14. Vestidos de fiesta

12.5K 981 65
                                    

14. Vestidos de fiesta

Lía Messina

—Esta noche será la iniciación de Marco, ¿quieres venir? —me preguntó Adonis mientras comíamos.

Dos días después de nuestro... primer encuentro, habíamos adoptado una pequeña rutina. Cuando yo salía de trabajar a las dos, él también se tomaba un descanso y venía a comer conmigo y a pasar el rato hasta las cuatro, que empezaba mi horario de tarde. Por la noche, cenábamos juntos y hablábamos un rato hasta que nos íbamos a dormir.

Era agradable, me gustaba pasar tiempo con Adonis. Había descubierto que no era tan monstruo como pensaba.

A pesar de que prácticamente había perdido todo mi miedo y aversión hacia él, Adonis no me había vuelto a tocar. No porque no quisiera (despertarme con su erección pegada al trasero era una prueba bastante clara), sino porque, según lo que yo creía, temía asustarme.

Tenía la sensación de que debía ser yo la que diera el primer paso esta vez.

—¿Qué haréis? —cuestioné, pinchando mi ensalada de pasta.

—Jurará lealtad a la Ndrangheta, Matteo le hará el tatuaje y la gente se quedará un rato, bebiendo y follando y esas cosas —explicó—. Podemos irnos después del tatuaje si el ambiente no te gusta.

—No, está bien —me encogí de hombros—. ¿Tengo que arreglarme mucho?

Pareció pensarlo un par de segundos antes de responder.

—No creo, ponte lo que te pondrías para ir a un club a bailar, supongo.

—Oh —asentí—. ¿Y qué me pondría para ir a un club?

No pareció sorprendido porque le admitiera implícitamente que nunca había ido a un club nocturno.

—Podemos ir a comprar ahora, si quieres. ¿O tienes ropa de fiesta?

Hice una mueca.

—Creo que deberíamos ir a comprar.

—Bien —asintió—. Comemos y nos vamos. Llama a Parisi y dile que esta tarde no vas a trabajar.

Le entrecerré los ojos, pero asentí. Realmente me gustaba pasar tiempo con Adonis.

***

Miré los mini vestidos de la tienda a la que Adonis me había traído. Todos ellos eran diminutos y parecían tener la talla exacta para una niña de siete años. Dios, ni siquiera yo, que estoy delgada y soy menuda, podría meterme en uno de esos vestidos.

¿Esos eran los estándares de belleza que tenían las adolescentes hoy en día? ¿Una talla 34?

—¡Adonis! —el chillido femenino me hizo mirar a la dependienta. Era rubia teñida y bastante más alta que yo, además de que poseía unas curvas de infarto y una mirada gatuna hechizante.

—Hola, Katy —saludó él, aunque no parecía demasiado emocionado de verla—. Mi mujer y yo no necesitamos ayuda, gracias.

—Oh, cierto, te has casado —la chica, Katy, me miró de arriba abajo. Su gesto seguía siendo dulce, pero su mirada estaba llena de veneno. Le rodé los ojos, ella pareció indignarse por eso—. Felicidades por el compromiso.

—Gracias —sonreí yo, sin intenciones de comportarme como una inmadura.

—Lo que tú digas —le asintió Adonis—. Ahora, si no te importa, ¿podrías ir a seguir con tu trabajo y dejar de molestarnos?

La rubia se puso roja de la furia y me miró mal antes de alejarse de nosotros. Miré a Adonis, mientras él me guiaba a una sección de vestidos que parecían más... más.

—¿Otra amante? —inquirí.

—Ex amante.

Hice un pequeño mohín con los labios, quizá un poco celosa, pero respiré hondo para alejar esa sensación. Adonis había demostrado que podía confiar en él, estaba yendo a mi ritmo (aunque tal vez ahora iba muy lento) y afirmó en su momento que no le interesaba estar con nadie más que no fuese yo.

—Creo que el azul quedaría bien con tus ojos —murmuró, enseñándome un vestido azul eléctrico precioso. Era corto, como a mitad de los muslos, de manga larga y tenía un escote en forma de corazón.

—¿No es muy... revelador?

Miró al vestido y luego a mí, intercalando su mirada un par de veces antes de sonreír vagamente.

—Creo que te quedará precioso —murmuró—. Anda, pruébatelo y me lo enseñas.

Con la cabeza, señaló el probador y agarré el vestido antes de ir hacia allí. Me coloqué la prenda y, a pesar de no ser algo a lo que estaba acostumbrada, me quedaba increíble. Se amoldaba a mi cintura y tenía una especie de relleno que subía mis pechos. Mis piernas se veían largas al llevar la tela tan corta y casi parecía tener una estatura normal.

Abrí la cortina del probador, encontrándome con Adonis mirando alguna que otra cosa cerca. Carraspeé, llamando su atención.

Al verme, sus ojos me recorrieron con lentitud. Primero se fijó en mis pechos, apretados contra la tela del vestido, después en como se marcaba mi cintura y, por último en mis piernas.

—Nos lo llevamos —afirmó, con sus ojos puestos en la curva de mi cintura. Luego, devolvió su vista a mi cara y sonrió levemente—. ¿Verdad? —añadió.

Después de la forma en la que me miró, con anhelo y lujuria en su máximo esplendor, me fue imposible decirle que no.

Quería que me mirara así para siempre.

***

Compramos un par de vestidos más, según Adonis porque íbamos a salir más a menudo, y finalmente llegamos a casa. Me dejé caer al sofá con cansancio mientras que mi marido llevaba las bolsas a nuestra habitación.

Cuando Adonis volvió, se sentó a mi lado y pasó su brazo por encima de mis hombros. Yo me incliné, recostándome sobre él.

—¿Ponemos una película? —preguntó.

—¿A qué hora es la iniciación? Tengo que arreglarme.

—A las nueve.

Miré la hora en mi teléfono, viendo que quedaban aún casi cinco horas, así que asentí.

—Vale, pero que la película no sea de miedo.

Adonis rió por lo bajo.

—Y yo que pensaba poner la más aterrorizante —lo miré mal—. No me juzgues, rubia, dormir contigo abrazándome es lo mejor que me ha pasado.

Sonreí por lo bajo, mordiéndome el interior del labio.

—No hace falta que me pongas películas de terror para que duerma abrazada a ti, Adonis —susurré—. Así que pon cualquier otra cosa.

El rubio sonrió de lado, burlándose de mí, y encendió la televisión antes de poner una tonta comedia.

No presté mucha atención a la película, lo admito, puesto que en mi mente volaban mil y una ideas.

Esta noche. Esta noche daría el paso, porque necesitaba tener a Adonis en todos los sentidos de la palabra.

Paura (Mafia Italiana #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora