37

8K 630 197
                                    

Brooke

Los recuerdos son destellos de nuestro pasado que simplemente no deberían de existir. Al menos todos los malos. Deberían simplemente evaporarse como humo en el aire, pero son tan crueles que solo existen para atormentarnos con todas las miserias que han pasado a lo largo de nuestra vida, y, que simplemente, siguen ahí. En lo más profundo de nuestro cerebro. Esperando a salir en cualquier momento.

Recuerdos, recuerdos y más recuerdos.

Todos arremolinándose uno detrás de otro en mi mente sin darme descanso alguno. Haciendo que mis sienes comiencen un constante golpeteo molesto y doloroso.

Cada recuerdo del pasado llega a mí como una poderosa y abrumadora tormenta dispuesta a destruir todos los muros que he estado construyendo durante años.

Todo por culpa de ella.

Mi estómago se aprieta y la bilis sube hacia mi garganta agriando todo a su paso. Mi pecho se contrae y tengo que cerrar mis ojos por un momento.

Ella no está aquí.

No tiene que estarlo.

La voz y llanto de una pequeña niña llegan a mis oídos y siento mis manos comenzar a temblar. Un sudor frío se desliza por mi espalda haciendo que mi cuerpo se estremezca.

La voz no se detiene.

El llanto no cesa.

Ambos retumban en mis oídos como una cruel burla y un perverso tormento.

+

Camino por el pasillo oscuro y mis ojos miran de vez en cuando hacia atrás. Está oscuro y tengo miedo. Abrazo mi oso de peluche y mi labio inferior comienza a temblar.

Mami.

¿Dónde estás?

Mi hermanito está llorando y no deja de hacerlo. Creo que ensució su pañal. O tiene hambre.

No sé nada de bebés.

Tengo que ir por mi mamá. Como la hermana mayor que soy.

Ella hará que deje de llorar.

Bajo las escaleras uno por uno y espero no caerme para no despertar a papá.

Él da mucho miedo cuando está enojado.

Fui a buscarla a su cuarto, pero mami no estaba ahí.

Bajo el último escalón con mi oso colgando en mi mano. El piso está frío, no pude encontrar mis pantuflas.

Me detengo sin saber a dónde ir.

Miro en varios lados y una luz llama mi atención.

Sonrío y corro hacia ella.

Entro en la cocina y finalmente la encuentro.

—¡Mami!. –Ella se detiene frente a la puerta trasera y muevo mi cabeza a un lado para ver qué está haciendo. ¿Va a su jardín? –.Mami, Roland está llorando –suelto un bostezo y restriego mis ojos.

Tengo sueño.

Ella me mira y camino hasta donde está. Le agarro la mano y halo de ella, pero no se mueve.

Brooke, bebé...

Mami, mi hermanito no deja de llorar. Vamos a cuidarlo. Te ayudaré.

SWEET CAMELIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora