Capítulo 21 | Acepto.

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CAPÍTULO 21 | ACEPTO.

---¡No, no puede ser--- dije impactada.

Contengo las ganas de soltar un sollozo porque no es el momento de hacerlo, pero mi estado de shock no me lo impide y no se a donde se había ido mi orgullo.

Quiero salir corriendo, pero mi consciencia me reprocha a gritos que enfrente la realidad, esta realidad que no podía creer que estaba pasando ahora, y que era uno de los momentos de mi vida que más estaba deceando.

Nicolás tomó del plato la pequeña caja roja de terciopelo, y se puso sobre una de sus rodillas, justo frente a mi, captando mi atención y la de todos los presentes.

Las luces se apagaron, y se iluminaron otras justo en el lugar donde estabamos, sabía lo que estaba a punto de decir, sabía lo que iba a pedirme.

---Lissa, tú...--- dijo, tragando saliva, mientras yo estaba mas que sonrojada y podía jurar estar del color de un tomate ---¿Quisieras casarte, conmigo?

Todos jadearon en nuestra dirección. Mi corazón demandó con salir de su lugar y agradecí mentalmente el hecho de que no estuviera palpitando tan fuerte, porqué seguramente, -con la emoción que tengo- se me podría subir la presión.

Fueron unos segundos, y aquellas cinco palabras ya estaban haciendo efecto sobre mí, ya mis ojos se estaban nublando, estaba a punto de sollozar -de la felicidad- cuando cerré mis manos sobre mi boca y le miré directamente a los ojos, esos ojos avellana que estaban ansiosos por esperar mi respuesta.

---Acepto--- dije en un intento de contener las lagrimas, pero fue imposible ya que las gruesas gotas ya habían salido en un pestañeo. Todos, e incluso Nicolás Gritaron fuertemente mientras que yo solo sollozaba.

Está claro que iba a casarme y que estaba felíz de que en algún momento lo iba a hacer, pero no era asi, nunca lo propuso asi y al ser esta la primera vez no puedo evitar sollozar.

Era la primera vez que me había comprometido a casarme con ese chico por amor, no por negocios.

Tomó de la caja roja el anillo dorado de diamantes, el anillo mas hermoso que había visto en mi vida y que seguramente, habría costado un pastón.

Lo colocó sobre mi dedo anular, haciéndome chillar de la emoción. Se puso de pie, por lo que yo también lo hice y cuando ambos estabamos a corta distancia, no pude evitar darle un beso suave en sus hermosos y débiles labios. Luego, me tomó de la cintura, me abrazó lo más fuerte que pudo, aunque debo admitir -y que apenas podía respirar- que no hubo un momento más feliz que éste.

Sus hermosos ojos avellana me miraron con detenimiento y algo dulce y positivo cargaba su iris anaranjada.

Nunca vi sus ojos con tanto brillo.

Mi yo subconsciente me gritaba lo mucho que el y su cuerpo me pertenecía y... ¡Joder! Era cierto, nuestros cuerpos eran como un rompecabezas que encajaba a la perfección, donde su cuerpo y el mío eran la pieza faltante. Nuestros cuerpos juntos encajaban con bastante facilidad.

Entonces me imaginé siendo una pieza frágil que podría romperse si no tenía a mi pelicastaño.

A mi Nicolás.

Sabía que esto era una etapa nueva, ¿Como le diría a mis amigos que nuevamente me propusieron matrimonio? Mi madre aún estaba en Nueva york, por lo que muy pronto debía ir a verla y contarle.

EL DESORDEN DE LA LLUVIA. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora