Brooke, 17 años.
El dolor ha sido un hecho constante en mi vida. He aprendido a soportarlo durante mucho tiempo y me he acostumbrado a ello.
Me ha costado, no lo voy a negar.
Pero era necesario que aprendiera a saber cómo sobrellevarlo.
Cuando vives junto a un monstruo tienes que aprender a hacerlo.
Los monstruos se alimentan de tu debilidad y la usan en tu contra para volverse y sentirse más fuertes.
Invencibles.
Disfrutan hacerte daño.
Se engrandecen cada vez que ven tu humanidad sumergida en la miseria gracias a ellos.
Es por esa razón que es mejor no mostrarles nada.
Lo he aprendido muy bien.
Se esforzarán mucho más para verte caer.
Serán más crueles.
No tendrán piedad a la hora de infringir dolor con tal de verte caer una vez más.
Igual a como lo hacías antes.
Pero lo mejor que se puede hacer en estos casos es aguantar.
A pesar de que solo quieras gritar.
Morir.
Mis ojos se sienten desorbitados y mi cuerpo pesado. Tengo la sensación de que podría desmayarme en cualquier momento.
Gotas de sudor cubren mi frente y el sabor metálico de la sangre invade mi boca debido a la fuerza con la que he estado mordiendo mi lengua, para evitar así emitir algún tipo de sonido.
Un grito amenaza con salir de mis labios cuando el látigo impacta con fuerza en mi espalda, pero logro retenerlo en el último momento.
A los monstruos no les gusta cuando sus presas no sueltan ningún tipo de sonido.
Ya sea de dolor.
Súplica.
Agonía.
Cualquiera sería suficiente para ellos.
Puedo sentir como la blusa que llevo puesta se comienza a rasgar, haciendo que todo se sienta más doloroso.
Mi piel también se siente desgarrada. Igual que la fina tela que me cubre.
Siento como si me estuvieran arrancando la piel de la espalda, y la suave caricia de la sangre deslizándose por la lastimada carne no alivia en definitiva aquel dolor.
<No llores.>
Azote.
Cierro los ojos y trato de pensar en cualquier otra cosa para olvidarme del implacable ardor y dolor que está a punto de tragarme entera, pero es imposible. Cada golpe se intensifica y se vuelve más enérgico que el anterior.
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SWEET CAMELIA ©
Romance-¿Cuál es tu flor favorita? -murmuró mientras seguía acariciando mi pecho con sus delicados dedos. -La flor de la camelia. -¿Por qué? -Porque me recuerdan a ti. Historia con derechos de autor© Queda prohibido cualquier tipo de plagios, copias o adap...