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26 de Abril

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26 de Abril.

Brian O'Conner

Cuando llego a casa, Aurora me espera de pie en la puerta con una sonrisa dulce. Es de noche, así que su silueta se recorta contra la luz de las velas. Lleva puesto un vestido rojo corto escotado y mangas largas. Unos tacones a juego. Es un vestido que no le había visto nunca y se ve hermosa. Sus curvas y su refinado cuerpo resaltan, solo para mí. Está espectacular y hermosa.

- Hola - susurra.
- Hola, te ves hermosa.
- Tienes buen gusto. Tú me lo compraste en la Isla - se ruboriza.
- Es hermoso. Deseo arrancártelo en un momento más.
- Me lo puse especialmente para ti - da una vuelta rápida y la falda se le pega a las piernas.
- Feliz cumpleaños, amor - le acerco el ramo de tulipanes rojos que le he comprado esta tarde al acabar las carreras.
- Brian... - se le ilumina el rostro cuando las coge y hunde la nariz en el ramo.
- Te quiero, Aurora. Me siento agradecido de tenerte conmigo.
- Oh, Brian, son hermosas, gracias.

Solloza y abre los brazos, esperándome. Entro y la beso con pasión en los labios. Rodea mi cuello con sus brazos y me corresponde, besándome dulcemente, algo muy propio de ella. Siento sus lágrimas derramar por sus mejillas entre nuestros labios y me alejo para limpiárselas con el pulgar.

- Te ves hermosa, nena - susurro y la estrecho con fuerza contra mi. Le acaricio el pelo e inspiro su aroma enloquecedor. Suspiro contra su cuello.

Mi vida. Mi hogar. Aurora. Ella es todo. Aurora es mi vida.

- ¿Qué sucede, Brian? - me cubre una mejilla con la palma de la mano y busca mi mirada con esos ojos cafés.
- No quiero perderte, Aurora.
- No me perderás, Brian. Te quiero, solo a ti.

Me besa. Este beso se convierte en algo más. En mucho más. Sus dedos se enredan en mi nuca y Aurora se entrega a mí, con su boca cálida y acogedora. Deslizo la mano por la suave tela que se adhiere a su cuerpo y ahoga un suspiro. Ambos jadeamos y el deseo me recorre las venas, deseando más a mi mujer.

- Tengo algo preparado para ti - susurro recuperando el aliento.
- Muy bien, señor O'Conner. Iré a poner en agua estas flores.

La miro mientras va hacia la cocina. Varios segundos después está de vuelta, con su sonrisa brillante, que tanto amo.

- Acompáñame - sujeto su mano. Asiente mientras me mira desconcertada.

La rodeo con la cintura y caminamos hasta llegar al viejo garaje.

- ¿Qué hacemos aquí?
- Cierra los ojos - susurro.
- ¿Qué?
- ¿Confías en mí? - la abrazo por detrás y le doy un beso en el cuello.
- Solo en ti, Brian, ya lo sabes - murmuro y Aurora obedece, tapándose los ojos con las manos.

Sujetó mi mano con fuerza y comencé a guiarla al interior del garaje.

- Muy bien, ahora puedes abrirlos, amor - dije por fin cuando entramos.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora