Capítulo 2: Hermandad

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Capítulo 2: Hermandad.


El ruido del disparo fue rotundo. Los ojos de Sasuke se agrandaron a más no poder al encontrarse tirado en el suelo. Todo había pasado tan rápido, que no podía entender cómo Itachi Uchiha estaba allí, con una mano sosteniendo su muñeca y con la otra dando una patada al hombre que había disparado. Su hermano lo había salvado al tironear de él antes que saliera la bala.

El ladrón con el arma cayó al suelo cuando Itachi le dio una patada. Itachi soltó a Sasuke, y ahora con sus dos manos libres, le asestó un golpe en el rostro al hombro hombre y con una patada alejo la pistola haciéndola perder debajo de un auto. 

Itachi estaba más que molesto y Sasuke lo notaba: lo veía en sus ojos fríos y furiosos, con un destello demoniaco en ellos, en su forma de desenvolverse en la pelea, como si en realidad quisiera matar a los ladrones por el simple hecho de haberle hecho daño a Sasuke.

—¡Si en la cuenta de tres, siguen en mi vista, los golpeare tanto que ni la policía, ni los médicos, ni sus madres podrán reconocerlos! Uno... —los dos hombres se alejaron corriendo, olvidándose de la pistola tirada debajo del auto y el celular de Sasuke en el suelo asfaltado. El idioma de ingles de Itachi había sido perfecto. Itachi se volteó y miró con preocupación a su hermano—. Sasuke... ¿Te encuentras bien?

Sasuke asintió quedamente e Itachi, aún ido en sus cabales, lo tomó del cuello para zarandearlo.

—¿Es que querías morir? ¿¡Cómo puedes ser tan estúpido en arriesgar tu vida de esa manera!? —le gritó Itachi—. Si algo te hubiese pasado... yo...

—Lo siento... lo siento... —balbuceó Sasuke, ahora comprendiendo que estuvo a punto de ser disparado por un ladrón, y que si Itachi no hubiera estado ahí, seguramente se hubiera desangrado en la noche calurosa y sofocante de una calle destartalada y con edificios deteriorados.

Sasuke, comprendiéndolo, rompió en un llanto, ya con la adrenalina debilitándose en sus venas. Sintió como unos brazos firmes y fuertes lo rodeaban en un abrazo desesperado. Dejó de llorar instantáneamente y pudo sentir el característico aroma de su hermano mayor; una pequeña mezcla de un perfume caro que siempre usaba y que a Sasuke le recordaba su niñez; el olor a su pequeña transpiración que era única y algo que nunca había podido descubrir que era, pero le fascinaba.

No sabía cuánto tiempo estuvieron así, pero para Sasuke fue muy poco. Había necesitado mucho el abrazo protector de su hermano. ¿Cuántas noches desveladas había querido poder sentir aquel típico abrazo de su hermano protegiéndolo? Cuando se separaron fue porque vieron las luces de un auto que avanzaba hacia ellos.

El aire de la noche sofocante y caliente impregnaba un aroma a salado, húmedo y metálico. Habían caminado unas cuantas calles en silencio hasta llegar a una avenida un poco más transitada para estar más seguros, pero al ser tan tarde, apenas había un alma: las tiendas de vinos y licores, las lavanderías automáticas y los centros de cobro de cheques permanecían silenciosos tras sus persianas nocturnas de chapa de acero.

—¿Cómo llegaste hasta aquí tan rápido? —inquirió Sasuke deteniéndose frente a una cafetería que estaba abierta, el cartel decía 24 horas y las luces amarillentas que iluminaban el local eran tan opacas como lo podría ser la luna desde la distancia donde estaban. 

—¿Te digo la verdad? —Sasuke arqueó una ceja e Itachi suspiró, dedicándole una pequeña sonrisa—. Te veía tan preocupado cuando saliste de la oficina que te seguía.

—¿¡Qué!? —Sasuke desorbitó sus ojos—. ¿Acaso todas estas horas has estado detrás de mí? —preguntó Sasuke sin poder creerlo.

Apenas había mirado hacia atrás cuando caminaba, había estado más absorto en sus pensamientos que no se había dado cuenta que había terminado cerca del East River; lo había notado al llegar ahora a la avenida York, y era por eso que el olor del aire cargaba metal, ya que el río del este era sumamente pesado.

Fama o hermandad (Itasasu) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora