Antes de entrar a la sala de exposiciones, Mile se reunió y habló con una funcionaria de la galería. Después de hacer una donación, Apo se quedó esperando a Mile sin ninguna expresión en su rostro.
Mientras tanto, Apo recogió los artículos de cuatro visitantes debido a extraños accidentes. Curiosamente, las personas seguían derramando cosas frente a él. Todas ellos eran omegas, dos de sexo masculino, y dos de sexo femenino.
En la época actual, donde la palabra nobleza en sí es incómoda, e incluso contiene un significado un tanto ridículo, la etiqueta de los aristócratas varía según la situación, y en el caso de Apo, él prioriza la caballerosidad en todos los aspectos.
Sostenerle la puerta a la persona que viene detrás de ti, o ayudar a alguien que lo necesite, son actos de educación a los que se acostumbró desde niño. En consecuencia, Apo recogía la billetera o el sombrero que se caía frente a él, como si fuera un hábito.
Cuando la parte superior de su cuerpo se doblaba ligeramente en un ángulo exacto, y su brazo largo estirado recogía el artículo en el suelo, todos aquellos a los que les devolvía sus objetos, no podían alejarse de él y trataban de decirle algo. Pero Apo no tenía tiempo de preocuparse por ellos. Incluso si lo hubiera tenido, ni siquiera habría pensado en eso.
En ese momento, Apo estaba mirando a la mujer Alfa que sonreía felizmente y hablaba con Mile. En sus gestos, Apo pudo notar que Mile le gustaba mucho. Tanto el cuerpo que se pegaba a él como un chicle, como el gesto de su mano de tocar su antebrazo en secreto, fueron muy molestos. Mile habló con la mujer unos diez minutos más. Al final, la mujer Alfa abrazó a Mile y lo dejó ir, solo después de darle un ligero beso en la mejilla.
Cuando Mile volvió a su asiento, Apo pudo sentir sobre él el olor de otro Alfa. Ante eso, surgió en su interior, una sensación de malestar que no se podía definir con palabras. Su mandíbula cerrada se endureció.
—Te hice esperar mucho, lo siento.
Apo volvió la cabeza. Su deseo de posesividad y monopolio aumentó de repente. Pero él era un hombre de razón. Sabía que no debía mostrarle esos sentimientos a Mile. Al fin y al cabo, ellos solo eran parejas sexuales temporales.
—No.
Apo le entregó el boleto. Mile, que lo estuvo mirando por un tiempo, se acercó y le dio las gracias. Pero antes de que pudiera tocarle la mejilla con los labios, Apo dio un paso atrás. El olor en el cuerpo de Mile era desagradable. Odiaba el hecho de que alguien hubiera puesto su olor sobre Mile.
También era la primera vez en el último mes, que Apo se negaba a que él lo besara en la mejilla. Mile notó rápidamente que Apo se sentía un poco incómodo, aunque no sabía la razón. Se estaba comportando como antes.
—¿Qué ocurre?
—Nada. —Pero Mile no le creyó. Apo, que lo miraba a los ojos, agregó secamente:— Es solo que el olor de otro Alfa me incomoda, así que espero que no te importe.
—¿Otro Alfa?
Mile parpadeó. Luego reaccionó de nuevo. Esta vez, Apo se perdió el momento de su retirada. Los ojos rasgados de Mile se curvaron levemente. Entonces, él le susurró con una cara sonriente:
—¿Te molesta?
Así es como se supone que son los Alfas. En el caso de Barcode, su hermano menor Alfa dominante, odiaba el olor de los Omegas desconocidos.
—No es agradable.
—Entonces, pon tu olor sobre mí, Apo. —Susurró Mile sutilmente, mientras entrelazaba sus dedos con los suyos.
El corazón de Apo se derritió cuando sintió que la mano que no había podido sostener anteriormente, ahora lo tocaba. Apo miró directamente a Mile.
—Tu también hueles a omega, Apo.
Ante eso, Apo recordó a las cuatro personas que habían pasado a su lado. Mile levantó sus manos entrelazadas. Y luego, besó los huesos que sobresalían en el dorso de la mano de Apo.
—Eso tampoco me gusta. Lo que dejé sobre ti la última vez, ya se ha desvanecido. —mientras decía eso, Mile frotaba su nariz contra el cuello de Apo. Su cabello le rozaba suavemente el cuello.
Apo no podía entender lo que Mile le estaba diciendo en ese momento. Y al mismo tiempo, notaba como la gente los miraba. Sin embargo, no podía moverse. Porque Mile lo estaba tocando.
—No puse mucho sobre ti porque pensé que te sorprenderías, pero la próxima vez me esforzaré un poco más, Apo.
Mile estaba hablando de sus feromonas. Y parecía que se refería al sexo de hace unos días.
—No tienes que hacer eso... Está bien.
—Entonces, ¿no quieres que los otros Alfas me huelan sobre ti?
Después de que dijo eso, Apo se quedó en silencio. Mile sonrió suavemente y luego se apartó. Sus manos permanecieron entrelazadas. Apo se sintió aliviado por eso.
—Sabes, Apo. —dijo Mile, sin quitarle los ojos de encima.— Realmente no te conozco.
Mile pronunció palabras que eran difíciles de entender. Sin embargo, no hubo tiempo para darle una respuesta. Esto se debe a que Mile, quien sacudió su boleto, condujo a Apo a la sala de exposiciones.
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DTR ||MileApo||
RomanceApo, que ha vivido una vida donde el matrimonio, el amor y todos los aspectos de su vida son controlados por su familia, un día es diagnosticado con insensibilidad psicológica. Siguiendo la sugerencia de su médico, quien le dice que debe tener sexo...