Hera
Me giro rápidamente buscando al dueño de la voz que acaba de pronunciar mi nombre.
—Hera
—Quien eres?
—-Enserio no me recuerdas.
Recuerdo aquella ves en los palacios Hochadel en donde me infiltré para ver el casamiento de mi hermana, recuerdo la noche en que casi me lanzo del último nivel del edificio. Su nombre es...
—-Rafael, me llamo Rafael.
—-Bien Rafael, lárgate de aquí.
Me doy la vuelta esperando que se haya ido pero...
—-De hecho me gustaría conocerte Hera...
—-A mi!.—Musitó incrédula.—Niño busca un juguete para que te entretengas y déjame en paz.
—-La otra noche, te desmayaste en mis brazos, intentaste contra tu vida...
—Te doy las gracias o prefieres una carta de agradecimiento, déjame en paz nadie te pidió que...
El respira hondo y pasa por mi lado...
—-Deja de ser tan grosera y sígueme, alguien me contó que tu helado favorito es el de avellanas.
Lo miro de arriba hasta abajo, su seguridad me enerva pero me apetece comer helado.
Empezamos una caminata corta, caminamos uno al lado del otro sin decir una sola palabra hasta llegar a un quiosco que por su portada es evidente lo qué hay.
Él pide un helado de fresas para él y uno de avellanas para mi. Los helados son gratis para los pacientes por lo qué caminamos desprevenidamente por el sendero y yo hago de cuenta que el no existe.
Pruebo el frío en mis labios con el dulce en mi boca, un choque de sabores hace que mi mano empiece a temblar por si sola, la ansiedad hace que por un momento deba detenerme y siento como los árboles se mueven de un lado a otro acorralándome y la respiración se corta.
—-Que sucede?
El tacto tibio de unas manos me calman por unos instantes, pero es el mismo tacto el que esquivo...
—-No me toques.
No sé en qué momento accedí a sentarme en uno de los bancos de madera en medio del bosque, intento comer de mi helado pero el temblor en mis manos no me deja.
—-Calma, no pasa nada, nadie te hará daño.
Poso mi vista en el ámbar vivo en sus ojos, el hace a un lado su porción de helado y toma el mío, toma una porción en la cuchara de plástico y me la ofrece en los labios.
—-No necesito de tu ayuda...
—Eso ya me lo has dicho antes, y no me importa si me necesitas o no.
Tomo el helado en mi boca, saboreo el dulce y el frío que congela mi lengua por unos momentos. Debo reconocer que es demasiado rico. Me ofrece un poco más y accedo a tomarlo.
—-Por que me seguiste? Siempre eres tan esquiva.
—-Deja de hacer preguntas tontas, solo quería helado.—Evado la conversación mientras noto de reojo como su mirada me recorre.—No es que me importe pero ¿Que te trajo hasta aquí?
—-Fui secuestrado por el peor enemigo de mi familia, inyectaron un veneno en mi sangre que curiosamente tu hermana logró combatir.
Tiene una mirada angelical por así decirlo, puede hablarte de lo que sea y tu mente se bloquea...
—-Rafael Hochadel, el cuñado de mi hermana y un mafioso, curioso ¿no? Yo soy la que atrapa personas como tú.
—-Aquí no soy el mafioso multibillonario, como tampoco eres la capitana que debe seguir un reglamento..—Hace una pausa fijando su vista con la mi pero yo nunca bajo la guardia y mantengo mi floja postura.—Tu por que estás aquí?
Su pregunta hace que baje la mirada, encorvé mi espalda y mi respiración se corte.
—-Supongo que por alguna razón, no lo entenderías.
—-Pues explícamelo, Hera.
—-No sé que hago hablado contigo como estupida.—Me pongo de pie.—Hasta nunca.
Intento alargar mis pasos, meto mis manos en mi abrigo buscando un lugar en el que pueda estar sola, pero siento como pasos detrás de mi se aproximan más y más.
—-Oye espera...
No sé de donde saco las fuerzas pero casi corro dentro del bosque más profundo, la noche empieza a caer, mi vista se nubla, no escucho a la persona que me llama por mi nombre detrás de mi, tropiezo con una rama caída, caigo al suelo y siento como me lastimó la herida de bala en mi abdomen.
Mi herida casi cicatrizada duele, me siento en la tierra fría algo mareada, de pronto alguien conocido se inclina enfrente de mi y su tacto en mi rostro me trae a la realidad.
Rafael me ayuda a ponerme de pie, estoy algo mareada, por lo que de repente siento como me carga en brazos.
—No necesito...
—Mi ayuda, lo sé pero no te dejaré aquí sola.
Lo detesto, es irritante y se mete en lo que no le importa, pero me lleva cargada en sus brazos hasta la enfermería en donde un enfermera me revisa la herida y me coloca una crema fría para el dolor, al rededor de la herida.
El dolor sería fuerte para otros pero no para una persona que literalmente está muerta por dentro.
Los mareos en mi estado es normal, la ansiedad y los malestares de taquicardia también, me pongo de pie y noto al hombre que no me ha dejado sola ni siquiera para respirar...
—Ya te puedes ir.
—-Que tal si hacemos algo esta noche, habrá una sala de cine por si quieres...
Camino encorvada y cojeando...Me detengo en medio del pasillo encarándolo...
—-Déjame en paz, no sé quién eres tú, no sabes quién soy, deja que me muera sola quieres.—Mi pecho se agita y el me observa con atención.—-Ya déjame.
—-Te prometo que te dejare si me acompañas a ver una película hoy.
<<<Diosss!!!!>>>
—-Ya! está bien.
Accedo, me encamino hasta mis aposentos algo enojada, no me gusta que las personas sean tan irritantes. Me doy una ducha, me coloco otra sudadera negra y unos vaqueros holgados, parezco payasa drogadicta pero es lo qué hay.
Escucho como tocan mi puerta y al abrirla el amarillo ámbar choca en mi panorama, sus ojos son algo adormilados, su pelo es largo y luce despeinado, sus rasgos son finos y no me había fijado en la barba sutil que decora su mandíbula...
——Flower power, enserio tu sudadera dice eso.
—-Es del grupo de apoyo, deberías probar..
—Ni lo sueñes...
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Perdición [+21]
AcciónLibro 3 ❤️🔥 completado ✅ Trilogía ✨Almas oscuras✨ ✨Las almas unidas en guerra son aquellas que sobreviven en la victoria✨ Cuando el cielo se nubla y el infierno arde es por que las Sherwood están devuelta esta vez unidas en una sola historia. ...