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Brian O'Conner

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Brian O'Conner

Llegué a mi Isla por la madrugada. Tengo que asegurarme que todo esté bien por aquí, además, necesito planear e investigar más a fondo del imbécil de Walker y Christian, el pretendiente de Aurora, para así poder acabar con ellos. El coche se detuvo. James, William y mis guardaespaldas estaban esperando en la pista de aterrizaje. Me despedí del piloto y subí a la camioneta negra blindada. Estaba sentado en el asiento trasero del coche, disfrutando del silencio y de la calma que me invadía al estar aquí de nuevo, en mi hogar, en mi Isla.

- Ahora que has decidido que William se haga cargo de los negocios ilegales, nuestros hombres se han comenzado a poner nerviosos, no hay nadie mejor que tú para controlar todo, Brian - comenzó James, quien estaba sentado a lado mío - también tenemos que lidiar con tus clubes y la reparación del club que incendió Dev Adams en Los Ángeles.
- Descuida, me estoy haciendo cargo de eso.
- Te hemos extrañado.
- ¿Cómo va todo por aquí? ¿Nadie se ha atrevido a pisar mis tierras? - suspiré.
- No, aunque hemos recibido amenazas de parte de Walker. Ahora si quiere que le regreses a Aurora. Está dispuesto a regresarte parte de la fortuna de tu padre, pero no toda. Christian, el joven que estaba con Aurora en el restaurante el día que la trajimos aquí, también se ha unido a la búsqueda de tú mujer. Pide una gran recompensa por ella. Ha hecho que la policía te busque cada vez más, Brian, su influencia por casi todo el mundo puede destruirte.

Ese imbécil quiere tenerla, quiere tener a mi mujer, solo de pensarlo se me hiela la sangre. Lo escuché atentamente, incluso cuando llegamos a casa, continuamos charlando acerca de mis planes para destruir a Walker. Estaba realmente agotado, así que después de varias horas de reunión, decidí ir a dormir a mí habitación, no sin antes entrar a la de Aurora, la cuál estaba a oscuras.

Su fragancia impregnaba la habitación. Me acerqué al armario, saqué su camisón blanco, mi favorito, y me lo llevé hasta el rostro, aspirando su aroma. Cerré los ojos y la imaginé. Dios, la extraño tanto. Llevo unas cuantas horas lejos de ella y me siento vacío. Mi polla se endureció de inmediato al recordarla desnuda. Dios, me volveré loco si no la veo pronto. El olor de su cabello, la suavidad de su piel, su aroma, sus labios, sus hermosos y cálidos ojos. Cada vez que estaba con ella, comenzaba a volverme loco, loco de amor.

- Te he echado de menos - una voz de mujer surgió a mis espaldas.

Pestañeé unas cuantas veces, hasta que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad y ahí estaba ella, Bethany Vance. Mi amante todos estos años. La mujer con la que tuve sexo el día de la boda. Se levantó de la cama y comenzó a caminar muy sensualmente hacia mi. Está completamente desnuda.

- Te he estado esperando muchos días. Tuve que convencer a William de que buscara una excusa para que regresaras a mi.

La rubia se me acercó. Puso sus manos en mi pecho y comenzó a acariciarme hasta bajar por mi abdomen y desabrocharme la bragueta. Me arrastró hasta llegar a la cama y me aventó bruscamente. Caí en el colchón y con su pierna me separó suavemente las rodillas.

- Se que esta es la habitación de tu mujer, puedes cerrar los ojos y imaginar que soy ella, solo disfruta - jadea la rubia.
- No, Bethany... - susurro.
- Shhhhh, te voy a coger con la boca - gime.

Bethany se agachó y tiró de mis pantalones, mirándome con sus grandes ojos todo el tiempo.

- No te resistas, se que también me has extrañado.

Mi polla se endureció enseguida. Abrí los ojos y Bethany ya estaba arrodillada ante mí. Y de pronto, se lleva mi miembro a su boca, empujando más a fondo. Sus uñas se atascaron en mis piernas. Mis caderas empezaron a empujar con fuerza hacia ella.

Estiré los brazos y apreté mis manos en su cabello, haciéndole una coleta. Cerré los párpados y gemí.

- Aurora - jadeo.

Soltó mi miembro y se subió encima de mi, rozando su sexo con el mío. Metió su lengua en mi boca sin avisar, devorándome en un beso salvaje.

- Cójeme - suplicó, mordiéndome el labio y frotando su vagina contra mi polla endurecida - Cójeme con fuerza.

Cierro los ojos y me imagino a mi mujer, perdiéndome en el abismo de seducción de Bethany Vance.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora