CAPÍTULO 50

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                                 🌸           

Aunque no le hice ni una sola pregunta, al igual que Naruto si escuché con atención su historia y reconocí desde el primer momento que a Madara no le fué para nada fácil acostumbrarse a esa nueva época.
Era solo un anciano del siglo pasado dentro del cuerpo de un adulto joven, que tenía que aprender a emplear ciertos artefactos que no se veían en su época, a vestirse y a comportarse acorde a la actualidad; pero sobre todo, adaptarse al pensamiento social moderno que si bien no era tan abierto como hoy en dia, si era más liberado que en sus tiempos.

Por las experiencias que él le contaba a Naruto y a mí, deduje que Madara en algún momento tuvo problemas con su propia identidad. No era fácil para él dejar de pensar o actuar como un anciano, pero su cuerpo le indicaba otra cosa.
Mentalmente quería buscar a otras personas que pudieran adaptarse a su forma de pensar y esto lo llevó a tener un gran vinculo con la gente mayor de la aldea y con Ninjas de mayor edad como Kagami san, el Tercer Hokage, con los ancianos consejeros y hasta tener una cierta relación amable con Danzō Shimura. También logró llevarse muy bien con el Daimyiō de la época y hasta tener cierto grado amistad con él debido a que conoció muy bien a su padre y a él desde que era un niño.

Los años pasaron y estas personas envejecieron mucho más, otras murieron y Madara otra vez tuvo que adaptarse a nuevas amistades que sentían que tenían más cosas en común con él. De allí surgió esa amistad que él hizo con todos los líderes de clanes en Konoha de ese entonces.
Así como mi mamá y sus amigas siempre tuvieron un grupo de 'chicas' desde que eran jóvenes, ellos en su época también tuvieron ese grupo de 'chicos' en donde se tomaban un día aleatorio a la semana para salir a tomarse algunos tragos y compartir entre ellos.
Este grupo estuvo conformado por el Yondaime, Fugaku sama, Inoichi san, Shikaku san, Chōza san, Hiashi sama y Madara.
A medida que ellos fueron envejeciendo y que el Yondaime falleció, sus reuniones fueron disminuyendo a una cada quince días y después una al mes.
Madara comprendió que ellos empezaban a envejecer y que la distancia no siempre es señal de que una amistad se haya terminado, sino que es parte de la vida.

Si darse cuenta, con los años ya estaba en otro círculo social con otras personas que sentían cosas en común con él , como era el caso de Kakashi sensei, Shisui e Itachi; y así siguió sucediendo siempre.

Madara nos habló sobre su primer trabajo temporal, que por cierto; no fué sólo uno al que aplicó aquella vez sino a los veinticinco en total y en donde todos le dijeron que si. En muchos estaba totalmente capacitado para cumplir con sus funciones, pero en otros; dijo muy tranquilamente que había empleado su Sharingan para quedarse con las vacantes porque necesitaba el dinero que ofrecían en todos ellos.

Gracias a esto, pasó desde ser cuidador de ancianos, trabajar en una carnicería, en una heladería y tienda de dulces, en la bodega de una tienda de ropa,  limpiar casas, bañar y pasear mascotas, en construcción, en una librería, una tienda de artículos electrónicos e informáticos aunque no tuviera idea de eso y por último como ayudante de cocina en un restaurante de comida tradicional de una pareja de esposos ancianos provenientes del País del Udon.

—¿Fuiste también cocinero en un restaurante...? —preguntó Naruto

—Si, al principio solo entré como mesero al lugar; pero la mayor parte de la clientela no se sentía digamos que cómoda con mi presencia... En muchas ocasiones le dijeron al dueño que yo los intimidaba y no podían disfrutar de su comida, pero lo mejor de todo fué que mientras yo estuve como mesero allí, ningun cliente se fué sin pagar alguna vez. Todos comían en absoluto silencio y nunca hubo un cliente problemático o que tuviera alguna queja del servicio... —respondió Madara.

MI EXTRAÑO VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora