CAPÍTULO 44

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Naruto llegó a la mansión Hokage en horas de la mañana cuando sintió una mano que se posó sobre su hombro. De inmediato giró su rostro y sonrió

—Shikaku san...! Shikamaru...!

—Hola, Naruto...! —lo saludó el joven del Clan Nara.

—¿Qué te trae tan temprano por aquí, Naruto? ¿Fuiste llamado para alguna misión?

—Jejeje! No, nada de eso Shikaku san... Solo vine a visitar a Kakashi sensei, que tengo rato que no hablo con él.

—¿Tan temprano para visitar?  Qué  aburrido! Yo que tú, estaría aprovechando las vacaciones junto con mi esposa abrazados y durmiendo hasta tarde. Solo espero ese día para estar junto a Temari de ese modo.
—dijo Shikamaru.

—No creo que con ese mal carácter que tiene Temari, te deje dormir hasta tarde. Dattebayō!

—No todos son iguales de perezosos que tú, Shikamaru. Jajaja...!
Hablamos después, tenemos una reunión con Madara sama a primera hora para una nueva misión. 
Adiós, chicos..!

—Adiós, Shikaku san...!
—Adiós, papá!

Naruto y Shikamaru avanzaron hacia otra dirección

—Y a ti ¿qué te trae tan temprano aquí, Shikamaru?

—Los ancianos consejeros me solicitaron...

—¿Y para qué?

Shikamaru miró a Naruto y sonrió

—Voy a empezar a instruime con ellos tres porque voy a ingresar al equipo del Consejo de Konoha. —le respondió.

—¿Al Consejo de Konoha?

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—¿Al Consejo de Konoha?

—Te dije hace cuatro años que lo haría porque pienso convertirme en tu consejero personal y mano derecha cuando ocupes tu cargo como Hokage ¿lo olvidaste acaso, Naruto? Jajajaja!

Naruto miró a Shikamaru y sonrió.

—Tú ya eres mi consejero y mi mano derecha, Shikamaru...
Agradezco mucho que aún sigas manteniendo firme ese propósito después de tanto tiempo. —le dijo el Uzumaki.

—¿Y cómo va esa vida de casado?

—Muy bien, Hinata y yo estamos pasando unos días donde mamá por algunos arreglos que están haciendo en nuestra casa. Y ustedes dos ¿como van con los preparativos de su boda?
—preguntó Naruto

—Pues bien, nuestra boda será un poco más sencilla que la tuya o la que está organizando Ino porque invertiremos ese dinero en viajar a un bonito y lejano lugar para nuestra luna de miel y también en la educación de nuestro primer hijo o hija... —dijo Shikamaru.

—Pero si ni siquiera ha nacido aún ¿No les parece muy pronto pensar en eso, Shikamaru? Jajaja!

—Jajajaja! Para nada. Temari y yo vemos el asunto de la educación de nuestros futuros hijos como algo primordial...
Bueno, he llegado al salón de los consejeros; aquí solo voy a estar un par de horas y ya después no tengo nada más que hacer. A lo mejor, también llegue a saludar al Rokudaime un rato más tarde...

MI EXTRAÑO VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora