es mi boda. —Rasqué mi nuca, luchando contra el nudo que se formaba en mi garganta. Él volteó a mirarme, con una expresión llena de sorpresa, yo desvié la vista hacia adelante, jamás se lo diría a los ojos. Joder, debería dejar de ser tan egoísta por lo menos una vez en la vida.— Yo vine aquí con la intención de raptarte —reí de manera nerviosa, casi fingida— por eso traje el deportivo, sin embargo… nunca podría hacer algo que pudiera dañarte, no quiero obligarte a hacer algo que no deseas, Yo no te pediré que cambies de opinión, de hecho quiero que luches por lo que te hace feliz y no lo dejes ir nunca.

—…

—Mañana estaré en la plazuela del centro a las 11:00 de la mañana y esperaré hasta las 11:10, si no apareces hasta entonces entenderé que entre nosotros solo hay recuerdos y dejaré de buscarte para que vivas tranquilo, pero si apareces yo…

—Tengo que irme, Taehyung. —Jungkook lo dijo con mucha velocidad e intentó descifrar los botones para quitar el seguro.

Yo me quedé en silencio, sabiendo que el único tonto en nuestra historia, había sido yo.

—Permíteme dejarte en la entrada, es lo mínimo que puedo hacer. —Él no respondió, tampoco se negó así que conduje hasta llegar al edificio viejo, donde quité el seguro de las puertas, dispuesto a dejarlo ir.

Jungkook se mostró incómodo, sabía que su cabeza estaba teniendo muchos conflictos ahora, debido a mí, yo no quería que eso sucediera, él


tomó una decisión hace mucho tiempo y me lo dijo con firmeza, él había conseguido ser feliz. No tenía que tomarse la molestia de pensar en mí, yo no era nadie para cambiar sus planes así que salí del auto, rodeando el mismo hasta alcanzar la otra puerta, la cual abrí con cortesía.

Jungkook levantó la cabeza para mirarme, yo estaba haciéndome el fuerte, más cuando esbocé una sonrisa, incitándole a salir. Él se levantó con calma y salió del auto.

Cerré la puerta y despeiné sus cabellos con cuidado.

—Olvida lo que te dije, ¿quieres? Ve a ensayar, se hace tarde.

El corazón se me estaba partiendo en pedazos, pero aún así caminé integro de vuelta al auto e ingresé en el mismo, dispuesto a olvidarme de todo.

—¡Taehyung! —Le oí llamarme y salí lo más pronto que pude, con el corazón agitado y rogando en silencio por una oportunidad.

Su carita se veía triste y elevó sus manos hasta su cuello, para sacarse el collar.

—Jungkook no…

—Era de tu madre, creo que a quien debe pertenecerle es a ti. —Susurró y estiró su mano para entregármela.— Te pertenece.

Yo avancé un poco hasta su lugar y tomé el collar entre mis dedos. Asentí sin poder mirarlo a los ojos y regresé de vuelta, esta vez sin esperar nada, tomé el volante y conduje sin saber a dónde, asegurándome de que fuera lo más lejos posible. Esta era nuestra despedida, al menos la suya.


Rompí en llanto como un niño tonto al cual le habían arrebatado lo que más quería.











Jungkook, el chico tonto ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora