—¿De verdad no puedo prepararle una comida? —Preguntó la señora Maryam de Leeds, la niñera de la infancia de Apo, y quien estaba a cargo de administrar su casa desde hace mucho tiempo.
Sus ojos carnosos se abrieron y parpadearon nerviosamente. Ese rostro, que había visto toda su vida, le resultaba más familiar a Apo que el de su Madre, Alice. Maryam probablemente conocía a Apo mejor que Alice.
Sentado en una enorme mesa de caoba de forma rectangular, Apo dejó el periódico y miró a Maryam en silencio. Era como una especie de orden para que se retirara.
—Está bien.
Maryam le estaba preguntando si podía irse sin servirle algo al invitado de Apo que vendría pronto. Era la primera vez que Apo iba a traer a alguien por fuera de su periodo de Rut.
Aunque Maryam estaba preocupada por el hecho inesperado, lamentó no poder estar allí. Y siguió lamentándose, aunque le dijo dos veces que no tenía ninguna relación con esa persona. Sabía que las personas mayores siempre tenían esa ilusión en sus mentes, pero Apo se sentía incómodo con la esperanza de Maryam, de atarlo en una relación con Mile.
Sí, era incómodo.
Eso había sucedido, y era natural que un rincón de su corazón se sintiera incómodo, cada vez que pensaba en Mile.
Había ocurrido exactamente hace seis días. Apo seguía recordando lo que sucedió alrededor de las 5 p.m. del domingo pasado, sin excepciones desde ese día. Y todo porque su inconsciente le hacía una broma independientemente de su intención. Era un recuerdo intenso y vergonzoso.
Mile es tan...
Con solo hacer eso, se habían curado todos los síntomas que lo habían estado atormentando durante más de un mes. Había pasado mucho tiempo desde que llegó al clímax. Pasaron varios meses desde que se esforzó a regañadientes para lograr eyacular, y fue el mes pasado, que incluso eso se volvió imposible.
No parecía que el escepticismo sobre el acto sexual haya desaparecido o algo haya cambiado, pero Apo había llegado al clímax de todos modos. La manos de Mile habían quedado empapadas de semen. Mile también lamió el semen que fluía por sus manos. Pero eso no terminó allí. Mile atormentó a Apo una vez más, después de contarle que su tipo ideal era la gente sexy.
Luego, ni siquiera habló de detenerse y agregó otro dedo para agitarlo al interior de Apo. Y como para demostrar que lo que había sucedido antes, era realmente cierto, Apo alcanzó el clímax por segunda vez. Cada vez que Mile se movía, lo que tenía en su cabeza se derretía sin dejar rastro, como si fueran terrones de azúcar. Sus ojos parpadearon ante los destellos de luz que brillaban frente a él, y la sangre de todo su cuerpo pareció hervir.
Fue justo después de eso, que pensó que el deseo de Mile también debería ser atendido. Apo vaciló durante unos segundos antes de hacerlo. Fue porque no estaba seguro de que Mile tuviera algún deseo, a través de sus acciones con él. Aunque ya habían discutido anteriormente por mencionar palabras vulgares como 'cachondo', Apo todavía se mostraba reacio a adivinar como se sentía Mile estando con él.
Obviamente, había un problema con su actitud en ese momento. Era extraño que dudara incluso en adivinar como se sentía la persona que estaba con él. Antiguamente, Apo había sido más decidido en ese aspecto.
De todos modos, después de una breve vacilación, Apo actuó. Después de morderse los labios ligeramente, levantó su cuerpo y alcanzó el cinturón de Mile, para responder a su pregunta. Como la situación en la que estaba era muy extraña, le parecía muy vergonzoso tener que preguntarle abiertamente al respecto.
Entonces Mile tomó la mano de Apo y se rió.
—Estoy bien. —'¿Estás bien? ¿Entonces Mile no se excitó durante este acto?' Su respuesta continuó.— Sí haces eso ahora mismo, no podrás manejarlo, Apo.
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DTR ||MileApo||
RomanceApo, que ha vivido una vida donde el matrimonio, el amor y todos los aspectos de su vida son controlados por su familia, un día es diagnosticado con insensibilidad psicológica. Siguiendo la sugerencia de su médico, quien le dice que debe tener sexo...