Capítulo 28: Sam

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- ¿Sammy, ese de ahí no es Blake? – Sobreentendí leyendo los labios de Connor, y al instante me quité los auriculares para saber si había interpretado bien lo que me había dicho.

- ¿¿Qué??

- Que creo que Blake se está peleando con alguien – Contestó señalando hacia la otra punta de la biblioteca.

Al comprobar que no me había equivocado, sentí como me daba un vuelco el corazón y todo mi cuerpo se ponía en alerta. Levanté la cabeza de los apuntes lo más rápido que pude, al mismo tiempo que me resbalaba el bolígrafo y caía en el suelo. Empecé a mirar desesperadamente por todas las mesas de la biblioteca hasta que di con su pelo rizado.

No sé por qué, pero era lo primero que veía cuando le divisaba de lejos. Nadie en absolutamente todo el campus, que digo, en toda la tierra, tenía ese pelo tan increíble.

Lo veía y sabía que era él.

Y en ese momento lo tenía muy alborotado. Como cuando se había despertado el otro día con el moño medio deshecho. Desordenado pero sumido en la perfección.

Miré con atención para ver lo que estaba pasando. Blake estaba sentado y parecía que le decía algo a los de la mesa de atrás. Llevaba una sudadera negra y no me pude fijar muy bien, pero creo que también llevaba un pantalón de chándal gris.

De repente vi como el chico con el que estaba hablando se levantaba y a la vez también lo hacía Blake.

Vale, sí, definitivamente llevaba un pantalón de chándal gris y me acababa de dar cuenta de que le hacía un culo increíble.

<<Deja de fantasear y céntrate>>.

- ¿Qué les pasa? No puedo oír bien lo que dicen – Me susurró Connor.

Pues ni idea. Yo estaba centrada en lo guapo que estaba Blake y no en el hilo de la conversación. Aunque debía de estar pasando algo gordo porque en seguida me di cuenta de que toda la biblioteca los estaba mirando. Ahora estaban de pie y Blake parecía tan molesto que me dio la sensación de que en cualquier momento se iban a pegar.

¡Madre mía! ¡Se iban a pegar!

Observé como Blake apretaba el puño derecho y levantaba el brazo para darle un golpe al otro chico, y no sé por qué, pero lo primero que me pasó por la cabeza fue levantarme e ir allí para evitarlo. Como si yo fuera lo suficientemente fuerte o algo parecido para poder pararlo. Sin embargo, al presenciar cómo el señor de seguridad lo hacía por mí, volví a acomodarme en la silla con impotencia.

- ¿Ahora te crees Rocky Balboa, Sammy? - Dijo Connor riéndose de mí.

- Quería evitar que se pegaran – Admití de brazos cruzados, y observando cómo el hombre arrastraba a Blake hasta el mostrador -. No me gusta que la gente se pegue.

- A ver... Es Blake – Puso los ojos en blanco -. Tal vez se merece un buen puñetazo para que le saquen de esa burbujita en la que vive.

No me podía creer lo que acababa de oír.

Ni siquiera le miré. Tampoco quise malgastar mis fuerzas en responderle y discutir.

Ese comentario me acababa de molestar mucho más de lo que quería admitir, y eso que yo había pensado lo mismo en el momento en el que conocí a Blake.

Pero ya no lo hacía, y por eso mismo en cuanto vi que salía por la puerta de la biblioteca me volví a levantar para irlo a buscar.

A pesar de que no se hubiera preocupado por mi llamada ni me hubiera enviado ningún mensaje. A pesar de que no me hubiera buscado por el campus. A pesar de que durante todo el fin de semana me hubiera estado autocastigando por el hecho de que ya no había vuelta atrás en cuanto a mis sentimientos por él. A pesar de que Connor se quedara flipando.

Espérame en CamdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora