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Brian O'Conner

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Brian O'Conner

No logré encontrarla por ningún lado. Entro a la mansión corriendo. La angustia y el pánico estallan en mi vientre. Me estoy volviendo loco. No, no puede haberse ido. Son las 4 de la madrugada. He pasado las últimas 5 horas buscándola.

- ¡Noah! Necesito que mandes a todos los guardias a buscar por toda la isla.

Me quito el saco y comienzo a subir las escaleras, mientras intento contener la ira y la angustia.

- Entendido señor - dice y sale corriendo.
- ¿Qué sucede, Brian? - dice William desde abajo.
- Necesito encontrar a Aurora. Prepara el helicóptero. No hay manera de que haya salido de la isla, es imposible, debe estar en cualquier lugar.

Si, se que todo esto resulta sorprendente, estoh haciendo todo un lío por encontrarla. Lo miro y veo que su boca se abre por sorpresa.

- Solo necesito hacer unas llamadas para que la encuentren - digo.
- Bien, hermano, te esperaré en la pista. - dice y sale corriendo mientras se pone su camiseta.

Necesito darme una ducha rápida, olvidar por un momento mi angustia y miedo. Vale, me he comportado como un imbécil. Deseaba tenerla y le arrebaté su libertad. Mis pensamientos no me reconfortan y crece mi pánico. Sus ojos cafés cubiertos de lágrimas, perdidos, lanzándome una mirada fulminante, con odio. Ella me ve tal y como un monstruo, por eso ha escapado, O'Conner.

Entro en mi dormitorio y una pizca de tranquilidad se enciende en mi interior, está ahí, bebiendo mi botella favorita de Whisky, sentada en la cama, recargada en la cabecera. Me paso las manos por el pelo, sintiendo un inmenso alivio. Todo este tiempo estuvo aquí, en mi habitación, no pensó en escapar, no como prometió. La idea me aterroriza. Camino rápidamente hasta quedar a un lado de ella, junto a la cama.

- Dame la botella, ahora.
- Tu habitación es un buen lugar para encontrar alcohol... - masculla.

Sonrío ligeramente al escuchar su voz.

- ¿Cuánto has bebido? - me acerco a ella y le sujeto el rostro con ambas manos.
- Sssueltame, vete de aquí - susurra empujando mi pecho débilmente.
- Fue suficiente Aurora, ni siquiera eres capaz de hablar, dame la botella.

Sujeto la botella y comenzamos a forcejear. De pronto ella la suelta, dejándola en mis manos, su cuerpo da una sacudida, luego se inclina y corre a tropezones hacia el baño de mi dormitorio, tapándose la boca con la mano. Dejo la botella en la mesita de noche y corro tras de ella.

- ¡Aurora!

Se agacha sobre la taza de baño y vomita violentamente. ¡Oh mierda! Me tiro en el suelo y le recojo el pelo negro a Aurora para apartárselo de la cara mientras sigue vomitando lo que ha bebido. Con la otra mano la sostengo con fuerza por que al parecer ya no puede mantener su cuerpo equilibrado.

- Suéltame, Brian - gime.
- Si quieres terminar de vomitar, hazlo ahora - dije entre dientes con voz tensa.

Lo hace, una y otra vez, embarrándo su camisón de seda blanco. Después de unos minutos por fin su cuerpo se relaja. Aurora se limpia la boca, se vuelve y se sienta en la tasa, mientras evita mirarme porque seguramente la irritante señorita Walker se siente avergonzada. Y aún así extrañamente, estoy contento de verla. Mi arrebato de ira al creer que había escapado ya ha pasado, por que es un alivio tenerla aquí.

- Puedo apostar a que estabas buscándome - comenta, soltando una risita - eh, O'Conner...

Le quitó algunos mechones de cabello que se le han pegado a su rostro. Ella trata de quitar mis manos, pero falla. Dios, está tan ebria.

- Déjame sola. Sal de aquí.
- Te recuerdo que estás en mi habitación, Aurora - levanto una ceja.

Levanta la mirada hacia mí, sin poder enfocar la vista y se balancea un poco. Parece a punto de desmayarse, así que no me la pienso dos veces, me agacho un poco y la lanzo sobre mi hombro para cargarla. Ella no pesa mucho. Esa idea me cabrea. Camino por mi grande baño hasta llegar a la bañera y la bajo, dejándola sentada ahí, con su cabeza recostada en la pared.

- Vomitaste tu camisón - le digo comenzando a bajarle los tirantes. Le bajo el pequeño vestido hasta sus talones, mis ojos vagan por todo su cuerpo desnudo. Sus pechos quedan expuestos, viéndose tan perfectos y exitantes como los recuerdo. Contrólate, O'Conner. Veo su sexo y mi polla se endurece de repente. Trago grueso. Abro la llave y ella suelta un jadeo cuando el agua cae sobre su cabeza.

- Bri-Brian-hace mu-mucho frío - tartamudea, con su cuerpo mojándose.
- Shhhht, terminaré pronto.

Paso el jabón por su cuerpo con los ojos cerrados. No puedo controlarme. La deseo tanto, más que a nadie. Después de lavarle los dientes cuidadosamente, sujeto mi toalla y la pongo al rededor de su cuerpo, a pesar de los débiles empujones que me propinaba. Me gusta esto, verla desnuda y estar tocándola. Ella se tambalea, mareada.

- ¡Joder, Aurora!

Logro sostenerla cuando se desmaya en la bañera, así que la levanto en brazos, acunándola contra mi pecho y me la llevo a la cama, sentándola allí cuidadosamente, sujetándola con un brazo. Y entonces abre los ojos.

- Estarás bien, nena - susurro mientras la ayudo a secarse y después le quito cuidadosamente la toalla y la lanzo al suelo, a un lado de la cama.
- Brian. Hermoso. Te odio - balbucea.

Me muerdo los labios para evitar sonreír.

- Si, preciosa.

Mis ojos viajan por todo su cuerpo desnudo. Necesito todo mi autocontrol para no hacerla mía. Desabotono mi camisa blanca rápidamente.

- No, no, vete, déjame... - susurra.

Se la pongo, abotonándola, alejando la tentación de su cuerpo y evitar aprovecharme de que esté ebria. La reclino en la cama, acomodándola y ella cierra los ojos de nuevo. Se acurruca y la veo pequeña, vulnerable. La tapo con la sábana de seda y la beso en el pelo. Me doy la vuelta pero una mano me detiene. Es ella.

- Brian... por favor... ven...

Me acerca débilmente y me siento junto a ella. Envuelve mi cuello con sus brazos con tanta fuerza y puso sus labios sobre los míos con desesperación. Luché por deshacerme de ella con dulzura como pude y la aparte mientras la sujetaba por los brazos. La deseaba. Quería besarla y hacerla mía, pero no de este modo, no con ella ebria.

- Aurora, deseo hacerte mía, pero estás ebria - insistí, mirándola.
- Brian, por favor - suplicó, con la voz sofocada contra mi piel - por favor, Brian...

La miré confundido. ¿Ella me deseaba? ¿Por qué lo hacía? Presioné mis labios contra los suyos. Y de repente se queda dormida, dejando caer sus brazos de mi cuello hasta quedar a cada costado de su cuerpo. Se ha dormido.

- Que duermas bien, Walker - murmuro y luego le doy un casto beso en los labios, alejándome.

Me desnudo, me pongo los pantalones de pijama y una camiseta y me acuesto a su lado. Por fin se ha dormido. Durante segundos, minutos y tal vez horas; la observo. Inspecciono su adorable y hermoso rostro. Nunca he dormido con una mujer. Me acerco a ella y la abrazo cuidadosamente, evitando despertarla. Entierro mi rostro en su cuello y aspiro su dulce aroma.

- Creí que te había perdido, Aurora.

Cierro los ojos, respirando profundo y la sujeto con más fuerza.

- No escapaste... ¿Por qué sigues aquí? - acaricio su mejilla.

Una parte de mi estaba aterrorizado ante la idea de que ella hubiese escapado, pero, ¿por qué? Sentí alivio, un alivio infinito al verla aquí, en mi habitación. No quería moverme, no quería separarme de ella, no quería perderla. La abracé, enterré mi rostro en su cuello y rodeé su cintura con mis brazos, hasta quedar dormido.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora