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Christian Torner

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Christian Torner

Cuelgo el auricular. He llamado más de 100 veces a la policía de varios países y no obtengo ninguna novedad. Me siento de nuevo y miro la foto de esa bella mujer en mi escritorio, la foto de Aurora.

¿Dónde estaba ella? Sabía que había sido un imbécil por tratar de conquistarla de esa manera, diciéndole cada cosa que poseía, mis propiedades, mi riqueza y mi poder, pero no encontraba ninguna otra manera de llamar su atención. Creí que si le hablaba de mi fortuna ella se interesaría en mi, como todas las demás mujeres. Pero no, Aurora Walker es el tipo de mujer a la que no le interesa que un hombre le presuma lo que posee. Si no la hubiera dejado salir del restaurante ese día, jamás se la habrían llevado y, ya estaríamos casados. El señor Walker y yo nos hemos dedicado a buscar a Aurora por todo el mundo en los últimos 6 meses. Estoy enloqueciendo.

Si Brian O'Conner, si ese maldito mafioso no se la hubiera llevado, ella estaría conmigo. Carajo. Sacudo la cabeza y apoyo la espalda en el respaldo de la silla. Estoy solo en el despacho y este silencio hace que mis pensamientos me torturen más. ¿Qué estará haciendo ella ahora? Seguramente ese mafioso la hace sufrir día con día. ¿Seguirá con vida?

Ahora mismo no me interesaban mis negocios, ni aumentar mi fortuna día con día, ni hacer felices y orgullosos a mis padres. Solo me interesa una cosa. Solo me interesaba Aurora. La quiero. No solo por que es hermosa y sensual, sino porque era diferente. Era peligrosa y vulnerable al mismo tiempo. Es el tipo de mujer por el que cualquier hombre estaría dispuesto a dar su vida.

Alguien llama a la puerta, liberándome de mi sufrimiento.

- Señor Torner, el señor Walker está aquí.

Mi asistente abre la puerta y a su lado aparece John Walker, el padre de Aurora. Me lanza una sonrisa reluciente y entra. Le sonrío educadamente, me apresuro a ponerme de pie y estrecho fuertemente mi mano con la suya.

- Hola, señor Walker
- Hola, hijo. Acabo de terminar una reunión de negocios con tu padre.
- Disculpe, señor Torner, ¿quiere que les traiga un café? - balbucea mientras sujeta la puerta.
- No, Andrea. Por favor, que nadie me interrumpa. Cancela todas las reuniones que tenga - digo en voz alta mientras me acomodo el saco y me siento.
- Por favor, señor, siéntese - le digo señalando la silla  frente a mi escritorio.
- Tengo noticias de mi hija - me dice mientras se sienta a la mesa.

¿Aurora? El corazón me late desbocado.

- ¿Qué? - susurro, sin aliento.
- Mis agentes localizaron a Brian O'Conner, en Los Ángeles - dice con voz amenazadoramente tranquila.

La encontraron. Si ese maldito está allí seguramente ella también.

- Iré a enfrentarlo. Mañana por la mañana llegaré. ¿Vienes conmigo? - se remueve en su asiento y cruza las piernas.
- Por supuesto que si, señor Walker.
- Él imbecil de O'Conner no tiene ni la menor idea de que iré por él y lo asesinaré.
- ¿Está seguro de que Aurora está con él? - murmuro.
- Mañana lo sabremos. Si no está con él, obligaré a que Dominic Toretto y Letty Ortiz me digan todo lo que saben - dice con voz ronca.

Junto las palmas de las manos y las apoyo sobre mis labios. Y por primera vez, en mucho tiempo, siento miedo. Deseo volver a tenerla. Hacerla mi mujer. Salvarla.

- Christian, ¿no se te ha olvidado nuestro trato? ¿verdad? - John se levanta y me mira fríamente, mientras se acomoda las mangas de la camisa.

Me acomodo mejor en la silla y carraspeo la garganta.

- Me casaré con su hija, señor Walker. Y le daré parte de mi fortuna a cambio de eso. Ese es el trato. No lo he olvidado.
- Confío en ti, hijo. Tú y tu padre son mis mejores socios - con las manos temblorosas vuelvo a estrecharle la mano - prepárate, iremos por tu futura esposa.
- Bien, le avisaré a mis hombres - digo.
- Bienvenido a la familia, Christian. Un placer hacer tratos contigo - grita y escucho el eco de sus pasos mientras sale de mi despacho.

Iré por ti, Aurora.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora