Aurora Walker, una joven de 19 años, es de la familia más multimillonaria de Londres, pues su padre es un gran empresario, con múltiples negocios por todo el mundo. Hasta que un día la mujer es secuestrada.
El secuestrador resulta ser el jefe de la...
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Aurora Walker
Los días pasaron con la misma rutina. Solo me duchaba y dormía la mayor parte del día. No comía, a pesar de las irritables órdenes de Brian. Algunas veces fingía estar dormida para no cruzar palabra con él, ni tenerlo cerca de mí. Encuentro difícil comer. En la mansión siempre están los tres amigos de Brian: Dom, Letty y Gisele, por supuesto James y el insoportable de William. No salgo de mi dormitorio.
No podía dejar de pensar en la vez que había besado a Brian. ¿Por qué lo había besado? ¿Por qué lo había disfrutado? ¿Realmente lo odiaba? ¿Alguna vez me entregaría a él por necesidad? La idea es tan absurda y tormentosa. ¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Por qué me retiene aquí? ¿Qué tiene que ver mi padre en todo esto? ¿Qué tengo que ver yo?
En un par de semanas será mi cumpleaños. Siento las lágrimas a punto de desvanecerse al recordar mi vida en Inglaterra, mis padres y mis amigos. Oh, no... Me levanto de la cama y me doy una refrescante ducha para deshacerme de esta tristeza abrumadora. Al salir me maquillo ligeramente y me dirigo a mi gran armario con el cuerpo cubierto en una toalla. Me pongo algo totalmente diferente: unos vaqueros de mezclilla y una camiseta negra ajustada que deja al descubierto mis pechos y mi abdomen. Los pantalones se ajustan bien a mis delgadas y largas piernas. Me gusta.
Alguien llama a la puerta y aparece Noah.
- Buenas tardes, señora O'Conner - me dice en tono educado. - Quiero seguir conservando mi apellido.
Carraspea la garganta.
- El señor O'Conner quiere verla abajo en el patio trasero en 5 minutos para comer. - Gracias... Noah.
Me dedica una sonrisa dulce antes de salir de el dormitorio. Suspiro y me dirijo al patio, recorriendo la mansión. Y por supuesto, cuando salgo está esperándome. Luce diferente, igual que yo. Está vestido con una camiseta negra y unos vaqueros de mezquilla oscuro, y converse. Su piel resplandece, al igual que sus ojos azules brillantes. Su cabello rubio ondulado le da marco a su fino y exquisito rostro. Hay una mesa de madera larga sobre el césped a un par de metros de la arena, con platillos deliciosos, y ahí se encuentran Dom, Letty, Gisele, James, Noah, y William. Todos se ven felices y voltean a mirarme al mismo tiempo que Brian.
Mi boca se seca.
- Desobedeciste. ¿Cuánto fue la última vez que comiste? - dice molesto, al tiempo que camina hasta quedar frente a mí.
Mierda. No lo había visto desde hace un par de días, desde la confusa situación. ¿Tan mal luzco? ¿Acaso se nota que no me he alimentado bien?
- Hola, Brian. Si, también detesto tener que verte. - No quiero tu fastido ahora. Respóndeme - sus ojos arden. - Uhm... eso no te interesa, Brian, únicamente el dinero de mi padre, ¿no? - Aurora... detente, ahora - susurra ásperamente - ¿tu última comida? - Eso realmente no te concierne - murmuro, sintiéndome valiente.
