Capítulo 33: La información

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Capítulo 33: La información


La espaciosa cocina de la hacienda le hacía recordar a Sasuke un poco la de Dubái, pero no tan inmensa ni lujosa. Había algo —y no sabía si era por los altos ventanales que daban hacia el jardín o porque la isla era tan grande como lo había sido la de los Senju—, que le hacía rememorar que una vez había estado en uno de los países más caro del mundo y en una de las mansiones más lujosas del mundo. Allí, como también en París, había aprendido a perdonar, a mejorarse y ser mejor persona.

Sasuke, que se había ido de la habitación en silencio, donde dormía con Itachi, casi en puntitas de pie, se sentía terriblemente mal por traicionar su confianza de esa manera: en su mano sostenía un vaso con whisky y lo bebía lentamente, saboreando el gusto y aroma de madera, granos tostados y licor. Era exquisito y lo había necesitado tanto como un vaso de agua en el desierto.

El whisky le hacía calmar y pensó que podía romper su dieta de no alcohol por lo menos una vez, más con todo lo que había pasado este día. Solo esperaba que Itachi no estuviera despierto cuando volviera a la cama, porque si le sentía el gusto al alcohol, se enojaría muchísimo. Aunque dudaba que estuviera despierto. Habían hecho el amor como si no lo hubiesen hecho por años y con la única idea de sentirse, de poder saborear lo que habían creído perdido.

—¿Acaso estás tomando mi whisky escoces?

Sasuke casi deja caer el vaso por la sorpresa y el susto. Se volteó con rapidez, con el corazón en la garganta y miró a su alrededor, encontrándose con una figura alta en la penumbra del lumbral que daba hacia el comedor.

—Tobirama —musitó Sasuke. No hacía falta verlo, conocía perfectamente su voz: suave, embriagante y definida—. ¿Acaso eres un vampiro que no duermes?

Tobirama avanzó hacia la cocina y pestañeó ligeramente ante la claridad de las luces que estaban encendidas. Sasuke se quedó sorprendido de que Tobirama tuviera los ojos medianamente hinchados, como si hubiese estado llorando.

Cuando había vuelto a la hacienda por la tarde, no lo había visto, tampoco a Madara. Había sospechado que los dos necesitaban su tiempo a solas y Hashirama se lo había confirmado cuando Sasuke preguntó por su tío, explicándole que tanto como Madara y Tobirama habían ido a dar una vuelta no muy lejos del jardín, los dos aparte y en solitario, para poder pensar.

Sasuke había querido buscarlos, en especial a Tobirama, sabiendo que este lo había ayudado con su vida y Sasuke quería hacer lo mismo, pero tuvo que resignarse al darse cuenta de que Tobirama jamás aceptaría su ayuda, era un hombre muy orgulloso.

Tobirama pasó su mirada por Sasuke y luego al vaso a medio servir, estrechó los ojos.

—Podría preguntar lo mismo y también por qué bebes cuando te lo prohibieron.

—Una pregunta estúpida sabiendo todo lo que pasé hoy. —masculló Sasuke y observó como Tobirama arqueaba una ceja, sorprendido ante la respuesta de Sasuke.

—Que hayas sacado mis dotes en las empresas, no quiere decir que también las saques en mis respuestas —Tobirama se sentó a su lado, llevaba una sutil sonrisa, apenas visible, como si la forzara—. Yo no te diré nada, ni tampoco a los demás, de que has roto tu juramento de no beber. Después de todo no soy quién para recriminarte cuando yo mismo bebo, pero si la próxima vez te veo embriagándote, no te gustará verme enojado. Hazme un trago.

Sasuke se puso de pie y buscó en la lacena otro vaso, sintiendo tirante su mandíbula donde hoy Obito le había pateado. A Tobirama le gustaba el whisky seco, muy diferente de Sasuke que lo tomaba en las rocas. Al servirlo, con la porción justa, se lo deslizó a Tobirama por la mesada de la isla.

Fama o hermandad (Itasasu) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora