Hera
Encontrar el camino correcto puede ser difícil, más aún si en la búsqueda de ese camino la neblina no cesa bajo la oscuridad de tu alma.
Mis manos tiemblan sin control alguno, no puedo para de mover mi pie derecho como si fuese un jodido tic nervioso que recorren mi cuerpo de repente.
Tengo nauseas y la sudoración en mi cuerpo es cada ves más irritante peor aún con una herida de bala en proceso de cicatrización, síndrome de abstinencia le llaman aquí, yo le llamo el resultado de mis actos.
No tengo la culpa de que un mafioso árabe haya invadido mi cuerpo con drogas letales durante todo un mes y medio, tampoco tengo la culpa de haber sido agredida física, mental y sexualmente. Pero si tengo la culpa de muchas cosas, como por ejemplo; de no haber sido mas astuta y no darme cuenta a tiempo de mis errores.
Me llevan en silla de ruedas hasta el baño privado, dos enfermeras me ayudan a desvestirme mientras que mi madre enciende la ducha, me miro al espejo por primera ves en mucho tiempo, toco mi reflejo desnudó, estoy muy delgada, mis ojeras son bastantes pronunciadas en mi pálido rostro, mi cabello luce seco y quebrado, mis costillas se enmarcan en mi piel, los años de entrenamiento físico se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos.
Mi madre cubre el espejo cortando con mis pensamientos y ganas de suicidarme con el mismo.
Entro a la tina y me siento en esta mientras que mi madre toma la ducha en sus manos y esparce agua tibia encima de mi piel erizada.
Doy asco, pena y vergüenza, de ser la gran capitana del ejercito del FBI, pase hacer el despojo humano, ansiosa por drogarme y vuelta mierda.
Salgo de la tina y envuelven mi cuerpo en una toalla blanca, secando el exceso de agua.
—-Hoy será un mejor día, iremos a un pequeño restaurante en la isla, veremos el mar y comeremos ese helado que tanto te gusta.
Mi madre intenta darme ánimos esforzando una sonrisa que sé que no quiere forzar paro lo hace, es evidente que físicamente estoy muerta.
Me colocan un top blanco y encima una sudadera negra y unos pantalones negros holgados.
Mi madre me ayuda a sentarme en la silla rodante y me coloca unas sandalias amarillas.
—-Adivina quien te las mando.
Pienso en Isabella, el amarillo es su color favorito, el color es chispeante y bastante chirrión para mi gusto pero me recuerdan mucho a ella.
Salimos del baño y bajamos el ascensor mientras mi madre acomoda mi cabello en una trenza, bajamos al primer piso, me lleva por los pasillos mientras vemos a algunos pacientes y médicos caminar por estos.
La brisa fresca choca en mi rostro cuando salimos al patio, o más bien a uno de ellos, mi madre empuja la silla rodante por el camino de tierra seca que guía por un sendero de árboles secos y otros verdosos.
Me deslumbró con la naturaleza, hasta llegar a un quiosco en medio de esta, entramos al lugar y efectivamente es un restaurante.
Noto a las personas comer sentados en sus mesas, algunos traen batas de doctores y otros ropa como la mía. Otros simplemente acompañan a sus seres queridos.
Mi madre y yo nos ubicamos en una parte en la que la naturaleza puede verse con mayor esplendor, no tengo ganas de comer o de hablar una mierda por lo que obvio el pedido del camarero cuando pregunta que voy a querer de comer.
ESTÁS LEYENDO
Perdición [+21]
ActionLibro 3 ❤️🔥 completado ✅ Trilogía ✨Almas oscuras✨ ✨Las almas unidas en guerra son aquellas que sobreviven en la victoria✨ Cuando el cielo se nubla y el infierno arde es por que las Sherwood están devuelta esta vez unidas en una sola historia. ...