26. Pensar en el pasado

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26.  Pensar en el pasado

Lía Messina

Solté una fuerte carcajada, burlándome de Bruno que me miraba mal. Sus marrones con motas verdes se entrecerraron en mi dirección.

—Vas a arrepentirte de haber nacido, Valen.

—Lo hago todos los días —obvié, antes de soltar un grito cuando el cerró sus brazos en mi cintura y me levantó del suelo—. ¡No, no! ¡Por favor! ¡Chicos, ayuda!

—Tú solita te has metido en eso, Valen —sonrió divertido Dante.

Grité más cuando Bruno nos acercó al mar y pedí socorro al resto, aunque claramente me ignoraban.

—¡Bruno, por favor!

—¿Quién es un unineuronal? —repitió mi insulto de antes.

—¡Tú no! ¡Tú no!

—¿Segura?

—¡Segura! ¡Se lo decía a Rafael!

—A mí no me metas —se quejó el nombrado desde la toalla.

—Mhm... —Bruno detuvo sus pasos y suspiré de alivio— No me has convencido.

Y volví a chillar cuando me lanzó al agua. Dios, estaba helada.

Salí a la superficie, con el cabello pegado a mi cara.

—¡Te odio! —le grité, salpicándolo.

—Me adoras, estúpida.

Gruñí por lo bajo, saliendo del mar y corriendo tras él. Bruno en seguida se alejó de mí, pero logré saltarle encima y subirme sobre sus hombros. Él se rió, burlándose.

—Qué te follen —lo insulté, intentando hacerle caer.

—Fóllame tú.

Le hice burla, bajándome de su espalda y bufando mientras me recostaba en la toalla para intentar secarme. Lucas me dedicó una sonrisa divertida.

—No me hables —lo señalé— que no me has ayudado.

—Tienes que aceptar que ha sido divertido, guapa.

—Vete al infierno.

***

Ahora en serio, Lí. ¿Qué pasa entre Adonis y tú? —la pregunta de Dav sonó preocupada— Llevas solo un mes fuera y él realmente está muy mal. Creo que ni siquiera duerme.

—No ha pasado nada, Dav —me encogí de hombros—. Él es simplemente un idiota.

No quería preocupar a mi amiga. Quiero decir, ella ya está teniendo bastante lío con el embarazo y el médico le había dicho que debía mantenerse tranquila.

¿Segura?

—¿Dónde está el papá oso, de todas formas? —me moví, intentando verlo por detrás de la cámara. Desde que Dav descubrió su embarazo, hace una semana, Massimo no se había alejado de ella ni un solo segundo.

Mi mejor amiga rodó los ojos, con una sonrisita en sus labios.

Le he dicho que tenía antojo de pizza y ha ido a comprar una —sonrió—. Es tan lindo.

Reí por lo bajo. Me alegraba de que al menos a una de nosotras le fuera bien el matrimonio.

Mi vista se desvió a mi teléfono cuando me llegó un mensaje de Lucas, preguntándome si me apuntaba a la salida de esta noche en Deseo Prohibido. Sonreí por lo bajo, respondiéndole afirmativamente.

Paura (Mafia Italiana #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora