Capítulo 18: Sam

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Eran las doce del mediodía cuando Sina y yo nos despertamos y decidimos desayunar algo. No nos levantamos a las mil porque la noche anterior hubiéramos bailado hasta cansarnos y hubiéramos alargado la fiesta, sino porque nos habíamos ido a mi residencia a comer kebab y a ver Como perder a un chico en 10 días.

Habíamos decidido que después de mi gran performance en la discoteca y de que ella se sintiera culpable por haber estado bailando con Jake durante toda la noche, necesitábamos una noche de relax, terapia y de lamentarnos por nuestras decisiones.

Muy a lo Meredith – Cristina.

- Mira, es que de verdad... - Soltó Sina con la boca llena de cereales -. Yo se lo dije a Jake, pero él seguía insistiendo en bailar conmigo y es que en realidad me lo pasé genial y...

En cuanto se había despejado un poco y había cogido energía para hablar, no había callado.

- Sina... - Le dije posando la mano encima de la suya -. Deja ya de intentar justificarte, no es ningún delito bailar con un amigo. Mason no tiene ningún motivo para ponerse así, ni siquiera tenías por qué decírselo.

Esa noche me había dado cuenta de que Sina lo estaba pasando realmente mal.

Siempre era tan alegre y efusiva que no había sido capaz de ver que la relación con su novio ni era, ni nunca había sido tan bonita como me imaginaba. Él se pasaba el día enfadado porqué ella estaba demasiado ocupada estudiando o saliendo conmigo y se ponía celoso de absolutamente todo el mundo, y cuando digo de todo el mundo me refiero a que se ponía celoso hasta de Coldplay. Al parecer solo quería que Sina pasara el rato con él y sus amigos y ella ya se estaba hartando de su actitud.

Por no mencionar la forma en la que le hablaba o la trataba.

Pasárselo bien con Jake la estaba ayudado a olvidarse de todo aquello por un rato y aunque ella se sentía culpable, yo no veía nada de malo en ello, sino todo lo contrario.

Me alegraba que se hubieran hecho tan amigos.

Sina necesitaba a alguien que le sacara las mismas sonrisas que ella le sacaba a los demás.

- Bueno ¿Y tú qué? – Preguntó metiéndose otra cucharada llena de cereales en la boca -. ¿Estás mejor?

- ¡¡Oye!! – Repliqué -. ¡No me cambies de tema que estábamos hablando de ti!

- Mira yo creo que tienes todo el derecho del mundo a rechazar un beso si no te apetece - Siguió ignorando completamente lo que le acababa de decir -. Aunque sea de Blake. A ver, que no digo que todo el mundo quiera besar a Blake... Bueno que, a lo mejor sí, pero... A ver, al menos media universidad seguro.

- Sina – La corté llevándome una mano a la frente y me reí por no llorar -. ¿Estas intentando ayudarme o hundirme más?

- ¡¡No!! Escucha – Replicó moviendo las manos con euforia -. Aunque intentes disimularlo, me fijé en cómo le mirabas cuando apareció detrás nuestro en la barra... Y te gusta. ¡¡Te gusta mucho!! – Vale, esa última frase la habían escuchado en el piso de arriba mínimo -. Y si estuviste tan bien con él el otro día, pues genial si lo disfrutaste oye, pero eso no te condiciona a dar otro paso si no te sientes preparada. Y si él no es un capullo, y según lo que me has contado lo dudo mucho, lo entenderá cuando se lo expliques.

Se me encogió el corazón al escucharla.

¿Como podía no quererla?

Sina tenía razón y mientras me soltaba esas palabras me dije a mi misma que la próxima vez que viera a Blake, aunque me costara millones mirarle a la cara después de la escenita que había montado, intentaría hablar con él y explicarle lo que había pasado.

Espérame en CamdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora