DTR ||MileApo||

Extra (1) One Day 2

Apo nunca se había comportado de manera estúpida antes. También tenía miedo de mostrar su deseo insaciable, mientras se preocupaba por lo que haría si Mile se cansaba de él.

Apo reprimió su tristeza e insatisfacción en su interior. Pero al parecer, sus emociones se revelaron un poco en su rostro. Porque Mile lo notó inmediatamente cuando vio que bajaba sus ojos.

—¿Qué pasa, Win? —preguntó Mile, con ojos ansiosos.

Fue incómodo que él notara sus expresiones de frustración más a menudo sin darse cuenta, así que Apo enterró su rostro en el cuello de Mile, en lugar de responder. Pudo sentir a Mile endurecerse por un momento.

—Win... Si haces eso... no podré contenerme. —susurró Mile muy suavemente.

Apo no sabía, por qué diablos se estaba conteniendo tanto. Apo cerró los labios con fuerza, cuando el descontento se apoderó de su ser. Luego, cuando sintió el fresco aroma de Mile, se calmó un poco. Sus emociones vertiginosas disminuyeron gradualmente, y comenzó a sentirse adormilado.

Eso también era algo extraño. Solía estar tan nervioso antes y después de tener sexo. Y la razón de eso se debía a que la presión para aliviar el deseo, incluido el tratamiento posterior a la eyaculación, lo ponían muy nervioso. Pero ahora era diferente. Su cuerpo se sentía somnoliento y seguía queriendo estar al lado de Mile.

—¿Tienes sueño?

—... Tengo un poco de sueño.

—¿Quieres dormir un poco más?

Apo estaba preocupado. Después de haberle dado a Barcode mucho trabajo con su padre, recientemente se había mudado con Alice. Su agenda para hoy consistía en asistir a una reunión de un proyecto urbanístico en el este de Londres, confirmar el presupuesto para el primer semestre del año, y una breve reunión con sus contadores. Su agenda comenzaba a las 11 de la mañana. Normalmente se preparaba antes de las 9 en punto y se iba a trabajar, pero hoy no quería. Quería estar más tiempo con Mile.

—Mile... si nos quedamos juntos... me gustaría hacerlo.

Entonces, levantó los ojos y miró a Mile. Él lo estaba mirando perplejo. Estaba así, porque él había enterrado su cabeza en sus brazos.

—¿Quieres dormir conmigo?

—... Claro, pero tienes que ir a trabajar...

Apo no pudo terminar sus palabras, porque de repente, Mile lo abrazó con fuerza. Y mientras lo abrazaba sin descanso, Mile lo besó en el cabello.

—Eres tan lindo que me estoy volviendo loco.

Sus orejas se pusieron rojas. Apo silenciosamente levantó su mano y la envolvió alrededor de la cintura de Mile. Su cuerpo cálido se sentía realmente bien.

—Quiero encerrarte así, para que no salgas a ninguna parte. ¿Por qué eres tan lindo?

Apo vaciló. Tenía muchas ganas de responder a esa pregunta. Quería lavarle el cerebro a Mile, imprimirle una huella, hacerle saber lo que pensaba.

—...Es por Mile.

—Maldita sea, Apo.

Cada vez que Mile pronunciaba palabras duras, Apo sentía una extraña sensación de satisfacción. Sus brazos lo apretaron, como si quisiera aplastarle los huesos. Mile lo abrazó sin descanso, como si nunca quisiera soltarlo. Derramó besos sobre él, una y otra vez. Mile deslizó sus labios por el cuello de Apo, abrió la boca y lo mordió con mucha fuerza. La sensación de escozor lo excitó de nuevo.

—De verdad... me estoy volviendo loco.

Mientras hablaba consigo mismo, Mile comenzó a acariciar la marca del mordisco con sus labios. Una sensación de entumecimiento emanaba desde la parte izquierda de su cuello. Apo no pudo dormir después de todo. Fue porque Mile comenzó a grabarle muchas marcas densas y gruesas en su cuello, que no sería extraño que de verdad se volviera loco.