Capítulo 21: Blake

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No me podía creer lo que acababa de hacer.

Acababa de actuar como la persona en la que siempre había temido convertirme, como ese monstruo que me hacía sombra y me amenazaba con poseer mi cuerpo a la mínima que me despistara.

El abuelo no hubiera estado nada orgulloso de oírme hablar como los dos bloques de hielo que me habían engendrado.

Yo tampoco lo estaba, creedme.

Y menos cuando me había dado cuenta de ello al entrar en la habitación y oír a Sam mencionarlo.

Joder, mierda.

Como no dejara de comportarme como un gilipollas se iba a escapar corriendo otra vez, y sinceramente separarme de ella era lo último que me apetecía esa noche.

Llevaba casi tres años intentando evitar poner un pie en el club o en cualquier lugar que estuviera relacionado con mis padres, pero por no verla alejarse de mi había preferido tirar mi orgullo por la borda y arriesgar todo lo que estaba en juego.

Había preferido actuar como el pijo arrogante y asqueroso del que huía antes que separarme un milímetro de ella.

Hubiera hecho todo lo que estaba en mi mano para poder tenerla un rato más entre mis brazos y que esa noche no terminará jamás.

Y más cuando aún tenía el sabor de sus labios en mi boca.

No veía el momento de volverlos a tener pegados a los míos.

Definitivamente esa noche estaba siendo la más surrealista de mi vida.

¿Qué cojones había pasado unos minutos atrás y porqué me sentía más jodidamente bien que nunca?

Nos habíamos besado.

No, joder.

Me había dicho que quería besarme y unos segundos después me había comido la boca provocando que la tormenta que caía a nuestro alrededor se trasladara directamente a mi interior. Cada vez que había notado su jugosa lengua chocando con la mía, un intenso latigazo se había paseado de mi estómago a mi polla, obligándome a acercarme a ella lo máximo posible y fusionarnos en uno.

En cuanto la idea de estar dentro de ella inundó mi mente tuve que hacer un esfuerzo para desconectar de mis pensamientos y volver pensar con claridad.

Me quité la sudadera y la camiseta empapadas y las dejé en una de las sillas. Unos minutos atrás había pasado el peor frío de mi vida y ahora estaba tan cachondo que en cualquier momento me iba a caer una gota de sudor por la frente.

Respiré profundamente y me pasé la mano por el pelo antes de girarme para responder a su pregunta.

- Eh...

Antes de pensar en la respuesta o en como iba a esconder la realidad que tanto detestaba, la verdad se escapó de mi boca sin ni siquiera darme cuenta.

- Los dueños son grandes amigos de mis padres, así que se podría decir que este lugar es medio suyo – Carraspeé reparando en lo que acababa de decir -. Bueno, supongo que medio mío también... Aunque me joda admitirlo.

Vi como se alejaba de la puerta y lentamente se acercaba a mí con un aire de preocupación.

- Blake – Qué bien sonaba mi nombre cuando lo pronunciaban esos labios a los que pensaba volverme adicto -. ¿Por eso no se lo has dicho a los demás? ¿Te da vergüenza que...?

- Oye, no tienes ni idea... – La corté sacudiendo la cabeza e intentando desviar la vista hacia otra parte.

Sinceramente odiaba tanto hablar sobre ese tema que no pude evitar alterarme.

Espérame en CamdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora