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La semana ha pasado en un parpadeo

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La semana ha pasado en un parpadeo. Hoy será un día muy, pero muy largo. Hoy es el día de mi boda con el imbécil de mi secuestrador.

- Buenos días, señorita Walker - dice Noah entrando a la habitación - en dos horas tendrá que estar lista. La señora Clark vendrá a hacer todo lo que usted necesite.
- Oh, si. Claro - dije malhumorada, con la voz cortante mientras ponía los ojos en blanco.

Que estupidez. Siempre soñé con casarme con alguien a quien amara y me amara, no de esta manera.

- Noah, por favor déjanos solos a Aurora y a mí. Te llamaré en un momento - Brian nos sorprende entrando a la habitación. Sigue mostrándose frío. Su cabello rubio reluce bajo la luz de la habitación.

¿Acaso este infierno nunca terminará? Tiene una gran bolsa negra refinada colgando del hombro.

- Esto es lo que usarás. Será mejor que te comportes y dejes de ser irritante a partir de ahora, Aurora. Habrán socios y personas importantes.

Camina hasta mi armario, abre las puertas y cuelga la bolsa.

- ¿No se supone que es de mala suerte ver a la novia antes de casarse? - le digo irónicamente, mientras lo miro con rabia.

Contengo el aliento cuando su mirada desciende hasta mi boca.

- Brian, por favor, no hagas esto. Déjame ir - sollozo.

Sus ojos plateados centellean mientras aprieta los labios con fuerza.

- Te veré en el altar, preciosa.

Sonríe, burlándose de mí y sale de la habitación. Me siento en la cama y entra una mujer mayor a la habitación, con un ramo de tulipanes blancos. Los coloca en mi tocador antes de volverse hacia mí. Lleva un sencillo vestido rosa y el pelo castaño en una trenza. 

- Buenos días, señorita Aurora. Soy Clark, la ayudaré para que esté lista. De ahora en adelante seré su... ayudante - sonríe y señala la puerta del baño - ¿quiere bañarse o prefiere esperar un momento?

No puedo arriesgar mi vida, Brian podría matarme. No, no puedo esperar. Tengo que estar lista para mi infierno.

- Bañarme, por favor.
- Buena elección - sonríe dulcemente - el señor Brian me pidió que la maquille y peine como usted prefiera.

Es solo una falsa boda. ¿Por qué carajos ese hombre hace todo un espectáculo?

- Me he informado, gracias - le sonrío débilmente- los tulipanes son hermosos.
- El señor Brian los escogió para usted - dice guiñándome el ojo.

Finjo una sonrisa de sorpresa. Después entro al gran baño y lleno la enorme tina ovalada y echo aceite, que empieza a hacer espuma inmediatamente. Después de unos largos minutos salgo de la ducha y me pongo un corsé ajustado de seda, con ligero, calzoncillos de encaje a juego y medias de seda blancas. Me ruborizo al imaginar a Brian comprando todo esto. Seguramente debió haberlo visto antes de habérmelo traído. Me pongo la bata blanca y salgo al dormitorio.

Ante la señora Clark trato de actuar como la novia más feliz y encantadora. Me senté frente al gran tocador, parecía un salón de belleza y extrañamente comencé a sentirme nerviosa. La señora Clark comenzó a poner mascarillas y sacaba brillo de cada una de las superficies de mi cuerpo. Comenzó con el maquillaje, ligero pero muy elegante.

- ¿Prefiere el pelo suelto o medio recogido?
- Medio, señora Clark.

Sus manos comenzaron a deslizarse por mi cabello. Cuando terminó, le dió forma a mi cabello. Dos mechones estaban trenzados, uniéndose y todo lo demás suelto, lacio.

- El señor Brian es... un poco complicado, pero estoy segura de que con el tiempo todo será más fácil - dice suavemente.

La miro a través del gran espejo. ¿Acaso ella sabe que estoy secuestrada y obligada a ser esposa de ese hombre? Lo sabe, sin duda. Trato de no llorar.

- Le colocaré el vestido, señorita Walker.

Se dirige al armario y saca la bolsa en la que guarda mi traje.

- El señor Brian lo escogió para usted. Lo decidió en persona - dice la señora Clark. Baja la cremallera de la bolsa y deja al descubierto el vestido de novia más hermoso que haya visto.

Seda blanca con mucho escote y encaje.  Cintura de avispa y mangas que caen hasta las muñecas. Acaricio un trozo de tela entre los dedos, intentando controlar las emociones que siento. No puedo evitar sonreír involuntariamente.

Me pongo de pie, de modo que pudiera ponerme el vestido sobre el peinado y el maquillaje. Me temblaban tanto las rodillas, ¿por miedo? ¿un poco de extraña felicidad?.

- Respire hondo, señorita. Se ve maravillosa.

Le dediqué una sonrisa dulce. El vestido es hermoso. Me pone los tacones e inserta el velo con lentitud.

- Luce hermosa... - reflexionó la señora Clark, dando unos pasos hacia atrás para admirarme - el vestido es perfecto para usted.

Y eso era verdad. El vestido resaltaba mis curvas y mi piel. Noah entra a la habitación.

- Vaya... a él señor Brian le encantará - susurra, mirándome de arriba abajo. Le sonrío tímidamente - oh... lo siento, la esperan abajo. La ceremonia comenzará ya.

Una dulce melodía de piano comenzó a sonar en el jardín trasero. Me siento perdida. Nunca más seré libre. Reprimo las ganas de llorar para no arruinar el maquillaje. Tomo una bocanada de aire, bajo las escaleras y me dirigo a la puerta del patio trasero, el que da vista hacia el mar.

Han colocado una carpa de color rosa pálido, plata y marfil, dejando los lados descubiertos con vistas a la playa y al mar. El sol de la tarde brilla sobre el agua. Hay una pista de baile en un extremo de la carpa. Un camino de velas y flores se extiende desde la mansión hasta la carpa.

- Bienvenida a la familia, niña rica - William pone mi mano pegada a su brazo. Hago una mueca de furia. Tiene puesto un traje gris.

Disimula Aurora. Brian podría matarme si no hago lo que él quiere.

- Sin escapatoria - susurré y William me sujetó con firmeza cuando comenzamos a descender al ritmo lento de la música, hacia el altar.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora