Capítulo 65

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Paris amaneció muy caluroso y nos despertó con café caliente, sol en punto alto y con muchas cosas qué hacer durante el día. Empezando con un Jungkook muy entusiasmado por ver las tiendas de moda y visitar las calles.

Ayer se removió mucho mientras intentábamos descansar, se levantó como tres veces para observar desde el balcón y yo no pude dormir muy bien a sabiendas de que él estaba inquieto. ¿Cuál es la razón?

—Es enorme, Tae...

—Sí.

—¿Podemos ver eso?


—Supongo...

Caminamos con rumbo hacia el sector de disfraces y cuando él vio tantos colores se internó entre tantos disfraces para verlos a detalle.

—¡Todo es tan brillante!

—Ajá.

Tomé asiento en los sofás cerca de los vestidores, mirando de reojo a las demás tiendas, no había señal de alguien más. El sector de los disfraces siempre está segregado, tal vez porque todos son demasiado ridículos como para ser usados, sin embargo, suele gustarle mucho a las mujeres y a Jimin.

—¡Mira!

Jungkook tomó un traje lleno de lentejuelas que podría dañar mi vista con tanto brillo.

—Oh, eso es demasiado.

Él dejó el traje en su lugar y luego extrajo un pequeño vestido con más lentejuelas que tela.

—¿Qué tal?

Ni de broma.

—Si no lo quitas, quedaré ciego.

—Pero está bonito...

Yo me quedé boquiabierto, sin entender exactamente qué le encontraba de bonito. ¿Es la lentejuela o...

—Vale.


—¿Puedo probármelo?

No, no, no.

—Claro... pero tú... ¿piensas usarlo?

—¡No! —Sus mejillas se inundaron de calor, mientras avanzaba hacia los vestidores.— Solo quiero probarlo, estas cosas son para niñas.

Él desapareció tras aquella pequeña puerta minutos después. Yo me quedé pensativo, evidentemente Jungkook es homosexual, sin embargo no tiene tendencias femeninas, en realidad, es bastante delicado y cosas así, pero cruzando esa línea no. Me confunde que de pronto escoja ese tipo de cosas.

Tal vez podría tener otra razón...

Después de cinco minutos él sacó su cabecita, sin mostrarse del todo, observó alrededor asegurándose de que no hubiera nadie.

—Tae...

—¿Qué?

—Umh...

—Ya sal.

—Y-yo...

—Que salgas.

Él asintió resignado, y salió descalzo del lugar, usando ese vestido que hasta ahora no había notado que era tan corto. Me dejó de importar que las lentejuelas me dejaran ciego, cuando observé gran parte de esos deliciosos muslos al descubierto.


Lo que Jungkook quería, era seducirme. Eso era todo.

—Uh.

—Te queda bien.

—Gracias...

Su rostro estaba tan rojo, como su culo cuando me fo-

Estaba bastante avergonzado por la situación y él camino con lentitud hacia un costado, para evitar que cualquier persona le viera vestido de esa manera.

—Oh, mira.

Su atención se desvió a unas botas de plataforma alta, como de veinte centímetros que a mi parecer eran mini zancos y que le entusiasmaron de gran manera.

—Jungkook...

—¡Qué altos! ¡Quiero probarlos!

—Te vas a caer...

—¡Solo una vez!

—Vale, pero si te caes, no me hago responsable.

Él me observó con esos ojitos redondos y de nuevo surgió esa expresión que aún no puedo entender qué quiere decir. Jungkook no podía tocar el suelo, debido a la forma de la falda, así que luchó para meter su pie e intentar poner el seguro sin usar las manos, cosa imposible.

Me levanté ya cansado con la situación y él retrocedió en cuanto me vio cerca.


—Tae...

—Te ayudaré, no te muevas. —Sacrifiqué mi Gucci al arrodillarme en el suelo.— Voltéate.

Se encontraba bastante apenado, pero aún así siguió mis órdenes pues el seguro de las botas se encontraba detrás y sería más fácil para mí de esa manera. Tardé, vaya que me tomé mi tiempo en ponerle las botas, mirando descaradamente el pequeño orificio que se formaba dejado de su falda, sabiendo perfectamente que milímetros más arriba estaba su culito, probablemente con una braga, porque rastros de bóxer no había.

Sus manos estaban apoyadas sobre la pared y esperaba ansiosamente a que terminara de poner el seguro, pero no pude, estaba perdido, mirando hacia arriba, admirando esa cintura, la curvatura de su trasero, sus exquisitos muslos y lindas piernas, toda una excitante obra de arte.

Me levanté de golpe y sujeté sus manos sobre la pared, él soltó un ligero chillido de impresión, lo cual solo me enfadó. ¿Por qué mierda hace estas cosas?

—¿Qué crees que haces, pequeño?

—T-tae...

Mi entrepierna ya estaba pegada a su trasero, rozándose sin la menor intención de parar, queriendo desesperadamente ver qué hay debajo de esa tela.

—Tienes muy bonitas piernas... —¿Por qué no me las abre y me las muestra? Aceleraría el proceso.

—Espera...


Mis manos bajaron lentamente por sus costados, apretando zonas suaves, entre ellas su cintura, la cual tomé con firmeza para impulsarme de esa ella y así colisionar mi erección en contra de esas suaves nalgas.

Sus jadeos comenzaron ahogados y terminaron haciéndose audibles, aún más cuando mis labios atacaron su cuello con mordidas y besos.

—Mh, bebé.

—E-espera...

—¿Por qué? Joder.

Eso es lo quería desde un inicio, no tenía que hacer todo esto para seducirme y me lo follara.

—¿Por qué haces esto? —Preguntó mientras intentaba voltearse y confrontarme.

Pero yo me quedé en eso, esa era la pregunta que me estaba atormentando por días, ¿por qué estaba haciendo esto? Había miles de respuestas, pero ninguna era convincente, pues sabía cuál era la respuesta verdadera aunque no quería creerlo, me negaba a hacerlo.

Así que mientras la negara, iba a ir por lo más razonable.

—Porque me seduces... todo el tiempo, cada segundo.

—Yo no...

—¡Sí, joder! Mírate usando estas cosas para mostrármelas...

Mi razón se bloqueó y mi mano actuó por instinto. Jalé de la base de su falda hacia arriba y observé ese culo a todo esplendor, adornado con una


pequeña tanga roja, gritándome que la rompiera y me follara a Jungkook.

—Tae...

Él comenzó a apegarse despacio, disimuladamente, y se movió junto al vaivén de mis falsas penetraciones sobre la zona.

—Señor Ki... —Un grito estridente se escuchó de pronto. Era una de las trabajadoras del local que tenía un inglés y coreano pésimo.

Yo levanté la mano, sin dejar de arrimarme contra ese culo.

—Deme algunos minutos, señorita. —Dije en tono burlesco, escuchando a sus tacones resonar contra el piso mientras huía desesperadamente.

Jungkook luchó para empujarme, pero fue inevitable y mucho más placentero para mí, pues podía tener más contacto con esa zona.

—¡T-tae, dios mío! P-para...

Seguramente estaría muerto de miedo y vergüenza, alguien nos había descubierto. Y era su culpa, por andar seduciéndome de esa manera tan descarada, en un lugar casi público.

—Vale. ¿Qué quieres para el almuerzo?

Jungkook no me gusta... pero me excita.






Jungkook, el chico tonto ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora