Capítulo 32: Sam

34 3 1
                                    

Mis ojos se cerraban poco a poco y mi cuerpo estaba tan relajado que parecía que estuviera durmiendo en una nube. Estar otra vez recostada en el pecho de Blake, escuchando cómo su respiración se colaba lentamente por mis orejas y cómo sus latidos se volvían más y más lentos a medida que se relajaba, me hacía sentir que estaba en el mismísimo cielo.

Aun así, no había forma de quedarme dormida.

Mi mente estaba en completo estado de alerta. Me advertía una y otra vez que ni se me ocurriera dormirme, que no me dignara a perderme ni un segundo de lo que estaba pasando esa noche, que no cerrara los ojos, ni me despertara al día siguiente dándome cuenta de que las últimas horas habían sido un sueño. No quería que ese instante se esfumara y quedara tan solo en mis recuerdos.

Mi consciencia, por primera vez en mi vida, me invitaba a disfrutar del momento que estaba viviendo. Quería parar el tiempo y quedarse allí para siempre. Quería que experimentara lo que era vivir sin estar pensando en el pasado, o en el futuro. En esa cama tan solo importaba el presente, tan solo existía ese momento en el que el calor corporal de Blake me envolvía, teníamos a Aerosmith como banda sonora y lo único que me preocupaba era...

Nada. Absolutamente nada.

- ¿Qué te ronda en la cabeza que no te deja dormir? - Me susurró Blake, pasando sus labios por mi frente.

Me sorprendió que aún no se hubiera dormido. Creía que llevaba un buen rato durmiendo plácidamente.

- ¿Como sabes que estoy despierta? – Levanté la cabeza con confusión.

- Porque no es la primera vez que duermo contigo, cariño... Ni la segunda.

Al escuchar cómo me había llamado me pregunté por un instante si lo habría entendido bien. Aun así, consiguió remover absolutamente todo mi interior. Parecía que esa noche, todo lo que salía de sus labios era música para mis oídos. Bueno, en general me había vuelto completamente loca con todo lo que habían hecho sus labios esa noche.

- ¿Por qué no estás durmiendo tú? – Le pregunté con un tono divertido.

- Mmm... - Murmuró -. Porque precisamente estaba preguntándome por qué no te dormías tú.

Me reí cruzando los brazos en su pecho para apoyar la cabeza y poder observarle mejor.

- ¿Y si no quiero dormirme? ¿Y quiero mirarte toda la noche?

- Pues la verdad es que no pienso rechazar esa oferta... Aunque me va a ser difícil mantener las manos quietas... - Carraspeó mientras pasaba sus manos por mi espalda con delicadeza.

A medida que había ido pasando la noche, su voz se había vuelto más débil y quebradiza, y había empezado a ausentarse en algunas ocasiones. Después del concierto que se había marcado y de haberlo dado todo durante casi dos horas, me parecía normal que sus cuerdas vocales estuvieran exhaustas.

- ¿Estás bien? - Le pregunté preocupada -. ¿Te duele la garganta? ¿Quieres que te haga un té?

- ¿No tendría que ser yo el que te ofrece té? Viendo que estás mi casa...

Blake soltó una risotada y seguidamente cogí el cojín que tenía más cerca para darle con él.

- ¡Eh! - Rechisté -. Solo quiero cuidar de ti.

- Estoy bien, Cervecitas. No te preocupes. Me pasa después de cada concierto... Mi voz está cansada... Pero mañana estaré bien.

- ¿Seguro?

- Sí. Es solo que esta noche... Creo que... He dado más de lo que mi cuerpo me permitía - Soltó pasándose una mano por el pelo, y con ese gesto pude ver que algo sobre ese tema le preocupaba -. Demasiada... Presión.

Espérame en CamdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora