4

504 19 0
                                    

Brian O'Conner

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Brian O'Conner

Quedé fascinado en cuanto vi a Aurora Walker. Era muy hermosa, con su cabello negro lacio, y sus ojos tiernos. Había visto mujeres hermosas, con atributos sensuales que llamaban la atención, pero ninguna me había hipnotizado tanto.

Ella es una belleza natural. No puedo dejarla ir. Sus ojos café luminosos, claros y llenos de miedo me dejaron petrificado. Eran de lo más extraordinario. Es bastante atractiva. Una chica fantástica. Carajo. Freno en seco mis pensamientos, alarmado por la dirección que están tomando. ¿Qué carajos estás pensando, O'Conner? Necesito parar ahora mismo.

- Lo están esperando, Señor - susurra Noah.
- Bien. Asegúrate de que la señorita Walker esté segura - exclamo mientras camino de vuelta a mi despacho.

Me siento en la mesa esperando a que pasen mis invitados. Primero entran James y William, y luego Dev Adams, mi socio y el segundo mafioso más grande de Inglaterra, después de mi, claro.

- Bienvenido, tome asiento - le susurro al hombre alto y moreno. Tiene 35 años. Es un cabrón y un maniático. A diferencia mía, suelo ser más... discreto y compasivo.
- O'Conner. Está mansión es hermosa. Está muy bien escondida.
- Ese es el punto.
- ¿Tienes a la chica?
- Si. La trajeron hace un par de horas.
- ¿El imbécil de Walker lo sabe?
- Parece ser que ya. Esperaré hasta mañana para pedirle lo acordado.
- Tenemos un trato, O'Conner. Si no funciona tú me darás todo lo que posees. Deberías darme a la chica. Puedo hacerme cargo de todo esto.

¿Darte a la chica? Te asesinaría antes, cabrón. Esa mujer será mía.

- La tendré yo, Dev. Te aseguro qué Walker nos dará lo acordado, y te daré mi parte del trato.
- Es muy hermosa. Me gustaría tenerla una vez al menos, Brian - susurra Adams.

¿Quién carajos se cree este imbécil? Se me hiela la sangre, y no sé porqué. Quita tus putas palabras de ella. Mis manos se convierten en puños.

- Quizá algún día, Adams.

Nunca, hijo de perra. Te mataré si vuelves a mencionarla.

- Un placer hacer tratos contigo, O'Conner - se levanta y me estrecha la mano sin fuerza.

Imbécil. Deseo matarlo ahora mismo.

- Adams - digo despidiéndome en tono deliberadamente cortante.

Sonríe burlón y segundos después sale de mi despacho.

- No quiero que vuelvas a tocarla, William.
- No puedes negarme eso. Es una mujer sexy...
- No la volverás a tocar - digo entre dientes y vuelvo a sentarme una vez que el agacha la mirada.
- No volveré a estar cerca de ella, Brian.

Oh, esa mujer es solo para mí, hermanito.

- Bien. James, no quiero cerca a nadie de la señorita Walker.
- Entendido, Brian.
- ¿Y que haremos con ella ahora, hermano? No podemos tenerla encerrada.
- Estamos en un lugar muy seguro. Por eso la traje aquí. Aunque intentara escapar no lo lograría. Tengo el lugar rodeado de guardias y estamos en una isla. Dejaré que se acostumbre, y sino, la mantendré encerrada hasta que su padre me de lo que pido - respondí impasible, recordando el rostro de la señorita Walker.
- ¿Y si la policía nos atrapa? ¿Si al dejarla ir nos delata? Nos vió los rostros, Brian - susurra William, mirándome como un idiota.
- He decidido que no la dejaré ir - lo dije sin dudarlo.
- ¿Qué? Brian, su padre enfurecerá más. ¿Por qué quieres tenerla aquí? Es una simple mujer. El trato era regresarla.
- Y no lo haré. Esa mujer se quedará conmigo.
- Eres un insoportable, O'Conner - miré la puerta, una voz de mujer surgió. James y William también se dieron la vuelta - ¿Otra mujer? Aquí estoy yo.

Ella comenzó a caminar hacia nosotros.

-  Bethany... - susurré, mirándola de arriba abajo.
- Te dejamos con eso. Piensa otra vez el asunto con... nos ocuparemos de que Walker pague y mañana discutiremos lo demás - James se levantó con una sonrisa estúpida y se dirigió hacia la salida con William.

La rubia se me acercó, enrolló su vestido rojo y se sentó sobre mí. Metió su lengua en mi boca sin aviso.

- Cójeme - gimió, mordiéndome el labio y frotando sus nalgas contra mi miembro - fuerte.

Me levanté rápidamente y le di la vuelta. Sonrió, lamiéndose los labios. Abrió bien las piernas y se recostó sobre el escritorio de roble, con el trasero bien levantado. Ella estaba sin bragas. Me desabroché el pantalón, me bajé los bóxers y deje escapar mi miembro erecto. Me acerqué a ella por detrás y la penetré fuertemente.

- Oh, si - estaba gruñendo frotando su húmedo coño contra mí.

Comencé a penetrarla. Imaginé a Aurora. Su rostro y su exitante cuerpo. Recuerdo como se veía con ropa interior y me la imagino desnuda, mientras la follo fuertemente. Tengo que tenerla. Tiene que ser mía, pensé mientras le daba nalgadas a Bethany. Se dobló la espalda y cayó sobre la madera empapada de sudor. Me la follaba duro, pensando constantemente a Aurora.

- ¡Aurora! - dije entre dientes, en un susurro agónico.

La penetré una vez más con fuerza y dureza hacia ella, llegando al orgasmo. Cuando terminé, me alejé de ella, abrochándome la bragueta.

- Te veré luego - dije con la respiración agitada y rodeé el escritorio, mientras ella se levantaba con sus piernas ligeramente temblorosas - Noah te llevará a casa.

Asintió la rubia con la cabeza, con una expresión melancólica y salí de mi despacho. Subí al piso de arriba y caminé por los anchos pasillos. Me detuve en la habitación de Aurora, la cual estaba justo frente a la mía. Saco la llave de mi bolsillo y cuidadosamente abro la puerta.

Camino un poco por la oscura habitación hasta que veo a Aurora tirada en el suelo de madera. Me agacho lentamente y la observo. Sus finos y delicados rasgos. Le pasé un brazo por la cintura y la tomé en mis brazos. Acurrucada en mi regazo. Respiro su aroma delicioso mientras ella suavemente y con ternura duerme profundamente. Extrañamente me gusta la sensación de tenerla cerca, se siente demasiado bien para dejarla.

Caminé hasta llegar a la cama y la acosté cuidadosamente, sin hacer ruido. Me siento en la silla a lado de la cama y la observo dormir. El ritmo suave y calmado de su respiración es tan tranquilo y se ve hermosa. Me gusta la forma en que sus oscuras y grandes pestañas se rizan, su nariz pequeña, dulce y refinada.

Con mano temblorosa estiro la mano y acaricio su cabello. Observo aún su cuerpo en ropa interior. Dios, es tan sexy y bella. Se me eriza la piel. Deseo tenerla. Deseo perderme en ella. Para O'Conner. Frena tus pensamientos ahora. Me levanto lenta y sigilosamente y sujeto la sábana roja de seda y cubro a Aurora con ella, en un delicado movimiento.

Me inclino hasta quedar lo suficientemente cerca de su rostro hasta sentir su aliento.

- No te dejaré escapar, Aurora - susurro, y dejo escapar un largo y tranquilizador suspiro cuando vuelvo a mirarla.

Siento un impulso incontrolable de estar cerca de ella. De tocarla. Rozo mis labios con los suyos y me incorporo rápidamente. ¿Qué carajos fue eso?

No quiero despertarla.

- Dulces sueños, Walker.

Y me voy antes de que me venza la tentación de hacerla mía.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora