Capítulo 28: Apúntame y dispárame al corazón

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Capítulo 28: Apúntame y dispárame al corazón.


Sasuke detuvo su andar, totalmente estupefacto por lo que acababa de escuchar: Tobirama siempre amó a Izuna. Fugaku les sonrió como si les hubiera ganado en algo, y luego se volteó para seguir a la recepcionista hacia su mesa.

««...Así que este es mi consejo: deberías de fijarte con quién andas...»», luego que su padre le dijera esas palabras en la subasta, Tobirama se había comportado muy extraño, y había aceptado marcharse de la subasta. Miró al albino, notando que se había quedado rígido, como si fuera una estatua y su rostro más pálido que de costumbre; lo miraba con incomodidad y pavor. Ya no existía su porte imperial, ni su mirada frívola, era como si fuera otro hombre; uno nervioso que no podía articular palabra alguna.

—¿Es verdad lo que dijo? —inquirió Sasuke luego de un momento, esperando que Tobirama se lo negara rotundamente, al ver que Tobirama no decía palabra alguna, pasó una mano sobre su cabello, despeinándolo con frustración—. Fui un idiota...

Sintiéndose herido porque la verdad le golpeaba duramente en su rostro, y no queriendo aceptarla, se volteó para irse del restaurante y caminar las calles que hicieran falta hasta el departamento, pero Tobirama lo sujetó de la mano haciendo que Sasuke volviera a mirarlo, esta vez con enojo.

—Sasuke, te lo puedo explicar —susurró Tobirama, tomándolo con más fuerza de la mano, Sasuke se soltó bruscamente y Tobirama hizo una mueca de disgusto—. No te pongas así, no quería decírtelo porque malpensarías las cosas, como ahora.

—¿Y me tengo que venir a enterar por mi padre? —inquirió Sasuke con frialdad, su mirada colérica—. Te gusto porque... porque soy parecido a él, a mi tío. A mi tío muerto —susurró con asco, sin poder creerlo—. Tuve que haberme dado cuenta la primera vez que te vi en el avión de Rusia, cuando me miraste como si me conocieras...

Desde que había puesto un pie en el avión privado lo había notado, pero había creído que era su imaginación, porque nunca sería posible que Tobirama Senju pudiera tener cierta calidez en sus ojos fríos solo por verlo, más cuando nunca se habían conocido. Ahora todo encajaba: que él lo ayudara a progresar; que lo besara en Paris; que Sasuke le preguntara por Izuna en el mar y Tobirama no quisiera hablarle de eso. Y a cada instante, Sasuke pensaba con horror, que Tobirama lo había ayudado para que él se convirtiera en Izuna. Orochimaru, ese viejo leedor de mentes, había estado en lo cierto cuando le advirtió que no le caía nada bien Tobirama. Itachi igual. Ellos lo habían advertido, el único que no había podido hacerlo era Sasuke.

—Te diste cuenta. Eres más atento de lo que pensé —admitió Tobirama, con voz apesadumbrada. El corazón de Sasuke dio un desagradable vuelco al escuchar como Tobirama no lo negaba—. Vamos a otro lugar y hablemos.

—¿Para qué me mientas o intentes encubrir lo que ya de por sí es bastante obvio? ¿De verdad te gusto por como soy o solo porque soy parecido a Izuna? —preguntó, ignorando a los comensales que habían dejado sus cubiertos de lado para observarlos con curiosidad, Sasuke quería arrancarle los ojos a cada uno de ellos por chismosos, y de paso matar a su padre que estaba al final del restaurante, sentado y mirándolos divertidamente. Sasuke hizo un movimiento con su mano, como si negara lo que acababa de decir y le espetó—. Deja, por tu rostro ya sé la respuesta.

Sasuke salió hecho una furia del restaurante, respirando el aire frío de la calle. Sentía en su cabeza punzadas de dolor tan desagradables que pensaba que en cualquier momento esta podría explotarle. Debían de ser como las nueve de la noche y esa era la hora justa del bullicio de la gente que pasaba a su lado casi sin prestarle atención, la mayoría metido en sus propios problemas.

Fama o hermandad (Itasasu) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora