MI EXTRAÑO VECINO

CAPÍTULO 71

                                    🌸                

País de los Cerezos

Madara ya se encontraba trabajando desde muy temprano en la mesa del comedor revisando y redactando  informes, los leia rápidamente con su Sharingan para ahorrar tiempo y también respondía infinidades de mensajes que tenía sin abrir en su correo electrónico.

Me acerqué a la mesa y abracé su espalda diciéndole en voz baja al oído:

—Ahora si me voy, gracias por el desayuno, amor... —le dije, al tiempo que le daba un beso en la mejilla.

—Nos vemos en la noche para cenar... —respondió Madara besando mi frente como siempre lo hacía y por último mis labios.

—Espero ansiosamente llegar nuevamente a casa para estar junto a ti...

Otro beso más le di en sus labios antes de salir de casa y mas tarde llegué a la Clínica Geriátrica para empezar con mis labores del día.

Luego de saludar algunos otros compañeros médicos provenientes de otras aldeas, saludé rápidamente a Kabuto.

—¡Hola Sakura, buenos días...!

—¿A dónde vas tan a prisa? —le pregunté.

—Voy a quirófano, haré una cirugía de urgencia en estos momentos. Hablamos después... —respondió mientras que se alejaba rápidamente junto a dos asistentes de cirugía.

—¡Vale, que todo salga bien...! —le dije.

Entré al consultorio y mientras que encendía la PC, sonreía al ver las nuevas fotos que mis padres me habían enviado de sus vacaciones. Después de verlas, lee envíe una nota de voz a nuestro grupo diciéndoles:

—Están hermosas ¿No han pensado en visitar algún otro lugar también...? De pronto una isla paradisíaca, el mar o algún otro lugar? Si no les alcanza el dinero por favor me dicen y les enviaré más...

—No, hija... La verdad es que lo que nos enviaste es suficiente para Kizashi y para mi... No debes malgastar tus ahorros. ¡jajaja...! —respondió mamá.

—Ya hemos visitado muchos lugares, hija... Más bien dinos ¿Cómo te está yendo en los Cerezos, eh...?
La vieja casa de mi bisabuela ¿Si está en buenas condiciones para que vivas allí...? Recuerdo que cuando mamá nos llevaba, las habitaciones eran bastante calurosas en verano. ¡Jajajaja! —preguntó papá.

Respondí con otra nota de voz:

—Oh, si papá... Desde que colocamos el sistema de aire acondicionado en las habitaciones, todas están climatizadas. Además que ya no hace tanto calor como hace un mes atrás... —dije.

Mientras que abría el programa de historias clínicas en la computadora, otra notificación entró a mi teléfono móvil

—¿Eh? ¿Desde que colocaron el sistema de aire ¿Tú y quién más, hija...? —preguntó mamá.

Los nervios se apoderaron de mí luego de escuchar aquel mensaje.

—¡Maldición...¡ ¡La he cagado...! La he cagado...! —murmuraba repetidamente. —¿Y qué le respondo ahora...? A papá le podría decir cualquier cosa porque lo olvidaría a los pocos minutos, pero a mamá; a ella no pasa nada por alto... —pensé también.

—Hija, ¿que tú y quién más? Te he preguntado... —escribió mamá.

—Eh... Ah... No, mamá... Fué un error al expresarme. Contraté a un... un... Un equipo técnico en refrigeración para que me instalaran el sistema de aire en las habitaciones principales. ¡Jajajaja...! —dije con voz temblorosa.