CAPÍTULO 37

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En horas de la tarde, luego de comer en el restaurante, Ino y Sai salieron a caminar al parque que siempre acostumbraban a ir.

—La costurera le escribió a mamá...
Dijo que debíamos llegar a su taller para hacer unos ajustes en mi vestido y al diseño de tu Montsuki... —explicó Ino

—¿Y debe ser hoy...? —preguntó Sai

—Si, debe ser hoy...
Mamá saldrá del Hospital aproximadamente en una hora para acompañarnos. —dijo la rubia.

Sai tardó algunos segundos en darle una respuesta

—Ve con tu madre, yo iré más tarde o mañana... —respondió.

—La señora no abre su taller los domingos. —dijo Ino.

—Entonces iré el lunes, o decide por mi el diseño que más te guste. La costurera ya tiene mis medidas, ¿no? —respondió Sai.

—¿Y por qué no quieres ir, eh...?
—le preguntó Ino

—No es que no quiera, es que debo seguir trabajando hasta tarde en la estación. —dijo Sai

Ino frunció su entrecejo

—¿Trabajando hoy hasta tarde?
Pero si tú los sábados no trabajas hasta tarde...!

—Pero hoy si debo trabajar hasta tarde...!
No veo ¿cuál es el problema con eso, Ino?
Debo trabajar horas extras porque estoy teniendo gastos extras...
—le dijo Sai.

Ino comprendió la situación, así que trató de calmar su disgusto mostrando una sonrisa

—Está bien...Entonces iré con mamá a donde la costurera. —dijo

Sai no agregó más nada a ese tema, logrando un incómodo silencio entre Ino y él.

La rubia se le ocurrió romper el silencio diciéndole muy emocionada sobre el regalo que los compañeros de su padre les harían por motivo de su boda.

—Casi lo olvido, ya tenemos una preocupación menos...!
Chōza san y Shikaku san nos darán como regalo de bodas la comida y las bebidas para los 160 invitados. ¿No te parece maravilloso? Jajajaja!

Sai respondió sin mucho afán:

—Si, maravilloso...
Aunque a decir verdad, entiendo mucho más tu emoción; ya que la mayoría de personas son conocidos tuyos.
Yo apenas conozco algunas diez personas de todas las que invitaste a la boda.

Ino nuevamente frunció su entrecejo

—¿Solamente se te ocurre decir eso, Sai...?

Te consulté con anticipación a quiénes invitaríamos a nuestra boda y estuviste de acuerdo...
Te estoy diciendo que con el regalo que nos darán los compañeros de papá nos ahorraremos las comidas y bebidas, pero a ti ¿solo se te ocurre decir que todos los invitados son míos prácticamente? —le dijo.

—Entonces, les agradeceré su colaboración cuando los vea si eso te hace feliz... —respondió Sai con indiferencia.

—¿Solo eso dirás? —le preguntó Ino enojada

—Pues ¿que más quieres que diga, Ino?
Es un regalo que decidieron hacerte a tí por ser compañeros de Inoichi san, lo que puedo hacer es agradecerles por su colaboración... —dijo Sai.

La rubia se levantó de la banca muy enojada

—Mejor iré a buscar a mamá para ir a donde la costurera.
No puedo seguir soportando ni un minuto más tu desinterés, Sai... —le dijo.

—Y yo me iré a trabajar, mejor...!
—respondió Sai.

Luego de aquella discusión, ambos se levantaron de la banca y tomaron caminos diferentes.

MI EXTRAÑO VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora