Sexta Semana 6

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La habitación de Mile estaba arriba. Mientras subía las escaleras sosteniendo su mano, Apo pensó en otra cosa, tratando de relajarse. Pero no funcionó.

No se había acostado con Mile desde su Rut, por lo que iban a tener sexo después de dos semanas. No era la primera vez que lo hacían, pero como estaba tan consciente de ese hecho, su cabeza se quedó en blanco. Y eso fue porque recordó, lo que habían hecho durante su Rut.

Después de enredarse sexualmente con Mile, Apo enterró esos momentos profundamente en su memoria, para no recordar nada de lo que había sucedido. Y todo porque sus recuerdos estaban llenos de experiencias estimulantes que excedían el rango aceptable, y cuando pensaba en eso, se emocionaba y quería ver a Mile.

Por razones similares, Apo luchó por enterrar lo que había ocurrido durante su Rut. Pero mientras subía las escaleras y miraba la amplia espalda de Mile, seguía recordando lo que había pasado ese día.

Estaba un poco asustado. Sentí algo antes de eyacular y sin importar cuanto lo piense estaba anudando con un pene en mi trasero...

—¿Te gustaría bañarte conmigo?

Apo, que reflexionó seriamente sobre su último encuentro, se detuvo ante las palabras de Mile. Entonces se dio cuenta que la estructura de ese piso, era ligeramente diferente a la del primero.

Cuando subió las escaleras, notó que había una habitación al frente, un espacio que parecía un estudio, una baño y una habitación de invitados en la parte de atrás. Al igual que en la planta baja, el diseño se basaba en maderas de tonos claros y paredes blancas, y el mobiliario estaba construido con maderas acromáticas y materiales textiles.

—Parece que ya te has bañado, así que no hay necesidad de eso.

Apo declinó cortésmente la oferta de Mile. Y aunque lo dijo casualmente, todavía sentía que era muy extraño bañarse con Mile. En realidad, temía que ocurriera algo similar a lo que habían hecho la última vez, mientras se bañaban. Y por eso, necesitaba tiempo para aclarar su mente.

Mile inclinó la cabeza en ángulo y sonrió.

—¿De verdad?

—...Sí.

Cuando Mile le hizo esa pregunta de nuevo, Apo estuvo a punto de darse por vencido y aceptar su oferta. Sin embargo, era evidente que necesitaba preparar su mente. No estaba seguro de poder soportarlo, si se quedaba atrapado en una anudación como la última vez.

—Puedo ayudarte a lavarte bien, pero ¿no quieres? —preguntó Mile, haciendo contacto visual con él.

El rabillo de sus gentiles ojos descendentes lucía muy triste, y Apo sintió que se había convertido en un ser humano vicioso, que rechazaba a un perro grande y encantador. Fue muy desgarrador.

—...Si no te importa, ¿podrías prestarme una toalla?

Sin embargo, Apo perseveró y le pidió algo más, porque estaba reacio a dejarse llevar. Mile suspiró como si lo lamentara. Entonces, miró a Apo por un momento, y de repente, inclinó la cabeza. Al mismo tiempo, Apo sintió que una sensación de hormigueo subía desde su cuello. Y mientras abría los ojos sorprendido, se aferró a los hombros de Mile sin darse cuenta.

—Ugh.

La lengua de Mile le lamió la nuca, donde quedaron sus marcas de dientes. Entonces, Mile apartó los labios de su cuello y lo miró a los ojos. Sus sexys ojos curvados sonreían profusamente.

—Las toallas están en el estante del baño. Usa todas las que quieras. —dijo Mile, quien le mordió el cuello y retrocedió como si lo estuviera castigando.

DTR ||MileApo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora