Capítulo 39: Ojos de Búho.

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Eran las cinco de la mañana cuando varios marines se encontraban reunidos en la entrada de la sede. Habían estado tratando de contactar con el capitán Trafalgar, pero éste no atendía las llamadas, cosa que si bien era preocupante, tampoco podían ir a buscarlo en ese preciso momento pues la situación actual era mucho más urgente de atender, además de que Vergo ordenó que lo ignoraran por el momento, pues quería primero arreglar el desastre, antes de que los ciudadanos comunes despierten y empiece a haber aglomeración de gente, pues no quería que esa noticia se esparciera de esa manera, o lo que es peor... No podía permitir que alguna fotografía fuera filtrada y mandada a News Co, pues su reputación se encontraba en juego en este preciso momento.

Y es que para el almirante era demasiado vergonzoso admitir que había subestimado al enemigo, pensó que se trataría de una tarea sencilla que podría resolver en un dos por tres, pero nada había resultado como deseaba hasta el momento, no sólo porque la primera noche en que llegó, resultó en el fatídico incidente de la pareja asesinada y la mocosa traumatizada, sino que incluso ahora había aparecido un tercer cadáver, o bueno... Una parte de este.

En medio del patio frontal, clavada en un tubo metálico enterrado en el suelo, se encontraba la cabeza atravesada de uno de los marines novatos que habían entrado hacía unos tres meses, el rostro de este estaba deformado en uno de completa agonía, la chorreante sangre había manchado la longitud del tubo al igual que el piso en donde a pocos metros de distancia se encontraban los guardias encargados de vigilar la noche anterior, los cuales se encontraban tirados y desperdigados por toda la zona, siendo estos alrededor de unos 20 hombres, los cuales en un principio creyeron muertos, pero al comprobar su pulso resultó que sólo estaban en estado de inconsciencia, ninguno parecía realmente lastimado pero eso no hacía que la escena fuera menos tétrica y humillante, pues el hecho de que el psicópata hubiera elegido usar la sede como punto para mostrar su espectáculo era una claro desafío hacia la marina y sobre todo hacia él como almirante, esto no se vería bien en su expediente y ni siquiera quería que esto fuera reportado a Kuzan pues sabía que éste le reclamaría por permitir que esto siguiera pasando durante su custodia, si no arreglaba las cosas pronto, seguramente mandarían a alguno de los otros almirantes para limpiar el desastre y ciertamente no quería llamar más atención de la necesaría pues no podía saberse de su conexión con los Donquixote.

—¡Limpien este puto desastre ahora! —ordenó furioso ignorando a los pobres marines quienes se encontraban llorando en silencio por el deceso de uno de los suyos— ¡¿No me escucharon?! ¡¿Es que acaso quieren que los ciudadanos vean esto?! —farfulló fastidiado— Se unieron a la marina sabiendo que podrían morir en cualquier momento, ¡Tendrán tiempo para llorar después!

Justo en ese momento comenzó a escucharse al resto de marines murmurando sobre lo horrible que era el almirante y cómo no tenía corazón. Algunos otros suplicaban porque alguien por favor se pusiera en contacto con el capitán Trafalgar, pues sabían que él era mucho más empático y cálido, si estuviera allí sabría qué decir o hacer para darle fuerzas en tiempos de desesperanza, pero ahora la persona que tanto admiraban por alguna razón también se encontraba incomunicada y eso no hacía más que preocupar a todos sus hombres, pues al final de cuentas, los lazos de confianza que el capitán logró construir en ese lugar durante los últimos años no eran poca cosa, querían que él estuviera allí y no un desconocido que daba órdenes a diestra y siniestra sin tomar en cuenta sus sentimientos ni respetando al pobre difunto que no tenía la culpa de nada, pues sabían que lo único que le importaba al almirante era no arruinar su estúpida reputación, en realidad ninguno de ellos en ese punto lo respetaba y sólo querían que su verdadero líder retome el control de la isla.

—¡¿Tienen alguna queja?! —gritó fastidiado al notar la hostilidad con la que todos lo miraban.

—No, almirante... —se apresuró a contestar el vice capitán quien en ese punto se sentía como una reverenda mierda hipócrita al saber que él estaba encubriendo los actos del malnacido quien aún ahora tenía amenazada a su familia— Lo arreglaremos en este momento, déjenos esto a nosotros. Los ciudadanos encontrarán la entrada de la sede impecable, ya he mandado a mis hombres a acordonar la zona para evitar un escándalo.

Corazón Encrucijado •LawLu• ONE PIECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora