Capítulo 17: Blake

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¿Iba demasiado borracho o Cervecitas acababa de hacerme la cobra más grande que me habían hecho jamás?

Espera, espera.

¿Acababa de dejarme plantado como un gilipollas en medio de la pista?

¿Qué cojones?

¿Qué había pasado?

¿Qué había hecho mal?

¿Por qué se acababa de asustar de aquella manera?

¿Por qué no quería besarme?

¿Era por qué iba demasiado borracho? ¿O por qué ella no lo iba?

Joder, mierda.

Creía que lo estábamos pasando bien. ¿No?

Estábamos bebiendo, bailando pegados, riéndonos, cantando... ¡Joder! ¡Hasta se había quedado embobada mirándome!

Después de lo degradante que había sido esa semana para mí, por fin había empezado a desconectar y a relajarme.

Por fin me había sentido con ganas de disfrutar de la compañía de alguien y hacer algo más que no fuera estar tirado en mi cueva.

Estaba pasando el mejor rato que había pasado en años.

Esa chica había empezado a sacar una parte de mí que ni recordaba que seguía ahí.

¿Y para qué?

Joder.

¡Para nada!

Por qué ahora mismo me sentía como una puta mierda.

Y lo que más me jodía era que si hubiera sido cualquier otra persona me hubiera importado un pimiento y me hubiera ido a mi casa sin ninguna preocupación, pero desde esa tarde en Camden, no me había podido quitar de la cabeza a esa chica ni había dejado de sentir la necesidad de estar ahí para ella.

Y ni siquiera sabía por qué.

Aunque lo que sí que sabía era lo mucho que me apetecía besarla después de que me hubiera vuelto loco viéndola tararear esa canción que tanto me gustaba, con esos labios carnosos, esos ojos miel tan irresistibles, sus mejillas rosadas...

Mierda.

No podía ser que me estuviera pasando eso.

Ni de coña.

Sin duda iba demasiado borracho.

Pero definitivamente no lo suficiente.

Aún no había ni siquiera alcanzado mi límite y, esa noche, después de la humillación a la que me acababan de someter, no iba a parar hasta ir por los suelos.

La verdad es que llegué a duras penas a la barra.

No había llevado la cuenta, pero aproximadamente, esa iba a ser la cerveza número once o doce de la noche. Mi límite eran unas quince. Lo había comprobado en la primera fiesta de Halloween de la universidad y no descartaba acabar igual que esa misma noche.

Antes de terminármela de un trago le pedí al camarero que me sirviera lo que quisiera, pero que fuera con vodka.

Odiaba el vodka.

Pero me pegaba fuerte.

Y sinceramente no negaré que me pasó por la cabeza la idea de pedirle la botella entera.

Después cogí mi cubata y me dirigí otra vez a la pista donde después de dar cincuenta vueltas, miraculosamente encontré a Jake y Ethan.

- ¡¡Joder tío!! - Gritó Jake a causa de la alta música y de una borrachera que pronto lo iba a dejar cao - ¿¿Dónde te metes??

Espérame en CamdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora