LISSA.
Sudar las manos siempre era algo habitual en mi, pero hacerlo en este momento y no poder controlarlo no era mi fuerte, así que no sabía que hacer con mis nervios.
Los nervios siempre me hacían flaquear.
Odiaba eso.
Solo es una ceremonia. Gritó mi consciencia.
Una ceremonia donde todos sabrán de mi compromiso con Nicolás. Respondí internamente.
El señor nos saludó a Nicolás y a mi, y aunque nunca lo haya visto, este señor parece saber quien soy ya que, se dirigió a Nicolás y a mi de la siguiente forma:
---Buenas Noches, señor y señora Ramírez. ---dijo el guardaespaldas, permitiéndonos el paso.
El ambiente como ya había dicho antes era fresco, pero al entrar al lugar te arqueas por el ligero aire fresco y frío que hay dentro del local, seguramente producto de aires acondicionados.
Sin prestarle más atención al ambiente, tomé la parte baja de mi vestido -que caía al piso, era lisa y tenía una abertura en el lado derecho- y pasé mi mano para alisarla y quitarle cualquier tipo de arruga.
Pasamos por un salón, en el que al terminar hay una gran puerta de cristal abierta, en su interior el salón está repleto de personas.
El nervio se sembró en mí, así que me aferre con fuerza al brazo de Nicolás, algo que, seguramente el notó ya que dejó un casto beso en mi cabeza.
---No tengas miedo, estás personas me conocen. ---habló, y eso a sinceridad no calmó mi desesperación por caerles bien a todos, si es que la noche me daba la oportunidad.
---Si, pero a mí no. ---Respondí con notable inseguridad.
---¿Confías en mi? ---Indagó curioso, mirándome con cierta picardía.
---¿Tu que crees? ---Respondí con otra respuesta, viendo su cara de niño molesto que a veces suele usar cuando hace berrinches.
---Pues acompáñame.
Tiró de mi brazo otra vez, solo que esta vez me tomó por sorpresa sentir sus labios calientes debido a un beso que apenas vi venir.
Mis mejillas ardieron por lo rojas que se estaban tornando. Cuando entramos, todos a nuestro alrededor aplaudieron en nuestra dirección, aumentando mis estado interno psicológico. Así que me repetí algunas cosas internamente.
Estudias psicología.
No llorar.
Nunca llorar.
No debes llorar.
Eres independiente; no puedes estar nerviosa.
Nunca.
Jamás.
Los nervios traicionan pero tu, eres maravillosa.
Es una lección que debes aprender si vas a casarte. Dijo mi consciencia.
Personas, bebidas de todo tipo y mucho, muchos nervios que debía aprender a manejar lo mas antes posible. Decir que solté el brazo de mi pelicastaño en algún momento sería mentir, porque a lo contrario de esto yo podría parecer un chicle pegado a una envoltura. En vano.
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EL DESORDEN DE LA LLUVIA. #PGP2024
RomanceElla es puro deseo, mientras que el es su depredador. Ellos están en un dilema, un completo caos y dejavu. Dos polos opuestos, dos almas diferentes, un noviazgo falso, una mentira, un casamiento y un sentimiento que volverá todo su mundo patas arrib...