CAPÍTULO 38

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Madara miraba fijamente a Sakura mientras que ella le decía:

—Si me permite hacer mi presentación sin interrupciones por parte suya, le garantizo que hoy obtendrá una experiencia totalmente distinta a la que tal vez se pueda estar imaginando que ocurrirá.
                            
—Quiero tocar todo su cuerpo mientras percibo el aroma de toda su piel. Eso quiero y eso haré, señorita Haruno...
—dijo Madara

Sakura sonrió, continuando con su baile

—En cuanto termine con mi presentación, mi cuerpo será suyo y usted podrá hacer lo que le plazca...  —le dijo

Aquella respuesta de la pelirrosa le trajo recuerdos de la encantadora y siempre complaciente Saori, la única mujer que en el pasado; logró captar su atención y se ganó una gran parte de su afecto.

—¿Lo que yo quiera, señorita Haruno...?
¿Puedo hacer lo que yo quiera con todo su cuerpo?  —le preguntó Madara

La pelirrosa giró delicadamente su cuerpo.

—Si, siempre y cuando usted también me permita degustar del suyo cuando yo asi lo desee. —respondió

El Uchiha sonrió

—Degustar de... ¿mi cuerpo?
¿Piensa comerme acaso?  —le preguntó

Sakura sonrió mordiendo su labio inferior mientras lo miraba a los ojos

—¿Y usted que cree, Madara sama...?

Esa noche inconscientemente, Sakura habia estado tomando ciertas actitudes y empleando ciertas expresiones; que unidos con aquella situación que estaba ocurriendo, el Uchiha estaba experimentando Déjà vues de forma continua.

Pero aquella respuesta de la pelirrosa y la forma tan seductora que lo hizo, marcó una gran diferencia entre Saori y ella; algo nuevo que estimuló su mente.

—Comer puede tener muchos significados, señorita Haruno. ¿Puede ser más explícita cuando se refiere a 'comerme'? —le preguntó Madara

Por supuesto que sabía muy bien a qué se refería Sakura, solo que quería seguir escuchándola hablar de la forma que lo estaba haciendo.

—Cuando se desea comer algo, a primera vista debe parecer apetitoso.
Debe oler muy bien y usted hoy huele muy delicioso... Esto solo me lleva a imaginar lo exquisito que debe ser si con mis labios... con mi lengua y toda mi boca probara también su cuerpo...

Creo haber sido clara con mi descripción, pero usted puede darle el significado que mas le guste a mis palabras, señor. —respondió la pelirrosa.

El Uchiha sonrió una vez más y nuevamente se sentó en el sofá mientras seguía disfrutando de su baile.

Minutos después, la música que se escuchaba en la sala comenzó a hacer una transición en la que ya se podía apreciar una melodía un poco más moderna; pero sin perder las notas tradicionales.

Del mismo modo, Sakura también iba cambiando poco a poco sus movimientos delicados y artísticos; a unos un poco más sugestivos pero sin dejar a un lado del ese toque femenino y clásico.

—Se ve demasiado hermosa cuando baila para mí, señorita Haruno. —le dijo Madara admirando su belleza

—Y a mi me complace que admire mi belleza mientras bailo ante usted, y no para usted propiamente. —le recalcó la pelirrosa.

—Yo diría que si lo está haciendo, señorita Haruno. Para eso fué que le pedí que viniera, ¿o me equivoco? —le preguntó el Uchiha

—No, no se equivoca, Madara sama.
Pero aunque usted fué quien solicitó mi presencia en su vivienda, no olvide que aquí la estrella soy yo. —le respondió la pelirrosa

MI EXTRAÑO VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora