Aurora Walker, una joven de 19 años, es de la familia más multimillonaria de Londres, pues su padre es un gran empresario, con múltiples negocios por todo el mundo. Hasta que un día la mujer es secuestrada.
El secuestrador resulta ser el jefe de la...
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Aurora Walker
Letty me sujeta fuertemente del brazo y me arrastra hacia la arena a un par de metros del mar. Brian está sin camiseta y se desabrocha los pantalones. Me mira y me sorprende observando su cuerpo semidesnudo.
- ¡Vamos, Aurora! ¡Métete así! - grita Letty a través del sonido de las olas y corre hasta llegar a los brazos de Dom para hundirse en el agua clara. - ¿Te quedarás mirando o vas a meterte? - No pienso nadar - no me importa nadar, pero no tengo algo que pueda cubrirme el cuerpo y que me vean todos estos hombres, en especial Brian. - ¿Y por qué no? - señala el mar - el agua está tan refrescante y limpia. - No he traído ropa de baño. - ¿Acaso no llevas puesto ahora ropa interior? - dice con una sonrisa maliciosa, y lo miro con la boca abierta, a él y a sus ojos azules brillantes - no hay nada que no haya visto antes.
Este imbécil cree que me desnudaré delante de él solo para nadar. Siento un escalofrío al recordar su cuerpo desnudo y saber que él también ha visto el mío.
- No pienso hacerlo. Me quedaré aquí - me siento en la suave arena.
Frunce el ceño. Ahora lleva puesto solo un bóxer ajustado y la tela se adhiere a su cuerpo.
- Ponte mi camiseta. Ahora - ofrece para mi sorpresa - es lo bastante grande para ti, te cubrirá. - Los demás me verán.
Se da la vuelta y voltea a ver a los demás, quienes juegan en el agua, salpicándose. Brian sonríe y camina hasta quedar tan cerca de mí. Dios, es tan alto.
- Vístete. Nadie te verá si me pongo aquí. - Date la vuelta, Brian. - Eres mi esposa. Recuerdo ese cuerpo más de lo que crees, no hay nada que puedas ocultarme. Ahora, ponte mi camisa.
Temblorosamente me quito el top sin apartar la vista de él, mirándolo con rabia. Él sonríe perversamente mientras recorre mi cuerpo con la mirada. Sujeto la suya y me la pongo lo más rápido que puedo. Huele de maravilla, una mezcla perfecta de colonia y un olor muy propio de Brian.
Su cabello rubio resplandece a la luz del atardecer.
- ¿Necesitas ayuda? Puedo quitarte el pantalón. - Vete al diablo - susurro.
Me desabrocho los pantalones y me los quito. Me agacho hasta quedar incada frente a él y con el rostro muy cerca de su miembro. Escucho como inhala bruscamente. Doblo cuidadosamente mi ropa y la coloco a lado de mis zapatos, sobre la arena. Vuelvo a levantarme y tiro del dobladillo de su camisa negra todo lo posible, pues me llega a la mitad del muslo, pero me intimida tanto que me vea, a pesar de que ya lo haya echo estando completamente desnuda.
Sus ojos se abren más de lo normal y veo cómo recorre mi cuerpo con la mirada y observo como sus mejillas se sonrojan.
