Aurora Walker, una joven de 19 años, es de la familia más multimillonaria de Londres, pues su padre es un gran empresario, con múltiples negocios por todo el mundo. Hasta que un día la mujer es secuestrada.
El secuestrador resulta ser el jefe de la...
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Brian O'Conner
Después de la discusión con la señorita Walker salgo disparado hacia mi despacho. Me siento al escritorio, abro mi botella de Whisky, me sirvo y bebo.
- ¿Acaso tú padre era igual que tú? ¿Un maldito mafioso? ¡Ahora está muerto! ¡Seguramente tú y tu estúpida vida de mierda debieron matarlo!
Las palabras de Aurora resuenan en mi cabeza. Y después cada recuerdo de mis padres. Mi dulce madre y mi honorable padre. No, Aurora, mi padre no era un maldito mafioso. Tu padre le quitó todo. Tu padre asesinó al mío.
- Aurora al fin se quedó dormida. Letty subió para asegurarse de eso. ¿Qué carajos te sucede, Brian? Haz llegado a este momento de secuestrar a esa chica y arruinarle la vida cada vez más. No entiendo para qué la obligaste a casarse contigo. - Lo hago para que su padre pague por lo que ha hecho. Por lo que me hizo a mi y por lo que le hizo a mis padres - suelto entre dientes.
Dom camina hasta sentarse frente a mi y apoya sus manos en el escritorio.
- Te has comportado como un imbécil. Nosotros no hacemos esas cosas, Brian. ¿Drogas? ¿Prostitución? ¿En qué carajos estás involucrado? - me suelta sin preámbulo. - Enfócate en tus propios asuntos, Dom. - No, no te vas a librar de esta conversación. Eres mi hermano - me habla con voz serena y entorna los ojos. - ¿Cuándo fue que comenzaste con esos negocios, O'Conner? - Cuando el imbécil de Walker engañó a mi padre... sabes bien la historia, Dom - respiro profundamente, resignado, y lanzo el suspiro más ruidoso que soy de emitir. - ¿Cómo pudiste obligar a esa chica a casarse contigo? - me fulmina con la mirada - yo estaba de acuerdo en que traseras aquí a la señorita Walker, sin lastimarla. Te desconozco, Brian, Letty piensa lo mismo. - Esa mujer es mi esposa ahora, Dom. Debería agradecerme de que la he separado de ese imbécil. Hace un par de semanas vi a su padre, en uno de mis clubes, ¿crees que le importó que Aurora esté aquí? Lo único que le importa a ese cabrón soy yo, que no lo mate, que no recupere lo que es mío. - ¿Ahora fingirás interesarte por ella? ¿Crees que hiciste una acción honorífica al secuestrada y traerla aquí, para después obligarla a casarse contigo?
Doy un trago a la copa Whisky.
- Era una mujer libre y tu le robaste eso. De pronto la convertiste en tu esposa. ¿Crees que tu padre querría esto? ¿O tu madre? - ¡Esto no tiene nada que ver con mis padres! Tú sabes lo que ese hijo de perra ha hecho. - ¡No te atreves a gritarme, Brian! - dice gritando fuertemente, silenciándome inmediatamente - tiene todo que ver con ellos. Él no querría verte involucrado en esto. No queremos verte de esta manera, Brian. ¿Y qué si todo sale mal?
Me paso una mano por el pelo y tiro de el. Suspiro.
- Dejarás ir a Aurora una vez que Walker te devuelva cada centavo y todos los negocios legales de tu padre.
Levanto las manos para que no siga hablando.
- ¡DEJÉ DE SER POLICÍA PARA SALVARTE A TI TAMBIÉN, DOM! ¡ME INVOLUCRÉ EN TODO ESTO POR TI! - levanto la botella de Whisky y la aviento hacia la puerta, que estalla en mil pedazos - ¡CARAJO!
Me levanto y camino hasta la puerta para marcharme.
- No dejaré ir a Aurora. Ella es mi mujer ahora y lo será siempre. - Piensa en lo que te estás convirtiendo, O'Conner.
Sin hacer caso de sus palabras, salgo de mi despacho y doy un portazo. Siento la necesidad de verla, de ver a mi mujer. Subo los escalones de tres en tres, y me detengo, sin aliento, en la puerta de su habitación. ¿Dom tiene razón? ¿Acaso me he comportado como un idiota? ¿Debería dejarla ir y sacarla fuera de todo esto?
Dentro está oscuro. Me acerco hasta llegar a la cama y la encuentro vacía, sin ella. ¿Dónde carajos está? ¡Mierda! El pánico se apodera de mi. ¿Se ha ido? ¿Ha escapado como prometió? Voy corriendo al baño y no hay rastro de ella.
- ¡Aurora! ¡Carajo!
Salgo a toda prisa de la habitación para bajar corriendo por la escalera. No está en el salón... recorro cada habitación de la mansión sin parar. Salgo al jardín. No está. ¡No, no puede haberse ido! ¿En dónde carajos está Aurora? Corro hasta el garaje y subo a mi Nissan Skyline. Conduzco y arranco en busca de Aurora, por toda la Isla.
