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Aurora Walker

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Aurora Walker

Podía escuchar los murmullos y el susurro de la audiencia cuando aparecí a la vista de todos. Por supuesto, era algo sorprendente que Brian se casara con una mujer desconocida. La sangre se me subió a las mejillas. Flores blancas colgaban del techo. Todos estaban pendientes de mí, hasta que lo vi a él, al final del pasillo, de pie delante de un arco de más flores, muchas flores y lazos. Y pensar que Brian organizó toda la boda... Fui consciente de que James, Noah y la señora Clark estaban en la primera fila.

Brian me examina de arriba abajo, parece sorprendido. Extrañamente mi temperatura aumenta cada vez que se fija en algún detalle, como el peinado, los ojos delineados, los labios pintados de un intenso rojo y el hermoso vestido de seda y encaje. Me recorre el cuerpo con la vista y sigue descendiendo hasta que su mirada se encuentra con la mía. Noto que se me ruborizan las mejillas y, cuando el separa los labios y respira entrecortadamente, se me estremece el cuerpo. Me observa, me detalla. Aquellos ojos azules siguen siendo brillantes y profundos.

Hace tan solo un mes no imaginaba verme así, siendo la futura esposa de alguien a quien odio. Me cuesta asimilar que todo cambiará, que ya no seré libre.

Él lleva puesto un elegante esmoquin. De pronto su rostro se ilumina con una sonrisa de júbilo. Hasta que por fin llegué allí, frente a él. Brian extendió su mano; William me sonrió perversamente y tomó la mía y, la colocó sobre la de Brian. El contacto provoca una sensación de electricidad, un extraño hormigueo.

- Ya era hora, hermano - dice William con una risita y Brian sonríe tímidamente.

Brian dijo votos tradicionales y mientras hablaba sentía como se me retorcía el estómago. Quería salir corriendo y huir de él. Me esperaba seguramente una vida de maltrato y sumisión. En ese momento, cuando el sacerdote recitó la pregunta, mi mundo se había derrumbado. Comprendí que había perdido mi libertad, mi vida cambiaría para siempre y tendría que fingir tolerar a este hombre por el resto de mis días.

Brian sujetó mis manos y me miró. Sus ojos brillaban a la luz del atardecer, en todo su esplendor.

- ¿Brian, aceptas a Aurora Walker como tu legítima esposa y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?
- Acepto - juró.
- Y Aurora Walker, ¿aceptas a Brian O'Conner como tu legítimo esposo y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?

No...

- Si, acepto - susurré con voz ahogada, mientras miraba los ojos brillantes y triunfantes de Brian. Sentí las lágrimas a punto de derramarse sobre mi rostro.
- Ahora intercambiarán estos anillos como un símbolo de su amor y fidelidad - dice el reverendo.

Brian se metió la mano en el bolsillo y sacó un pequeño estuche de joyería.

- Debo disculparme por tardar demasiado en ofrecerte el anillo - murmura tan bajo que solo yo puedo oírlo.

Abrió la cajita y sacó el anillo. Era hermoso y exquisito. Es un anillo de oro, adornado por un diamante en el centro. No podía apartar la mirada de la joya. Estiré la mano y maldije al darme cuenta de que estaba temblando, lo suficiente para que él lo notara. Se me formó un nudo espantoso en la garganta. Mi vida está arruinada y atada a él.

- Con este anillo te hago mi esposa y todo lo que soy y todo lo que tengo, yo te honraré. Tómalo y úsalo como promesa de mi amor y símbolo de todo lo que compartiremos juntos - dice dulcemente mientras desliza el anillo por el dedo. Sujeta las puntas de mis dedos.

Oh... suspiro. Sujeto el otro anillo, el de él y comienzo a deslizarlo por el suyo.

- Con este anillo te hago mi esposo y todo lo que soy y todo lo que tengo, yo te honraré. Tómalo y úsalo como promesa de mi amor y símbolo de todo lo que compartiremos juntos - susurro, mientras una lágrima cae sobre mi mejilla izquierda.

Todo es un engaño...

- Estas dos vidas están ahora unidas en un círculo inquebrantable. A dondequiera que vayan, que siempre puedan regresar el uno con el otro para estar unidos. Que puedan crecer en la comprensión y la compasión. Que el hogar que lleguen a establecer juntos sea un lugar estable y lleno de armonía. Que estos anillos simbolicen el espíritu de amor que existe en sus corazones. Por la autoridad que me confiere yo los declaro marido y mujer. Ya puedes besar a la novia - anuncia el reverendo.
- Te dije que serías mía - susurra tirando de mí para rodearme con los brazos.

Oh, no...

Se inclina hacía mí y me besa.

La suave caricia de sus labios de pronto se convierte en algo intenso y profundo. Es la primera vez que beso a alguien. No puedo creer que sea él. Tal vez debería apartarme, gritarle que no tiene derecho por obligarme a esta unión. Pero lo cierto es que ahora soy su mujer y le pertenezco.

Suavisa la presión sobre mi boca sin apartarse de ella. La mano que tenía en mi cintura se desplaza hasta mi cuello donde se detiene para acariciarme la mandíbula con el pulgar. Cierro los ojos derrotada y me dejo llevar al ritmo de sus labios. Mi primer beso, ¿es así como debería de ser? ¿casada con un hombre que no conozco, me tiene secuestrada, me obligó y me ha quitado mi libertad?

Nos separamos a causa del ruido del gentío que estalló en aplausos. Apoya la frente en la mía y permanecemos quietos recuperando el aliento.

- Por el resto de nuestras vidas, señora O'Conner - dice una vez que se separa y las lágrimas caen bruscamente por mis mejillas.

Me escondo en su cuello para que nadie pueda verlas y él mueve nuestros cuerpos para ponernos de cara a los invitados, mientras aplauden por los recién casados.

𝐋𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora