Las cuerdas de mi guitarra habían quedado demasiado flojas después del concierto de Halloween, así que ese lunes por la mañana me levanté temprano para pasarme por una de las tiendas de música del Soho para que me las cambiaran.
Los últimos días, a pesar de toda la presión con la que había cargado por el concierto, me había encontrado mejor de ánimo y me apetecía más que nunca salir de mi habitación y darme una vuelta por mi ciudad.
Tuve suerte al encontrar un aparcamiento bastante grande cerca de Oxford Street. No negaré que el hecho de que fuera principio de semana y que la gente normal estuviera trabajando o estudiando me ayudó bastante. Después de coger mi preciosa guitarra del maletero y colgármela en la espalda, me di un paseo por Carnaby hasta que encontré la tienda. Me había pasado alguna vez por ahí, pero había tantas que era fácil confundirse.
Cuando dejé la guitarra y me aseguré de que el tío del mostrador era el mismo que el que me había cambiado las cuerdas las últimas veces, cogí un café para llevar en la cafetería de al lado y me fui a dar una vuelta para hacer tiempo.
¿Podría haber aprovechado mi energía y buen humor para ir a clase y luego a la biblioteca a estudiar para los exámenes?
Pues sí, pero ese nunca había sido mi estilo. A demás, las calles del centro de Londres me parecían mucho más interesantes que una clase llena de idiotas que iban a estar más pendientes de mis movimientos que de lo que el profesor explicaba. Y ni de coña iba a pisar el campus después del último concierto. Que le comieran la polla a otro.
Como mi guitarra no iba a estar lista hasta dentro de una hora, me recorrí el centro de arriba abajo. Me paseé por Piccadilly y Regent Street, y después acabé metido por las calles y las tiendas de Mayfair. Ni de coña pensaba comprar nada en esos lugares tan pijos y estirados, pero de repente me acordé de una pastelería belga donde años atrás había probado el mejor chocolate caliente de la ciudad, así que entré a comprar unos cuantos sobres para hacérselos a Sam la próxima vez que viniera a casa.
Joder.
Llevaba pensando en ella y en todas las cosas de las que habíamos hablado en mi cama desde que se había ido de casa el domingo por la mañana. Obviamente me había fastidiado que Ethan nos pillara y nos cortara todo el rollo, porque sinceramente estaba tan cachondo que sentía que mi polla iba a implosionar en cualquier momento, pero presenciar como ella había hecho que el dolor que residía en mi pecho se redujera a la nada había sido mejor que cualquier otra sensación.
Estar con ella era mejor que cualquier otra sensación.
Hablar con ella era como una medicina para todos mis tormentos, me abrazaba el alma y me hacía sentir un poco menos solo, como si tuviera a un escudero que me acompañaba en el camino, haciéndolo más liviano y hasta apetecible.
Y creo que, de alguna manera, yo también creaba el mismo efecto en ella.
Ahora que las cosas se habían aclarado entre nosotros no pensaba dar ni un paso en falso. Iba a dejar de hacer gilipolleces e iba a ir a por ella a muerte. Quería estar con ella. Quería pasar mil horas más abrazándola y contándole todas esas pesadillas que no me dejaban pegar ojo. Quería sentir su piel sobre la mía, arropándome y haciéndome saber que todo iba a estar bien. Quería cogerla de la mano y llevarla conmigo a todas partes, asegurándonos de que hacíamos desaparecer por completo toda esa angustia que ambos llevábamos dentro.
Aun tuve más ganas de salir corriendo y lanzarme a sus brazos cuando salí de la tienda y vi que ya estaban poniendo las luces de Navidad en la calle. Aún estábamos a principios de noviembre, pero Londres ya empezaba a recibir turistas de todas partes y a transformarse completamente en un lugar pomposo y extravagante. Otro año me hubiera cagado en la corona y el gobierno juntos y me hubiera quejado de que hicieran empezar las fiestas tan temprano, pero este año hasta me apetecía ponerme sentimental.
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Espérame en Camden
Romance____Escenas +18____ Sam está destrozada y cree firmemente que la única forma de librarse de su dolor es marchándose del pueblo en el que ha pasado toda su vida. Parece ser que empezar la universidad en Londres va a ser la solución que lleva buscand...